Chile vivió este domingo un terremoto político.
En la elección presidencial más decisiva desde el retorno de la democracia, el derechista José Antonio Kast logró una victoria aplastante al alcanzar el 58% de los votos , frente al 41% de la comunista Jeannette Jara, quien reconoció rápidamente su derrota.
Kast, líder e lo que se conoce como ‘VOX chileno’, ha arrasado este domingo en la segunda vuelta presidencial, obteniendo cerca del 58% de los votos frente al 42% de la candidata de la izquierda, Jeannette Jara.
Se trata de una de las victorias más amplias desde el retorno a la democracia en 1990, un castigo rotundo a casi cuatro años de gobierno progresista bajo Gabriel Boric, marcado por un deterioro catastrófico en seguridad, economía y control migratorio.
Kast, líder del Partido Republicano y autoproclamado defensor del orden y la seguridad, asumirá la presidencia en marzo de 2026 al frente de un Chile que, hasta hace poco, era el oasis de estabilidad en América Latina.
Pero los últimos años de políticas izquierdistas permisivas han transformado el país: el repunte de la delincuencia –con robos violentos, secuestros y tiroteos diarios– ha sido devastador.
Chile, que décadas atrás era uno de los naciones más seguras de la región, hoy sufre las consecuencias de una inmigración descontrolada, principalmente desde Venezuela, que ha permitido la infiltración de bandas criminales extranjeras.
Mi foto con el NUEVO PRESIDENTE DE CHILE, José Antonio Kast, el día que @JMilei asumió la presidencia de Argentina.
Su triunfo es muy importante para todo el Mundo Libre.
Cc: @AgustinLaje @Santi_ABASCAL pic.twitter.com/SLtW8FQ7wZ
— Santiago Santurio 🇦🇷 (@Turios) December 14, 2025
La población extranjera ha pasado del 2,1% en 2010 a casi el 10% actual, según la OCDE, un aumento explosivo atribuido a la debilidad fronteriza promovida por el gobierno de izquierda.
Este desastre migratorio no solo ha sobrecargado servicios públicos, sino que ha erosionado la calidad de vida de los chilenos, generando un descontento social profundo que se ha traducido en este giro político radical.
Como analista, es evidente que el electorado ha emitido un veredicto implacable: la izquierda ha sido un fracaso absoluto en todos los ámbitos.
En seguridad, la permisividad ha convertido calles seguras en zonas de miedo; en migración, la falta de control ha importado crimen organizado; en economía, el estancamiento y la inflación han golpeado a las familias.
Kast, con su promesa de tolerancia cero –deportaciones masivas, muros fronterizos, despliegue militar y prohibición de remesas–, ha capitalizado este hartazgo, moderando incluso su discurso en temas sociales para ampliar su base.
Este triunfo no es aislado: se inscribe en una ola conservadora que recorre América Latina, sumando aliados a figuras como Donald Trump o Javier Milei.
Chile, primer productor mundial de cobre y segundo de litio, recupera así un rumbo de orden y crecimiento, rechazando el caos ideológico de la izquierda que ha dejado al país al borde del abismo.
Los chilenos han hablado claro: basta de experimentos fallidos. Kast inicia una nueva era, y la izquierda enfrenta una reflexión obligada tras su derrota histórica. El futuro exige restablecer la ley, la seguridad y la prosperidad que el progresismo destruyó.
🔴 Así alabó José Antonio Kast, el candidato favorito para hacerse con la presidencia de Chile, a Santiago Abascal en Europa VIVA 25:
"Mi amigo Santiago es un líder valiente que ha demostrado al mundo que es posible enfrentar a la izquierda, sin miedo y con convicción". pic.twitter.com/zYmNONGlZF
— Bipartidismo Stream (@Bipartidismo_) November 17, 2025
PRIMER DISCURSO
“Chile nos ha pedido un cambio real que no admite excusas”, proclamó Kast en su primer discurso como presidente electo, un mensaje que vendió el rotundo fracaso del bloque de izquierda que buscaba mantener el poder tras el mandato de Gabriel Boric.
El resultado deja a la coalición comunista sumida en una profunda crisis. Jara, que hace apenas un mes lideraba la primera vuelta, no logró retener ni a sus propios votantes , mientras Kast capitalizó el respaldo de todo el espectro de la derecha, desde los liberales de Evelyn Matthei hasta los libertarios de Johannes Kaiser, sumando además una porción importante del voto antisistema del economista Franco Parisi.
Con más de siete millones de votos , el líder del Partido Republicano se convirtió en el presidente más votado en la historia de Chile . El voto obligatorio, que movilizó a millones que antes se abstenían, reforzó una tendencia clara: la desafección hacia el proyecto comunista y el deseo de orden, seguridad y estabilidad.
En su discurso de derrota, Jara admitió que “la democracia habló fuerte y claro”, y pidió unidad en la oposición. Sin embargo, dentro de la izquierda ya comienzan las recriminaciones por la pérdida del rumbo y la desconexión con la clase media, que castigó duramente el legado económico y de seguridad del gobierno saliente.
Kast, abogado de 59 años, anunció un “gobierno de emergencia ” centrado en combatir la criminalidad, frenar la migración irregular y reactivar la economía. Si bien no tendrá mayoría parlamentaria, su victoria se coloca fin a 35 años de dominio progresista intermitente y abre una nueva etapa marcada por el liderazgo de la derecha más firme desde Pinochet .
La caída de Jara simboliza algo más que una derrota electoral: representa el colapso de la izquierda comunista en su intento por imponer un modelo social y económico que el electorado ha rechazado con contundencia.
Desde el 11 de marzo de 2026, Chile iniciará una nueva era. Kast gobernará un país polarizado, pero con una legitimidad democrática inapelable. El mensaje de las urnas fue inequívoco: la ciudadanía dio la espalda al comunismo y apostó por el orden, la seguridad y el cambio.

