Ya saben que Pedro Sánchez adelantó el balance de fin de año a este lunes 15 de diciembre de 2025 al mediodía… Le huele el culo a pólvora.
El presidente del Gobierno realizó la reflexión habitual del fin del año político una semana antes de lo habitual, teniendo en cuenta que, el pasado 2024, el líder del Ejecutivo compareció el 23 de diciembre, un día antes de Nochebuena, para ofrecer una rueda de prensa tras el último consejo de ministros.
El panorama para este futuro 2026 es bastante negro, la Justicia se cierne sobre él y la gente que le rodea, y está más perdido que un pulpo en un garaje.
En ‘La Retaguardia a fondo’ valoramos todo ello de la mano de Almudena Negro, alcaldesa de Torrelodones, y de César Sinde, redactor en Periodista Digital.
Un balance tétrico
En la comparecencia, en lugar de pedir perdón y asumir responsabilidades, ha sacado pecho de la “transparencia” de Ejecutivo y de su partido; de apoyo a las víctimas y de avances en igualdad.
Por si fuera poco, ha enmarcado las denuncias por acoso y los casos de corrupción como algo estructural que pasa en todos los trabajos y organizaciones pero que gracias a los protocolos han actuado con “firmeza” y ha animado a denunciar cualquier abuso.
Sin embargo, en su relato ha pasado de puntillas por un dato clave: el PSOE se ha negado en varios casos a trasladar los expedientes a la Fiscalía pese a la gravedad de algunas acusaciones. Esa resistencia a llevar los asuntos a los tribunales cuestiona el mensaje de tolerancia cero que Sánchez repite desde el atril. Cuando presume de ejemplaridad feminista, lo hace mientras su partido gestiona con opacidad parte de esos expedientes internos, según las informaciones publicadas.