Si hoy hubiera elecciones, el marido de Begoña saldría escopetado de La Moncloa.
El panorama político español, a fecha de 30 de junio de 2025, se encuentra completamente alterado tras el último alud de escándalos de corrupción que sacuden al PSOE y a la figura de Pedro Sánchez.
La situación no puede ser más grave para los socialistas: según los últimos sondeos, han registrado la mayor caída mensual en intención de voto desde las elecciones generales, perdiendo hasta 1,6 puntos en apenas cuatro semanas y quedando en un 26,8%—una cifra que no se recordaba desde los tiempos más oscuros para Ferraz.
Por si fuera poco, la ventaja del Partido Popular sobre el PSOE ya es de 41 escaños, un margen histórico que refleja el profundo desgaste del actual Gobierno.
El líder popular, Alberto Núñez Feijóo, aparece por primera vez como el dirigente mejor valorado entre los principales líderes nacionales, mientras que la fuga de votos socialistas hacia otras opciones no cesa.
El efecto dominó: escándalos, dimisiones y un partido a la defensiva
La sucesión de noticias negativas ha sido demoledora. El detonante más reciente ha sido el llamado «informe Cerdán», que ha salpicado directamente al núcleo duro del partido. El número dos del PSOE navarro se ha visto obligado a dimitir; la Unidad Central Operativa (UCO) ha descubierto pruebas que implican a altos cargos socialistas en tramas empresariales opacas; y la propia sede de Ferraz, junto con instituciones como Adif y el Ministerio de Transportes, han sido objeto de registros policiales en busca de indicios sobre posibles delitos económicos.
En paralelo, la reunión de Sánchez con sus socios parlamentarios ha dejado una imagen desoladora: ni Podemos ni el BNG acudieron siquiera a sentarse con él, mientras que otros aliados tradicionales como ERC o PNV evitaron mostrar cualquier respaldo público. Esta soledad política evidencia hasta qué punto los casos de corrupción están minando la capacidad de maniobra del presidente.
El PP se dispara: Feijóo roza la mayoría absoluta
El Partido Popular, lejos de verse afectado por la volatilidad política, capitaliza el desgaste socialista y sube nueve décimas en apenas un mes. La fotografía demoscópica más reciente otorga al PP entre 149 y 152 escaños, situándose muy cerca de la mayoría absoluta e igualando por sí solo a todo el bloque Frankenstein que permitió la investidura del marido de Begoña Gómez. Si sumamos los apoyos previsibles —como UPN o Coalición Canaria— y una hipotética abstención de Vox, Feijóo podría convertirse en presidente sin demasiados sobresaltos.
En términos porcentuales, los populares ya superan el 34% en intención de voto y podrían alcanzar los 152 escaños si las tendencias actuales se mantienen. La diferencia respecto al PSOE es abismal: hasta 41 escaños según algunos cálculos. Una brecha histórica que deja al socialismo contra las cuerdas en pleno ecuador legislativo.
Vox sigue creciendo: la derecha suma y refuerza su bloque
Mientras tanto, Vox mantiene una tendencia claramente ascendente. El partido liderado por Santiago Abascal no solo retiene más del 83% del voto obtenido en las últimas generales sino que experimenta un crecimiento notable entre los votantes jóvenes —roza el 30% en algunos segmentos— y sube 1,9 puntos en intención general. De celebrarse hoy elecciones, lograría su mejor resultado desde julio de 2023.
En conjunto, el bloque PP-Vox supera ampliamente los 190 diputados según algunas proyecciones recientes. La fragmentación y desmovilización del electorado progresista —especialmente con Sumar y Podemos divididos— refuerza aún más esta mayoría conservadora.
La fotografía demoscópica: ¿tendencia pasajera o cambio estructural?
Las encuestas son siempre una instantánea condicionada por el contexto. Pero cuando varias oleadas consecutivas repiten patrones tan marcados —desplome socialista, ascenso popular y consolidación ultra— es legítimo hablar ya de tendencia. Si la situación persiste, nos encaminamos hacia un ciclo político radicalmente distinto al inaugurado por Sánchez hace siete años.
Algunos datos clave para entender este vuelco:
- El PSOE cede hasta un 8,3% de sus votos al PP.
- La izquierda pierde fuerza por la división interna y los escándalos.
- Vox crece entre jóvenes (casi triplica al PP en ese segmento).
- El bloque conservador supera holgadamente los 180 diputados.
No se trata solo de números: lo relevante es que esta tendencia coincide con episodios muy concretos relacionados con corrupción institucionalizada y pérdida acelerada de apoyos estratégicos.
Curiosidades (y algún dato para romper tensiones)
- El coche Peugeot 307 con el que Pedro Sánchez recorrió España para ganar las primarias socialistas podría acabar como pieza museística… o en algún desguace simbólico tras este «siniestro total».
- La paradoja demoscópica: cuanto peor lo pasa Sumar o Podemos, más fácil lo tiene el PSOE para rascar algún escaño extra por el reparto provincial… aunque ni por esas salva los muebles.
- Santiago Abascal puede presumir ya del «voto joven» más fiel; nunca antes Vox había liderado ese segmento tan abrumadoramente.
- Feijóo iguala (en escaños) a todo el bloque Frankenstein que encumbró a Sánchez tras las últimas generales. Un dato que habría hecho las delicias del mismísimo Mariano Rajoy —siempre tan amigo de las estadísticas—.
- La UCO parece haberse abonado últimamente a registrar sedes socialistas; un fenómeno tan recurrente como los picos estivales del precio eléctrico.
España vive días intensos donde cada encuesta parece una crónica anticipada del próximo gran giro político. ¿Será este desplome socialista una tormenta pasajera o marca realmente el principio del fin para Sánchez? Por ahora, lo único seguro es que las encuestas no dejan margen para el optimismo socialista… ni para descansar tranquilos en Ferraz.
