Viajar hasta Coria es descubrir que algunos de los mayores misterios del cristianismo no están en Tierra Santa ni en las grandes capitales europeas, sino en este pequeño municipio del noroeste de Extremadura.
Aquí, lejos del bullicio turístico, se custodia una de las reliquias más intrigantes y menos conocidas: el mantel que, según la tradición, cubrió la mesa durante la Última Cena de Jesucristo.
La historia, el patrimonio y las curiosidades que rodean este tesoro lo convierten en un motivo inmejorable para recorrer la provincia de Cáceres y dejarse sorprender por una ciudad donde cada rincón narra siglos de leyendas y encuentros culturales.
El mantel de la Última Cena se conserva desde hace más de 500 años en la Catedral de Santa María de la Asunción.
Se trata de un lienzo de lino de más de cuatro metros de longitud decorado con bandas geométricas azules, cuya antigüedad y tejido coinciden con los usados en Palestina durante el siglo I.
Aunque su autenticidad nunca se ha confirmado oficialmente, estudios científicos han revelado similitudes técnicas con la Sábana Santa de Turín, alimentando hipótesis sobre su uso conjunto durante la Pascua judía.
Su hallazgo data del siglo XIV, cuando apareció bajo el presbiterio de la catedral. Pronto se convirtió en objeto de devoción y peregrinaje. Cada 3 de mayo, durante la festividad de la Santa Cruz, miles de fieles acudían a contemplarlo mientras era expuesto desde el llamado Balcón de las Reliquias.
El fervor era tal que hubo que suspender las exhibiciones públicas en 1791 por los desórdenes que provocaban las multitudes.
Entre las curiosidades más llamativas figura la existencia documentada de trece lentejas encontradas junto al mantel, conservadas hoy en Roma. Aunque no hay constancia histórica de que hubiera lentejas en la Última Cena, el número remite a los trece comensales y alimenta las interpretaciones simbólicas.
Una ciudad monumental con pasado milenario
Coria es mucho más que una reliquia. Fundada por los vetones entre los siglos VIII y VI a.C., fue romanizada como Caurium y ha visto pasar visigodos, musulmanes y cristianos. Su casco histórico está envuelto por una muralla romana comparable a las de Lugo o Tarragona, salpicada por puertas monumentales como la Puerta del Sol o la Puerta de San Francisco. El imponente castillo ducal del siglo XV domina el perfil urbano y ofrece unas vistas espectaculares sobre el río Alagón.
El paseo por sus calles revela un mosaico arquitectónico donde conviven conventos mudéjares –como el claustro franciscano perfumado por dulces artesanos–, palacios episcopales y puentes medievales. El Museo de la Cárcel Real narra episodios locales tan singulares como su lucha contra la humedad o su pasado como enclave defensivo estratégico.
Coria como destino turístico: cultura y gastronomía
La ciudad destaca actualmente como referente emergente del turismo cultural y gastronómico en Extremadura. Ha sido reconocida recientemente como Ciudad Gastronómica Extremeña 2025 gracias a su apuesta por fusionar tradición culinaria e innovación. Aquí se celebran festivales dedicados al producto local –como los torreznos caurienses– y fiestas populares como San Juan o las patronales en honor a la Virgen de Argeme.
La oferta turística incluye visitas guiadas a monumentos históricos, rutas literarias inspiradas por autores locales e itinerarios gastronómicos para saborear embutidos ibéricos, quesos artesanos y dulces conventuales.
Principales atractivos turísticos
- Catedral de Santa María de la Asunción: Monumento gótico-renacentista donde se custodia el mantel.
- Castillo Ducal: Fortaleza medieval con vistas panorámicas.
- Murallas Romanas: Recinto amurallado con varias puertas históricas.
- Museo de la Cárcel Real: Colección etnográfica e histórica.
- Puente Viejo: Cruza el Alagón regalando una estampa fotográfica ideal.
- Ermita Virgen de Argeme: Punto clave para entender las tradiciones devocionales.
Curiosidades y anécdotas del lugar
Entre los caurienses circulan historias sobre cómo habría llegado el mantel hasta aquí; algunos sugieren que fue traído por Santiago Apóstol tras sus viajes evangélicos, otros lo vinculan a escondites visigodos o incluso a secretos templarios aún sin desvelar. Durante siglos se atribuían milagros al lienzo; ante sequías o calamidades era procesionado por el campo pidiendo lluvia.
Una leyenda relata cómo algunos fieles llegaban a arrancar pequeños trozos del mantel durante su exposición pública para guardarlos como amuleto protector. De ahí que hoy solo pueda verse bajo estrictas medidas de conservación y seguridad.
Cómo llegar desde cualquier punto de España
Llegar hasta Coria es sencillo gracias a su buena comunicación viaria:
- Desde Madrid, toma la A-5 hasta Navalmoral de la Mata; luego sigue por EX-A1 hasta Plasencia y enlaza con EX-108 dirección norte (aprox. 3h 15min).
- Desde Salamanca, sigue por A-66 hasta Plasencia y continúa hacia Coria (menos de 2h).
- Desde Sevilla, ve por A-66 dirección Mérida-Cáceres-Plasencia; después toma EX-108 (unas 4h).
- La estación más cercana es Plasencia (trenes media distancia), desde donde hay autobuses regulares hacia Coria.
- Si prefieres transporte público directo, varias líneas regionales unen Cáceres, Badajoz o Mérida con Coria mediante autobús.
| Origen | Ruta principal | Tiempo estimado |
|---|---|---|
| Madrid | A-5 + EX-A1 + EX-108 | 3h 15min |
| Salamanca | A-66 + EX-108 | 2h |
| Sevilla | A-66 + EX-108 | 4h |
Un viaje para los sentidos
Visitar Coria es sumergirse en un cruce milenario donde cada piedra guarda ecos del pasado.
Su mantel sagrado no solo atrae a estudiosos o peregrinos religiosos; fascina también a quienes buscan autenticidad lejos del turismo masivo. Aquí se respira historia viva entre murallas romanas, se saborea Extremadura en cada bocado y se descubre un patrimonio espiritual poco conocido pero universal.
En tiempos donde lo genuino cobra valor, Coria emerge como destino imprescindible para entender otra cara –más secreta– del legado cultural español.

