La marquesa acaba de regresar de un viaje a Chile donde su marido Carlos Falcó, además de ir como presidente del Círculo Fortuny (conglomerado de empresas de lujo españolas), tiene contactos con bodegas de vino chilenas. El marqués de Griñón tiene sus propias marcas de vino y aceite que exporta con éxito al mundo entero.
A sus 39 años, la malagueña está encantada con su experiencia chilena porque ha sido recibida por lo mejor de la sociedad de aquel país, con un trato que no ha encontrado entre los amigos españoles y la aristocracia a la que pertenece su marido, según recoge Informalia.
Ni los hijos de Carlos Falcó ni los círculos habituales en los que se ha movido el marqués toda su vida han aceptado a Esther Doña como en su día recibieron a Isabel Preysler. En la fiesta nupcial que celebraron los marqueses en el palacio de El Rincón el pasado mes de setiembre, no estaban los grandes títulos nobiliarios con los que se codea habitualmente Carlos Falcó, ni las caras importantes de la prensa del corazón. De sus cinco hijos, solo Duarte asistió. Por por cierto, que ya no vive con su padre y Esther Doña, después de un desencuentro con su madrastra. Y se rumoreó también que la mayor parte de los invitados a aquella fiesta apenas tenían trato con los recién casados, y estaban allí poco menos que como figurantes elegidos por la revista Hola para decorar la exclusiva. «Le tienen envidia, la sociedad de Madrid es muy dura y muy clasista», defiende a Esther un conocido personaje que pide el anonimato.
