Lejos de irse apaciguando o encontrando vías de entendimiento, el ‘caso Cristiano Ronaldo’ sigue ardiendo y se propaga poco a poco, amenazando con cortar por lo sano el matrimonio más histórico, fructífero y simbólico de esta segunda etapa de Florentino Pérez en la presidencia del Real Madrid.
Las posturas siguen bien diferenciadas. Por un lado, el futbolista cree que el club no le ha defendido lo suficiente y que no es culpable de una situación fiscal que pidió que se arreglara. Entiende que lo que ha sucedido escapa a su control, y que se le está tachando de algo que no es. Quiere irse de España porque se siente maltratado, y lo paga con el club. Bajo el amparo, por otro lado, de Jorge Mendes, quien aprovecha para tratar de sacar tajada después de haber perdido peso e influencia en la entidad madridista por la situación de James Rodríguez, la pérdida del negocio con De Gea y la marcha de Pepe.
El Real Madrid entiende que los problemas de Ronaldo con el fisco no son su guerra ni su culpa. Pese a ello, ya se han ‘mojado’ al sacar un comunicado defendiendo la inocencia del jugador, aun a riesgo de socavar su propia imagen. Dos veces. Pero más allá, comprende la entidad que no puede ir. Y desde luego, no está dispuesta a pagar la hipotética multa, tal y como se asegura desde ciertos sectores que es lo que verdaderamente pretende el luso, ni tampoco a ser obligada a mejorar el contrato de Cristiano sólo porque ahora vaya a tener un agujero de varias decenas de millones.
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