Como decíamos ayer aquí, sobran los motivos para visitar Francia en cualquier momento. De hecho es el destino exterior favorito de los españoles año tras año. En 2024 fueron 7,6 millones los españoles que eligieron Francia para sus viajes al exterior, a cambio casi 13 millones de franceses vinieron a España. No hay que explicar las razones para elegir Francia para una escapada o unas vacaciones. Sus animadas ciudades llenas de monumentos y museos, sus variados paisajes desde el mar a la montaña, sus gentes siempre acogedoras y… naturalmente su rica gastronomía son tentaciones suficientes. A continuación, tras las reseñadas ayer, se mencionan aquí algunas otras de la regiones y ciudades que más empeño ponen en seducir a los viajeros españoles y que acuden cada año al encuentro Mediatour que organiza Atout France en varias ciudades españolas. Todas ellas apuestan por la sostenibilidad, concepto imprescindible y de moda en el turismo, la cultura y, por supuesto, la gastronomía. Hay mucho donde elegir, como veremos en este texto redactado por Enrique Sancho siendo las fotos de Regiones de Francia. Tras las cinco propuestas detalladas ayer, veremos hoy las cinco restantes.
Occitanie presume de sus cuatro universos
Con sus espacios naturales preservados y sus impresionantes paisajes, un patrimonio excepcional, así como actividades para todos, Occitania constituye de por sí una pequeña Francia, con su propio acento y sus costumbres. Aquí se pueden descubrir hermosos lugares para viajar dentro de la región. Los Pirineos, Aubrac, las Gorges du Tarn pero también Toulouse, Montpellier o Lourdes son verdaderos destinos que dan a Occitania su temperamento y su belleza. Paisajes, tradiciones, costumbres locales, patrimonio, etc. Estos son los cuatro universos que propone esta activa región.
El mar: yay que dirigirse, en cualquier época del año, a la costa mediterránea de Occitania. Las estaciones balnearias del Gard Camargue, Languedoc, Aude y la región catalana invitan a viajes fabulosos, a descubrir lo mejor del Mediterráneo: la belleza de las playas, la autenticidad de los puertos y pueblos pesqueros, la diversidad de deportes de tabla y actividades al aire libre en el interior.
La montaña: se pueden reponer fuerzas en las montañas de Occitania, preservadas, auténticas y plurales. En el sur, a lo largo de la frontera española, los Pirineos se alzan a más de 3000 metros de altitud. Al este y al norte, el Macizo Central añade más relieve a Occitania, con el Aubrac y las Cevenas, cuyos montes se alzan a 1000 y 1500 metros de altitud.
El campo: bajar el ritmo, disfrutar del tiempo libre, pasarse al modo slow… todo eso se puede encontrar, por ejemplo, en Gascuña, Les Corbières, Larzac o el valle del Dordoña. Y aprovechar para descubrir sus pueblos con carácter con un excepcional entorno: Rocamadour, Conques, Cordes-sur-Ciel, las Gargantas del Tarn…
Las ciudades: hay que descubrir el ambiente, el encanto y el patrimonio de las principales ciudades de Occitania: Toulouse, la capital de la región, cálida, espontánea y apasionada, recibe en su entorno de ladrillos anaranjados, forjado por 2000 años de historia. Grandes monumentos y lugares dedicados a la cultura aeronáutica y espacial se combinan con facilidad, y Montpellier, capital cultural y deportiva, en la que se celebran numerosos festivales y que está llena de estudiantes, que invita también a disfrutar de la fiesta. Estas ciudades, conocidas entre los franceses por su calidad de vida, figuran entre las capitales europeas del turismo urbano. También sorprenden las demás ciudades que cuentan con el sello Gran Sitio de Occitania Sur de Francia: Albi, Carcassonne, Auch, Perpiñán…
Occitania, además, es la primera región termal de Francia. Para hacer una cura o una estancia de fitness, se puede elegir entre 28 balnearios. Para un momento de relax y bienestar total, la región ofrece lo mejor con más de 30 spas termales.
