El sorteo celebrado en Washington dejó ver un mapa de carreras hacia el Mundial 2026 que promete transformar cada partido en un capítulo estratégico. El césped habló por sí mismo, y las combinaciones de grupos abren puertas a debates sobre fortaleza, constancia y momento deportivo de cada equipo.
Argentina llega con la etiqueta de campeón vigente, inscrita en un grupo J que parece cómodo en apariencia, con Argelia, Austria y Jordania como rivales iniciales. La lectura del día es más que sencilla: evitar a las grandes hasta fases avanzadas podría convertir el sueño en una ruta más soberana para Lionel Scaloni y su plantilla. En clave local, las portadas destacan la continuidad de Messi como motor de una ilusión colectiva.
México, anfitrión, se enfrenta a un desafío que no se reduce a la cercanía de la sede. Sudáfrica aporta contundencia física y Corea del Sur, experiencia y disciplina, y el desconocido cuarto equipo añade un componente sorpresa que podría complicar la tarea de avanzar sin sobresaltos. El estadio y la atmósfera de cada partido se anuncian como factor decisivo para sostener el nivel durante la fase de grupos.
Colombia llega con el impulso de una campaña reciente que invita a soñar. Portugal y Uzbekistán acompañan a un rival por definir en la repesca, configurando un grupo que desata optimismo en las calles de Bogotá, donde la pasión por ver a Díaz y James Rodríguez encender el ataque es palpable. La identidad de juego imaginada por el cuerpo técnico promete un rendimiento vistoso y competitivo.
Ecuador se presenta con la mirada puesta en la fase siguiente. Alemania, Curazao y Costa de Marfil plantean una prueba dura, donde la solidez defensiva deberá ir de la mano con una mayor productividad ofensiva para no perder el ritmo. El equilibrio entre control y ambición será clave para atravesar la primera ronda.
Uruguay encara un reto con un inicio que exige paciencia y cálculo: España lidera el grupo, pero la presencia de Arabia Saudita y Cabo Verde ofrece ventanas para sorprender si la dinámica de juego acompaña. La historia reciente y la tradición del equipo celeste motivan a soñar con cruces favorables, siempre atentos a las variables del calendario y del viaje.
España, cabeza de serie y favorita en muchos pronósticos, se enfrenta a un grupo que podría facilitar el avance si mantiene la consistencia. El choque inédito frente a Uruguay añade un condimento especial a la competencia, mientras las estrellas de la selección continúan alimentando la esperanza de dar un salto significativo en la fase inicial.
Paraguay llega a tierras estadounidenses con la presión de una afición que espera ver progreso tangible. Estados Unidos y Australia figuran como rivales fuertes, con un tercero por definir entre varios candidatos. Debutar en California se presenta como una prueba crucial para encender la chispa de una campaña que podría abrir puertas en una trayectoria prolongada.
Panamá afronta uno de los cribs más exigentes: Inglaterra, Croacia y Ghana exigen nivel y constancia. La progresión reciente alimenta la confianza, pero el fútbol de alto calibre no perdona errores y cada partido será una oportunidad para demostrar crecimiento sostenido.
Brasil llega al torneo con Carlo Ancelotti al timón, buscando reencontrar su mejor versión en un grupo que se enfrenta a Escocia, Haití y Marruecos. La combinación de experiencia y juventud invita a soñar con un rendimiento sólido que recupera la fe en un proyecto que siempre deslumbra por su talento.
Bolivia, única nación latinoamericana con esperanzas reales en el repechaje, encara un camino que se decidirá entre Guadalajara y Monterrey. Dos destinos que suman presión y oportunidad para acercar a la selección a su objetivo mundialista.
El Mundial 2026, con sedes en Estados Unidos, México y Canadá, se dibuja ya como un laboratorio de estrategias y emociones. Cada encuentro promete iniciar una nueva historia: tácticas, reacciones del público y momentos que podrían definir no solo la clasificación, sino también el relato de cada nación en la ruta hacia la gran cita.

