El Pedro Escartín vivió una de esas noches que quedan grabadas para siempre. La Copa, con su aroma imprevisible y su magia de los humildes, puso frente a frente a un Barcelona de galones europeos y a un Deportivo Guadalajara que, pese a pelear por la permanencia en Primera Federación, jugó como si tuviera en juego algo mucho mayor: el orgullo.
El choque comenzó con media hora de retraso por motivos de seguridad en la grada supletoria, pero de allí en adelante todo fue fútbol, emoción y fe. Desde el primer pitido, quedó claro que el Guadalajara no se iba a rendir antes de tiempo. A los cinco minutos, Eric García probó a Dani Vicente desde casi el centro del campo, obligando al meta local a intervenir de forma espectacular. La grada respondió rugiendo. Cada balón, cada carrera, se celebraba como si fuera un gol.
Guadalajara 0️⃣ – 2️⃣ 𝗕𝗮𝗿𝗰̧𝗮 pic.twitter.com/tDyMZqY1pe
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) December 17, 2025
El 5-4-1 de Pere Martí resultó un muro difícil de romper. El Barça, con Flick repartiendo minutos y probando variantes, apenas inquietó con disparos lejanos de Christensen o Fermín. El 0-0 al descanso era una fiesta en sí mismo, y el “¡Sí se puede!” retumbaba en cada rincón del estadio.
En la reanudación, los azulgrana apretaron. Rashford tuvo el 0-1 en un mano a mano, pero Dani Vicente respondió con temple y reflejos. El partido parecía entrar en terreno pantanoso para el vigente campeón, que empezó a mirar con desconfianza el reloj y con respeto al rival.
La entrada de Pedri y Koundé cambió el ritmo. Apenas un minuto después, Christensen cabeceó un centro de De Jong que, tras rebotar en Julio Martínez, terminó en el fondo de la red. El gol desató la euforia del visitante, pero no quebró el espíritu local. Al contrario: el Guadalajara se creció en la adversidad.
Mendes rozó el empate con un lanzamiento que obligó a Ter Stegen a una estirada de foto, y Cañizo volvió a inquietar con un remate dentro del área. Sólo en los instantes finales, con el Volcado del Guadalajara en ataque y Rashford firmando el 0-2 en la contra, el Barça pudo respirar tranquilo.
El marcador no refleja de todo lo vivido: un Deportivo Guadalajara que jugó con el corazón, que estuvo a un paso de la hazaña y que obligó al campeón a emplearse a fondo. En la derrota, encontró la gloria de las grandes noches coperas.