Entre tierra y mar, unos sabores inolvidables. En Occitania existe una larga y sólida tradición gastronómica que se basa en una maestría local excepcional y en unos productos nobles: el foie gras, la trufa negra, el Roquefort y, en el Mediterráneo, la ostra de Bouzigues, la aceituna Lucques del Languedoc, el arroz de Camarga o incluso la anchoa de Collioure. Occitania cuenta con más de 250 productos con sellos de calidad (DOC/DOP, Label Rouge, IGP, AB): desde el cordero del Quercy hasta la fresa de Nîmes pasando por el queso Pélardon de las Cevenas… Especialidades únicas como el cassoulet, de Castelnaudary, de Carcassonne o de Toulouse, se suman a los encantos culinarios de Occitania. En la montaña, está la sopa de col conocida como garbure y el dulce llamado millas en los Pirineos, el aligot en Aubrac, y ambas regiones comparten la tradición del pastel asado al espetón. La costa mediterránea iluminará el paladar de soleadas notas con la brandada de bacalao de Nîmes, la cargolada (parrillada de caracoles) o la gardiane (guiso) de toro. Y por supuesto, todo el mundo conoce la tielle (especie de torta redonda rellena de crustáceos) de Sète y la crema catalana.
Perpiñán, “centro del mundo”
En el sur de Francia y a la misma latitud que Roma, se encuentra la hermosa y soleada ciudad de Perpiñán, el «Centro del Mundo», como dijo el legendario Salvador Dalí: «En la estación de Perpiñán tuve una especie de éxtasis cosmogónico más fuerte que cualquier otro que hubiera experimentado antes. Tuve una visión exacta de la constitución del universo». Situada entre los Pirineos y el Mediterráneo, Perpiñán ofrece una atractiva experiencia. Solo, en pareja, en familia o con amigos, Perpiñán ofrece todas las ventajas de un destino turístico mediterráneo auténtico y acogedor.
Galardonada por el Ministerio de Cultura francés con los sellos de «Ciudad de arte y de historia» y «Arquitectura contemporánea remarcable», Perpiñán tiene un rico patrimonio histórico que sorprende por su densidad, su diversidad y su calidad. Dalí tuvo un fuerte vínculo con Perpiñán, como muchos grandes artistas que han permanecido en la ciudad y dejado su huella en su historia, como muestra el Museo de Bellas Artes Hyacinthe Rigaud, el famoso retratista de Luis XIV. El museo alberga obras de Pablo Picasso, Aristide Maillol, Raoul Dufy y Jean Lurçat.
Hay mucho que ver en Perpiñán, pero hay tres visitas que no hay que perderse: Le Castillet y el museo Casa Pairal, lo más destacado de este monumento es, sin duda, su cima, que ofrece una vista de 360 grados del centro de la ciudad e incluso más allá. Pero para hacer esto, ¡hay que subir 142 escalones!; el Hotel Pams, la joya del Art Nouveau de Perpiñán, la sobria fachada que da a la calle contrasta con el resto del edificio. La imponente escalera de ónix, mármol y estuco, al pie de la cual se encuentra una escultura de Raymond Sudre, decorada con pinturas de Paul Gervais, incluye numerosas representaciones femeninas, como Venus encaramada en la proa de un barco en el primer piso y Cibeles en el techo; El Palacio de los Reyes de Mallorca, ubicado en el corazón de Perpiñán, este soberbio palacio medieval fue durante casi un siglo (1276-1344) el centro del efímero Reino de Mallorca. Fue Jaime I, rey de Aragón, quien dividió su reino en dos, dejando como herencia a su hijo menor, Jaime II, el pequeño Reino de Mallorca, que incluía las Islas Baleares, los condados del Rosellón y la Cerdaña, y el señorío de Montpellier. Este palacio de estilo gótico, con su patio central, arcadas, capillas y hermosas salas repletas de magníficos tapices, reflejaba el esplendor de la época.
