Este jueves, 19 de junio de 2025, la Policía Nacional ha anunciado la desarticulación de una red criminal que, desde Ceuta y Algeciras, organizaba el cruce ilegal de migrantes marroquíes hacia España.
La operación, desarrollada con la colaboración de Europol, pone al descubierto la sofisticación y brutalidad de unas mafias que han hecho del tráfico de personas un negocio multimillonario.
La noticia llega en un momento en el que las rutas migratorias por el Estrecho vuelven a centrar la atención mediática y política.
Según los datos policiales, la organización ha sido responsable directa del ingreso clandestino de al menos 200 migrantes, generando más de 2,5 millones de euros en beneficios gracias a un “pack completo” que incluía viaje, hospedaje y traslado hasta el destino final por hasta 14.600 euros por persona.
Un negocio criminal: viaje, hospedaje y amenazas
El modus operandi era meticuloso y despiadado. Los migrantes pagaban cantidades que rozaban los 15.000 euros para acceder a un “servicio integral”: desde su salida en Marruecos hasta pisos clandestinos en Ceuta, donde eran retenidos bajo amenazas y en condiciones precarias —sin apenas acceso a comida— hasta abonar la totalidad del precio pactado.
Solo cuando las condiciones meteorológicas lo permitían eran embarcados rumbo a Algeciras. Durante estos trayectos marítimos —descritos por los investigadores como “extremadamente peligrosos”— la organización aprovechaba para transportar simultáneamente droga, especialmente hachís y comprimidos de clonazepam usados para fabricar la llamada “droga de los pobres” o karkubi. Este modelo de “cargas mixtas” maximizaba los ingresos del grupo delincuencial.
Detenciones e incautaciones
La operación se ha saldado con la detención de ocho personas, entre ellas un menor de edad; tres han ingresado ya en prisión preventiva. Los agentes han intervenido:
- 22 kilogramos de hachís
- 10.800 comprimidos de clonazepam
- 47.000 euros en efectivo
- Embarcaciones utilizadas en las travesías
- Vehículos empleados para los traslados
- Joyas y armas blancas
El arresto de uno de los cabecillas se produjo en Ibiza, lo que evidencia el alcance nacional del grupo. La red tenía ramificaciones tanto en Marruecos —donde los migrantes eran inicialmente alojados— como en diferentes puntos del territorio español.
Las rutas: el Estrecho como corredor principal
El Estrecho de Gibraltar sigue siendo uno de los principales puntos calientes del tráfico ilegal de personas hacia Europa. Las embarcaciones usadas por esta red eran lanchas ligeras pilotadas habitualmente por menores sin experiencia marítima, seleccionados y adiestrados expresamente para estas tareas ilícitas. Carecían por completo de medidas básicas de seguridad (chalecos salvavidas o dispositivos electrónicos), lo que multiplicaba el riesgo para los ocupantes.
En ocasiones, la sobrecarga causada por la mezcla de migrantes y droga agravaba aún más el peligro: muchos trayectos se realizaban con mala mar o superando ampliamente la capacidad máxima permitida.
La entrada a España no termina en las costas andaluzas: una vez superado este primer obstáculo, los migrantes eran trasladados clandestinamente a otros destinos dentro del país e incluso fuera, hacia otros estados europeos.
Contexto y evolución: un reto persistente
La desarticulación de esta red evidencia cómo las mafias del tráfico humano han sofisticado sus métodos y diversificado sus fuentes de ingresos. El uso combinado del tráfico de personas y drogas responde a una lógica puramente económica y criminal: maximizar beneficios minimizando riesgos logísticos.
El fenómeno no es nuevo. Otras investigaciones recientes han destapado rutas alternativas —como el uso del método “look alike”, con pasaportes auténticos pero ajenos— o traslados por tierra desde Cataluña hacia Francia. Sin embargo, el modelo “todo incluido” desmantelado ahora destaca por la brutalidad con la que se extorsiona a personas vulnerables.
Las fuerzas policiales insisten en que este tipo de operaciones requieren cooperación internacional, tecnología avanzada para rastrear movimientos financieros e inteligencia compartida para identificar rápidamente las ramificaciones transnacionales.
Mirando al futuro inmediato
El golpe policial asesta un duro golpe a una estructura criminal capaz no solo de lucrarse con el dolor ajeno sino también de poner vidas en serio peligro para aumentar sus márgenes económicos. Sin embargo, tanto desde Interior como desde organizaciones humanitarias se alerta: mientras persistan las desigualdades estructurales entre ambas orillas del Mediterráneo y no haya vías legales seguras para la inmigración laboral o familiar, este tipo de redes seguirán proliferando.
A día de hoy, nuevas formas delictivas —como la captación digital o el empleo forzado tras la llegada— están ganando terreno. Las autoridades españolas subrayan que mantendrán su presión sobre estas mafias pero advierten que solo una respuesta coordinada a nivel europeo podrá reducir realmente su margen operativo.
En definitiva, la operación policial revela tanto la capacidad operativa como la crueldad extrema con la que actúan las organizaciones criminales dedicadas al tráfico humano en el sur peninsular. El reto inmediato es doble: garantizar justicia para las víctimas rescatadas e impedir que otras redes ocupen el vacío dejado tras este contundente golpe policial.
