Aunque podamos encontrar setas durante todo el año, el otoño se considera la estatación preferible para buscar este fruto legendario.

«Ir de setas» puede ser una buena excusa para salir, hacer excursiones, ejercicio al aire libre y, cómo no, degustar después los apetitosos frutos si la recolección ha sido buena.

Eso sí, una constante para todos: sólo se puede consumir una seta si se está seguro de que está clasificada como comestible.

Normalmente el recolector de setas no es un estudioso de la micología como parte de la botánica, capaz de conocer todos los aspectos dl mundo de los hongos; su interés suele ser pasear, buscar, encontrar; reconocer, cocinar y degustar las setas silvestres comestibles.

De tal manera que son, en general, personas con una gran afición: les gustan las setas y les satisface mucho guisarlas y comerlas.

Es especialmente importante recalcar que sería oportuno contar con varias guías convenientemente documentadas sobre el tema, para conocer no sólo las especies comestibles, sino las tóxicas, venenosas y mortales y, sobre todo, despreciar cualquier ejemplar que sea dudoso o que no se conozca perfectamente.

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Autor

Mª Rosario Aldaz Donamaría

Mª Rosario Aldaz Donamaría, profesora de cocina y repostería, autora libro escuela de cocina navarra "El Bosquecillo" y abierta a cualquier sugerencia, opinión o comentario.

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