LA MUERTE DE LOS 14 PARAMÉDICOS PALESTINOS

Netanyahu anuncia la división de Gaza y aumenta la presión sobre los terroristas de Hamas

La creación del "Eje Morag" se produce mientras el primer ministro israelí se prepara para reunirse nuevamente con el presidente estadounidense Donald Trump

Netanyahu, Trump y la Franja de Gaza
Netanyahu, Trump y la Franja de Gaza. PD

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha anunciado esta semana la creación de un nuevo corredor en el sur de Gaza, denominado «Eje Morag«, una medida que, según sus palabras, busca «dividir» el enclave palestino y aumentar la presión sobre los terroristas de Hamás.

Este anuncio llega en medio de una intensificación del conflicto en la Franja, con cada ataques más letales del IDF.

El «Eje Morag» se extiende desde el este al oeste de Gaza, entre las ciudades de Khan Younis y Rafah, atravesando zonas agrícolas previamente designadas por Israel como áreas humanitarias para refugiados palestinos.

Su nombre proviene de un antiguo asentamiento israelí desmantelado en 2005.

Netanyahu lo ha calificado como una estrategia para dividir Gaza físicamente y cortar el acceso entre estas dos ciudades clave.

Este eje recuerda a otras iniciativas similares del Ejército israelí, como el Corredor de Netzarim en el norte de Gaza o el Corredor Filadelfi cerca de la frontera con Egipto.

Ambas estructuras fueron diseñadas con fines estratégicos para limitar los movimientos dentro del enclave y ejercer control territorial.

Sin embargo, esta nueva división parece tener un objetivo más inmediato: presionar a Hamás para que libere a los rehenes aún en su poder, según declaraciones del propio Netanyahu.

Impacto sobre el terreno

Las consecuencias de esta estrategia son devastadoras para los habitantes de Gaza.

Desde que Israel retomó los bombardeos masivos en marzo tras el colapso del alto al fuego de enero, más de 50.000 palestinos han muerto.

Rafah, una ciudad densamente poblada antes del conflicto, ha sido objeto de intensas ofensivas terrestres y aéreas.

  • Desplazamientos masivos: Decenas de miles han huido a pie hacia zonas inseguras dentro del propio enclave.
  • Crisis humanitaria: Israel ha bloqueado completamente el suministro de alimentos, combustible y ayuda humanitaria a Gaza, agravando una situación ya crítica.
  • Muertes civiles: Según reportes locales, los ataques han alcanzado áreas residenciales y hospitales, incluyendo la ejecución de personal médico.

Además, organizaciones humanitarias han condenado estas tácticas como crímenes de guerra, señalando que la población civil está siendo utilizada como herramienta en un conflicto geopolítico mayor.

La creación del «Eje Morag» se produce mientras Netanyahu se prepara para reunirse nuevamente con el presidente estadounidense Donald Trump.

En su última reunión, Trump propuso reubicar permanentemente a los desplazados palestinos fuera del territorio gazatí y sugirió que Estados Unidos podría liderar un esfuerzo para «reconstruir» la región. Estas ideas han sido ampliamente criticadas por países árabes y organizaciones internacionales por considerarse una violación flagrante del derecho internacional.

Por otro lado, la estrategia militar israelí busca consolidar su control sobre áreas clave de Gaza bajo el pretexto de crear zonas seguras para Israel. Según declaraciones del ministro de Defensa israelí, esta expansión territorial incluiría grandes áreas del enclave como parte de las zonas de seguridad del Estado israelí.

Hamás mantiene en su poder a 59 rehenes israelíes —24 confirmados vivos— y exige un intercambio por prisioneros palestinos, un alto al fuego duradero y la retirada israelí como condiciones para su liberación. Mientras tanto, las familias israelíes afectadas continúan presionando al gobierno por una solución diplomática urgente. Sin embargo, las tensiones internas dentro del gabinete israelí dificultan avanzar hacia acuerdos concretos.

La muerte de los 14 paramédicos en Rafah

El 23 de marzo de 2025, la Media Luna Roja Palestina (PRCS) y la Defensa Civil de Gaza perdieron contacto con un grupo de 16 paramédicos y rescatistas que se dirigían a Rafah para atender a heridos tras bombardeos israelíes.

Testigos locales afirmaron que el convoy, compuesto por ambulancias, un camión de bomberos y un vehículo de la ONU, fue atacado por fuerzas israelíes en la zona de al-Hashashin, cerca de Tel al Sultan.

Ese mismo día, Israel había ordenado la evacuación de civiles en el área, lo que coincidió con una intensificación de operaciones militares tras el fin de un alto el fuego de dos meses, el 18 de marzo.

Cinco días después, el 28 de marzo, se encontró el cuerpo de uno de los trabajadores, Anwar Abdul Hamid al Attar, jefe de la misión de la Defensa Civil en Rafah, junto a vehículos destruidos.

El 30 de marzo, tras negociaciones para acceder al área bajo control israelí, equipos de la PRCS y la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) exhumaron 14 cuerpos más de una fosa común.

Entre las víctimas había ocho paramédicos de la PRCS, cinco rescatistas de la Defensa Civil y un empleado de la UNRWA (agencia de la ONU para los refugiados palestinos).

Un paramédico, Assad al-Nassasra, sigue desaparecido.

Versión de la Media Luna Roja

La PRCS y otras organizaciones, como la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) y la ONU, han calificado el ataque como un «crimen de guerra».

Según sus reportes, los paramédicos fueron atacados deliberadamente mientras realizaban labores humanitarias, con vehículos claramente identificados con emblemas de emergencia.

Un video presentado por la PRCS ante la ONU muestra al convoy avanzando con luces de emergencia antes de ser atacado, refutando afirmaciones posteriores de Israel.

La ONU, a través de figuras como Philippe Lazzarini (jefe de la UNRWA) y Tom Fletcher (jefe de OCHA), denunció el incidente como una «profunda violación de la dignidad humana» y exigió justicia, señalando que los trabajadores fueron «atacados uno por uno» y enterrados intencionalmente con excavadoras.

Versión del ejército israelí (FDI)

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) reconocieron haber disparado contra el convoy el 23 de marzo, pero ofrecieron una narrativa diferente.

Inicialmente, afirmaron que los vehículos se acercaron «sin coordinación previa, sin luces ni señales de emergencia» y de manera «sospechosa» hacia las tropas, lo que llevó a abrir fuego.

Las FDI alegaron que entre los muertos había un agente de Hamás y ocho «terroristas» de Hamás y la Yihad Islámica Palestina, aunque no han presentado pruebas públicas para respaldar esta afirmación.

Posteriormente, tras la difusión de un video que mostraba las luces de emergencia activadas, el ejército corrigió su declaración inicial, admitiendo que fue un error decir que los vehículos carecían de señales, pero mantuvo que algunos de los fallecidos eran combatientes.

También afirmaron que sus soldados cubrieron los cuerpos con tierra «para evitar que fueran devorados por perros».

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