Poitiers, del pasado medieval al futuro del siglo XXII en un instante
Las calles peatonales de Poitiers invitan a un paseo de más de 2000 años de historia siguiendo sus joyas arquitectónicas: la iglesia románica de Notre-Dame-la-Grande, el palacio de los duques de Aquitania, la catedral de Saint-Pierre, la iglesia de Saint-Hilaire-le-Grand, el baptisterio de Saint Jean… Cuna de Leonor de Aquitania, de los Condes de Poitou, de los Duques de Aquitania y de Futuroscope, es este suelo, marcado tanto por el pasado como por el futuro, donde la constelación del Grand Poitiers invita a soñar en grande. Quedarse aquí es hacer la elección de vivir grandes momentos, soñar en el presente. En los alrededores aguardan más tesoros y actividades, como en Saint-Benoît, con un entorno preservado donde realizar recorridos entre árboles, a bordo de un kayak o siguiendo un itinerario de geocaching Tèrra Aventura.
Y a un paso, Futuroscope, ese lugar extraordinario donde lo real y lo imaginario se unen. Aquí, se puede llegar a Marte en roller coaster o saltar dentro de un tornado para vivir emociones palpitantes. Embarcarse hacia un viaje increíble alrededor del mundo antes de bailar en los brazos de un robot. Desde junio hay la nueva atracción Misión Bermudas: a bordo de un barco en el que enfrentarse a fenómenos inexplicables antes del descenso final. Y para completar la visita, hay que sumergirse en Aquascope, el nuevo parque acuático, con tres mundos experienciales: el Espacio Sensaciones con 8 toboganes increíbles, el Espacio Inmersión donde nadar en un mundo fantástico y colorido de vídeo mapping y el Espacio Infantil para los más pequeños. ¡Una experiencia acualúdica revolucionaria!
Rennes, festiva y estudiantil
Rennes es una ciudad mosaico de múltiples facetas, una metrópoli a escala humana con un fuerte carácter bretón. Una ciudad festiva y estudiantil, un destino gastronómico con numerosos festivales a lo largo del año. La capital económica y cultural de Bretaña también ha sabido conservar su ambiente de pequeña ciudad, donde todo puede hacerse a pie… Con sus calles peatonales, sus plazas, sus monumentos, sus casas con coloridos entramados de madera y animadas terrazas, seduce por la originalidad de su patrimonio y la hospitalidad de sus habitantes. Una ciudad de tamaño agradable, en la que disfrutar paseando por el centro histórico, que parece un encantador pueblecito con sus tradicionales casas de entramado de madera y sus numerosas tiendas, muy apreciadas por los amantes de las compras. Cuenta también con un rico patrimonio en el Parlamento de Bretaña, cuyas salas interiores están muy bien conservadas. Rennes merece también una visita gastronómica que hará las delicias de todos los amantes de la buena mesa. Con sus numerosos bares y restaurantes de cocina local o exótica, sus tiendas de galletas y chocolates, y sus famosas crepes y galettes. Una visita obligada para los habitantes de Rennes es el famoso «Marché des Lices», uno de los mercados más importantes de Francia, donde, todos los sábados por la mañana, se pueden encontrar productos regionales, dulces típicos de la zona y productores de marisco. Por último, Rennes es también una ciudad verde, rodeada de agua y de espacios verdes, como el famoso «Parc du Thabor» y sus numerosos carriles bici que llevan hasta el Mont Saint-Michel.
Rennes es el destino ideal para visitar los lugares legendarios de Bretaña: en menos de una hora desde Rennes se puede llegar a Saint-Malo y las playas de la Costa Esmeralda, en el corazón del mítico Bosque de Brocéliande, cuna de las leyendas artúricas, o frente al Mont Saint-Michel. Rennes se encuentra también en el cruce de las principales rutas ciclistas que atraviesan la región. Por su ubicación privilegiada, Rennes es el destino perfecto para descubrir todos los tesoros de Bretaña.
