Olvidarse de la casa, cerrar la puerta a un sueño convertido en pesadilla y volver a empezar de cero. Eso es lo que le gustaría a Pedro, a Lucía, a Teresa, a Javier y a tantos y tantos miles de personas que viven con el miedo en el cuerpo, con la angustia de perder su vivienda por la que tanto han luchado … Entregar su casa y quedarse en paz, al menos con los bancos. Pero no siempre es así.
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