Mañana a estas horas, estaremos a punto de conocer los detalles de la sentencia del caso de los ERE. El mayor caso de corrupción política en la historia de España, un caso en el que más de 800 millones de euros (más de un millón de millones de pesetas para los que peinamos canas) fueron despilfarrados y otorgados a los «amigotes» sin ningún criterio, salvo el mayor caciquismo que se puede llevar a cabo en política.
La sentencia llegará justo una semana después de la firma de ese preacuerdo con 10 puntos, firmado por Pedro y Pablo y que tiene toda la pinta de poder salir adelante gracias al «contubernio» con los separatistas catalanes de ERC y los proetarras de Bildu entre las 9 formaciones imprescindibles para que fructifique semejante «desaguisao».
En este minuto de juego solo quedan dos posibilidades para que este pacto descarrile de forma estrepitosa, una, que Puigdemont desde su retiro dorado en Waterloo decida dar la orden a Torra para ir a elecciones en Cataluña de forma inminente, lo que dejaría a ERC en fuera de juego y temblando cual corderito si apoya o se abstiene en la formación del gobierno y la otra, la que puede surgir mañana, la sentencia de los ERE.
Una sentencia «dura» y «contundente» de los imputados socialistas, personajes que lo han sido todo en el PSOE, como Chaves y Griñan, Presidentes del partido, ministros, vicepresidentes y todo tipo de altos cargos durante lustros, pueden ser, en caso de ser condenados, la prueba de que en el PSOE, esta forma de gestionar el dinero público ha sido el «sota, caballo y rey» y puede ser «letal» en las conversaciones que se abren para la formación del gobierno con el resto de partidos que tienen que apoyar con el «si», si o si, para poder salir adelante.
