En las últimas semanas se están produciendo demasiadas filtraciones en el vestuario del FC Barcelona acerca de cuestiones internas de la plantilla que hacen pensar que no estamos ante un caso de eficacia profesional de los periodistas sino de la acción de un chivato en toda regla que está interesado en que se sepa todo cuanto ocurre allí dentro.
La bronca de Luis Enrique a sus jugadores en el vestuario del Benito Villamarín es la gota que rebasa el vaso de la paciencia de la directiva y de los propios jugadores, que entienden que las informaciones filtradas obedecen a oscuros intereses.