La jauría de miserables espera a diario su ración de desperdicios en un vertedero estatal gigante conocido como el «cinturón ecológico» del Ceamse. Centenares de chicos, mujeres, hombres y viejos, aguardan la señal de la Policía, el pistoletazo mudo de salida que les autoriza a adentrarse en una montaña de basura diferente: los desechos de los supermercados, de las grandes superficies, de las cadenas de tiendas… Un almacén, revuelto a cielo abierto, de salchichas, carne picada, comida para animales y productos lácteos; pero también, de muebles defectuosos, electrodomésticos o equipos electrónicos descartados … La mayoría de los «villeros» (habitantes de barrios de chabolas) llegan en bicicletas desvencijadas, en carros que tiran como bueyes o andando. Aguardan a las cinco y media de la tarde …
Lea el artículo completo en www.abc.es