En el marco de su presentación de lo que será la Ley de Economía Sostenible, el presidente Zapatero se expresó ayer así en torno al necesario entendimiento ente la patronal y los sindicatos, roto desde hace meses: “El Gobierno estará presente en una nueva fase del diálogo social (…). Es mejor hacer las cosas con un acuerdo que hacerlas sólo por ley”. Muy bien.
Este mismo fin de semana, tras la manifestación contra la política agraria del Gobierno que tuvo lugar en Madrid, Zapatero dijo que en el tiempo de su presidencia de la UE guardaría una “especial sensibilidad” en torno a esta materia. Perfecto.
¡Bien por Zapatero! Más allá de lo que luego haga, alabo su actitud dialogante en materias tan sensibles para nuestra economía como la intermediación entre la patronal y los sindicatos, así como por el fortalecimiento de la política agraria. Sin embargo, comprobada esa propensión por desarrollar leyes y acciones partiendo de un acuerdo propio con los agentes involucrados, me pregunto: ¿Por qué tras la manifestación en Madrid de cientos de miles de personas contra su Ley del Aborto no tardó ni 48 horas en aclarar que no pensaba “cambiar ni una coma” de la misma?
La sociedad, lo dicen las encuestas, el volumen de la propia polémica y varias (y significativas) voces en su propio partido, está “fracturada” en lo que es un claro debate. ¿No piensa el campeón del talante mostrar que realmente lo es y sentarse, al menos, a escuchar lo que le piden los que no piensan como él?
¿Será que Zapatero sólo es tolerante con lo que considera digno de tolerar… aunque divida a toda a una sociedad a golpe de ley? ¿Eso no era lo que llamaban… decretazo?
MIGUEL ÁNGEL MALAVIA
