Solo engaña a los muy cafeteros o a aquellos a los que aún siguen más despistados que un pulpo en un garaje.
Pero Pedro Sánchez es consciente de que su interminable discurso de investidura en el pleno del Congreso de los Diputados del 15 de noviembre de 2023 estuvo lleno de unos olvidos imperdonables para alguien que pretende seguir cuatro años más gobernando desde La Moncloa.
El dirigente del PSOE se marcó una intervención marcada por los olvidos y trató de tapar lo que no dijo con una extensa carta a los Reyes Magos, una pila inacabable de ayudas económicas que, por supuesto, tendrán que sostener los españoles con sangre, sudor y lágrimas.
Tampoco hizo mención alguna a los socios proetarras, nacionalistas y golpistas sobre los que descansará su legislatura y, de manera muy discreta, metió de rondón la amnistía, pero tratando de vender una realidad inexistente a ojos de los analistas políticos.
Y los independentistas, evidentemente, se dieron cuenta del matiz introducido por Pedro Sánchez y no se reprimieron lo más mínimo a la hora de pedirle cuentas y recordarle que aún no se había votado la investidura.
Uno de los mejores resúmenes de lo que fue la infumable chapa del candidato socialista lo hizo Ana Rosa Quintana en ‘TardeAR’ (Telecinco).
La presentadora estrella de Mediaset sacó uno por uno todos los temas que Sánchez había omito en su alocución al plenario de la Carrera de San Jerónimo:
Había mucha expectación sobre lo que iba a decir Pedro Sánchez en su discurso de investidura. Un discurso frentista de casi dos horas, más otra hora de réplica y más otra media hora de más réplica donde se ha nombrado jefe de la oposición a la propia oposición y presidente de una parte nada más de los españoles, de los que le votaron a él.
La comunicadora subrayó que lo realmente trascendente fue todo lo que el aspirante a revalidar mandato se calló durante sus casi dos horas en la tribuna de la Cámara Baja:
La noticia es lo que no ha dicho. No ha mencionado a sus socios de investidura, ni a ERC, ni a Bildu ni a Junts y mucho menos a Puigdemont. No ha pronunciado nada sobre los socialistas históricos que no apoyan una medida que no es de izquierdas. Ha tardado una hora y 25 minutos en pronunciar la palabra amnistía, que es la moneda de cambio gracias a la cual va a ser investido presidente. Tampoco ha explicado la quita de la deuda a Cataluña ni en qué consiste la figura del verificador con el que se va a reunir en Ginebra, ni por qué ha maniatado a los jueces para que presenten recursos a la amnistía. Tampoco ha explicado por qué tardado cinco años en redactar esta ley si era buenísima para garantizar la convivencia entre españoles.
Ana Rosa Quintana resumió a la perfección dónde radicaba la necesidad real de la amnistía:
Pedro Sánchez se justifica señalando que hace de la necesidad virtud. Así que señor Sánchez, nadie necesitaba esta amnistía salvo 400 imputados por diferentes causas. Hoy el lema ha sido esa vieja viñeta de ‘yo o el caos’ o ‘yo y la amnistía o la ultraderecha’.