Pactaban bajo cuerda un precio más elevado del que hubiera sido lógico, tras acordar con el 'beneficiado' que una parte de ese dinero volvía a sus manos de forma discreta y sin recibo alguno
La sombra de la sospecha es alargada. El BBVA, fiel a la tradición bancaria, guarda un hermético silencio y ha intentando zanjar el turbio asunto sin levantar olas.
El problema es que los implicados son conocidos, han manejado muchos millones de euros, trataban -habitualmente con desdén- a los medios de comunicación y el rumor de que se lo ‘estaban llevando crudo‘ es ensordecedor.
Poco a poco van aflorando detalles del tinglado con el que algunos listos se embolsaban a manos llenas la pasta y produce vergüenza ajena.
El primer indicio fue la destitución en julio de 2012 de Ignacio Maldonado, director del área de Marketing, Publicidad y Patrocinios.
No se anunció ni se le dió relieve pero un par de meses después, se filtró que había sido fumigado por lo que eufemísticamente calificaba el BBVA de ‘prácticas irregulares en la gestión’.
Desde el banco, para el que la imagen de seriedad es clave, nadie quiso hablar y todo lo más, a escondidas y en murmullos, algun alto directivo se limitó filtrar que estaban en plena auditoría interna «para esclarecer los hechos e iniciar acciones judiciales».
Los hechos no eran otros que los chanchullos de Maldonado con proveedores, incumpliendo el código de conducta del BBVA. Chanchullos en los que, evidentemente, no operaba solo.
Maldonado sobrefacturaba, al parecer, los servicios del banco en el área que dirigía, el de Marketing y Publicidad. En otras palabras: pactaba bajo cuerda un precio más elevado del que hubiera sido lógico, tras acordar con el ‘beneficiado‘ que una parte de ese dinero volvía a sus manos de forma discreta y sin recibo alguno.
El banco, en la inopia, pagaba a tocateja, el proveedor sacaba más de lo que había soñado y Maldonado y sus cuates se llenaban el bolsillo.
Una práctica de la que fueron alertados el pasado mes de junio dirigentes del banco por alguno de los que se sintió perjudicado por los apaños.
Tras tener conocimiento del enredo, BBVA abrió una auditoría en dicha división para evaluar el trabajo que estaba llevando a cabo Maldonado, sobre todo en lo que se refiere a patrocinios de la Liga española y la NBA.
Hacia el 15 julio, le cortaron la cabeza a Maldonado. Lo que no ha quedado claro es si el BBVA ha iniciado acción legal alguna.
Con él, salieron otros dos miembros de su equipo, aunque no ha trascendido su identidad. Una depuración de responsabilidades en toda regla. Según fuentes de una cadena extranjera, una de las personas que han dejado el puesto ha sido María Fernanda Laverde.
OTROS MOVIMIENTOS
Hace escasamente una semana, el 5 de noviembre de 2012, se hizo público que también abandona su cargo Gregorio Panadero, director de comunicación de BBVA. En este caso se alegan ‘motivos de salud’.
Panadero, que deja también su puesto en el comité de dirección del banco ha sido reemplazado en ambos cargos por Ignacio Moliner, hasta ahora director adjunto de comunicación y marca de la entidad.
Panadero fichó como dircom de BBVA en 2009 en sustitución de Javier Ayuso (ahora en la Casa Real). Procedía de la constructora Ferrovial, donde era director de comunicación y responsabilidad corporativa. Anteriormente había trabajado en el departamento de comunicación de Caja Madrid y fue director mundial de comunicación y reputación corporativa de Deloitte.
EL PERFIL DE MOLINER
Moliner es un hombre de toda la vida de la entidad, donde empezó en 1994 como responsable de mercados de capitales de renta variable de Argentaria antes de la fusión con BBV. Fue el creador de Uno-e, el banco online que BBVA lanzó en los tiempos de la burbuja tecnológica y ha ocupado varios cargos de responsabilidad hasta desembocar en el área de comunicación en 2010. Es licenciado en Económicas y MBA por IESE.
En un vídeo enviado a los empleados del banco y como si quisiera ahuyentar rumores, el presidente Francisco González agradece los servicios prestados a Panadero:
«Conociéndole, estoy convencido de que muy pronto seguirá impulsando decenas de proyectos. Todos sabemos de su dinamismo, de su enorme imaginación y de su gran capacidad de trabajo».
CAMBIOS GENERALES
La reorganización es amplia, aunque es difícil atribuirla a las mismas causas o vincularla con algo irregular.
La Comunicación Corporativa Global estará desde ahora dirigida por Alberte González Patiño, que se reincorpora al equipo de BBVA tras su salida de Ono para encargarse de la comunicación interna y externa y de las áreas de negocio del Grupo.
Dentro de esta rama se crea una nueva dirección para coordinar la comunicación de los países de habla hispana, que dirige José Luis Rodríguez, mientras que Adolfo Zarza es el responsable del departamento para España y Portugal.
La división de Comunicación Digital recae en Jesús Frej, que pretende dar la mayor difusión posible a la compañía a través de los canales online y, en especial, de las redes sociales y multimedia.
Ángel Alloza dirigirá Estrategia & Evaluación e Ignacio Maldonado Publicidad Corporativa & Contenidos. En cuanto a la unidad de Responsabilidad Corporativa, será Toni Ballabriga quien se ocupe de ella, mientras que Sonia González queda al mando de la Comunicación Institucional.
OTROS QUE SE VAN
Todos estos cambios llegan una semana después de que Pablo Fernández Calvo, antiguo Director de Comunicación Corporativa, abandonara la entidad financiera tras llegar a un acuerdo con la empresa.
El BBVA ha abierto el concurso para que medios y agencias de publicidad puedan presentar nuevos proyectos para la distribución y promoción de contendidos y campañas de todo aquellos que tenga que ver con el patrocinio del banco, dejando en suspenso a los proveedores anteriormente contratados.
La determinación es abrir una nueva etapa ‘transparente en la gestión’.
