Tararúúúúúú !!!

Chirriante lamento surge detrás de la esquina y sube calle Mayor arriba. Palencia se sobrecoge y estira el cuello para ver a los penitentes cruzar los Cuatro Cantones. Se sosiega el siseo de los soportales y el seco sonido de las sandalias sacude el suelo. Calla el pueblo, espera en silencio y clava los ojos en Jesús Nazareno, detenido para recuperar el resuello.
Él devuelve el gesto y encuentra consuelo en el rostro confuso de una niña que abre la boca con asombro y pregunta en silencio tajante y sincero cómo pudo ocurrir, pero sólo el misterio es la respuesta, sólo la fe tiene palabras, sólo en el sentimiento hay explicación.

Un joven, oculto de sus amigos entre la muchedumbre, se sacude el flequillo, ve la escena y siente sacudir su corazón pero nunca se atreverá a confesarlo. Un turista, siempre atento al folklore, saca la foto de su estremecimiento mientras Cristo eleva su rostro al cielo y clama inútilmente sin que la cámara lo perciba.

Rudas carracas raspan los rígidos pilares de los soportales mientras suaves capirotes de seda suavizan el asunto y le quitan importancia. Se cierra el cielo y la tarde se oscurece, sobre el riguroso silencio castellano pasa el vuelo leve de una capa y con la voz de aviso se alza el paso y sigue la procesión. Semblantes de asombro tratan de percibir qué hay detrás de tanto sentimiento sin encontrar réplica, quizá porque la respuesta no está en el viento sino en el ánimo de los corazones que empujan las andas que llevan a Cristo en vuelo.

España hace una pausa de tres días en su descreído devenir y vuelve, sólo temporalmente, por la senda de la tradición. Hoy la vida es Vía Dolorosa y al final espera el calvario de la crisis. Dos esquinas más allá en los luminosos altares que la modernidad ha levantado en todas las casas, becerros de oro de la vulgaridad general son adorados con pedestres palabras y reciben el incienso cotidiano de la zafiedad popular. Nadie se sonroja de la obscenidad repetida, de la chabacanería continuada; sanchopancesca España surge imparable y alimentándose de ignorancia y resentimiento tiene cada día más postrados clientes.

Mañana volverán las aguas sociales a su laico y materialista cauce, que el trabajo es el trabajo y el compañero, un enemigo. Se archivarán sentimientos y emociones hasta el año que viene y todo volverá a empezar. Es sólo un paréntesis para descargar responsabilidades y permitir que todo siga igual. Como si nada hubiera pasado.

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Pedro de Hoyos

Escribir me permite disfrutar más y mejor de la vida, conocerme mejor y esforzarme en entender el mundo y a sus habitantes... porque ya os digo que de eso me gusta escribir: de la vida y de los que la viven.

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