Y, además, Mónaco, casi francés
Mónaco es el país más pequeño del mundo en dura competencia con el Vaticano. En sus dos kilómetros cuadrados se ha construido una historia, una leyenda que se remonta a los siglos. Desde el famoso Casino hasta las carreras de Fórmula 1 en sus calles, desde el mundo de las celebridades hasta el mercado local, Mónaco es un destino en constante evolución preservando su ADN. Entre Francia e Italia, entre las montañas y el mar, Mónaco es un destino seguro y comprometido, donde todos pueden venir a vivir su leyenda.
Visitar Mónaco es sinónimo de vivencias únicas. Sorprenden cada uno de sus rincones y sus vistas. Monaco-Ville, Montecarlo, Fontvieille o La Condamine son el escenario perfecto para unas maravillosas fotos de recuerdo. Cocina de lujo, cocinas del mundo, productos tradicionales, alimentación responsable. Restaurantes con estrellas, «brunches» con toques insólitos, terrazas «gourmet» o experiencias culinarias de firma local, responsable y sostenible… El tiempo se detiene al degustar platos que evocan los lugares más exóticos y que prometen un viaje excepcional al país que alberga sus sabores. En Mónaco, las exigencias de los más «gourmets» no se toman a la ligera, y las iniciativas gastronómicas para grandes y pequeños están a la orden del día en el corazón de este territorio. En pareja, en familia o con amigos, el Principado, rincón paradisíaco en el Mediterráneo, es el lugar ideal para vivir el presente y disfrutar de lo mejor de la gastronomía. Mónaco, como ningún otro.
Llegar a todo en un salto con Air France
Los destinos indicados están relativamente cerca de España y es fácil llegar a ellos en coche o en tren. También, claro, puede hacerse en avión. Embajadora del arte francés de viajar desde su fundación en 1933, Air France ofrece a sus pasajeros una experiencia única a bordo de sus aviones y un servicio de excelencia en su amplia red de vuelos en todo el mundo. Air France está presente en España desde su creación, en 1933, fecha en la que ya operaba la ruta Marsella-Barcelona. La compañía ofrece en temporada de invierno vuelos desde seis aeropuertos españoles (Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga, Sevilla y Valencia) hacia París Charles de Gaulle. Para la temporada de verano que se inició a finales de marzo, también ofrece vuelos desde Ibiza, Palma de Mallorca y Tenerife Sur a París-Charles de Gaulle.
Air France colabora con grandes chefs que promueven la excelencia francesa a bordo de sus cabinas La Première y Business y en sus salas VIP de los aeropuertos creando platos excepcionales. Air France reafirma así su papel de embajadora de la gastronomía y el saber hacer franceses en todo el mundo. La compañía se compromete a hacer descubrir a sus clientes la riqueza y la diversidad del patrimonio gastronómico francés con un enfoque más responsable, prefiriendo los productos frescos, locales y de temporada y ofreciendo sistemáticamente una opción vegetariana en todas sus cabinas de viaje.
En la red de corto radio de Air France, que es la que afecta a los vuelos entre España y Francia, Michel Roth ha diseñado una nueva gama de sándwiches «de autor» para los clientes Business, que acompañan el servicio a bordo propuesto por la compañía y se adaptan a los tiempos de vuelo cortos. Pan rústico, buey mechado con mostaza, apio, manzana y curry suave, o un dúo de panes, queso de cabra cremoso, cebolla y chutney de cebollas con nueces: la oferta se renueva cada mes. En la red de medio radio, en la cabina Business, el chef elabora un plato frío para acompañar la comida ofrecida durante el vuelo. Snack de gambas, puerros fundidos o estofado de ternera, las recetas también se renuevan cada mes para deleite de los viajeros frecuentes.
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