MADRID, 5 (OTR/PRESS)
Nunca hubiéramos sospechado que llegaría el día en que desde el Gobierno de la nación se lanzasen esos dardos envenenados contra una democracia que creíamos consolidada, esos ataques a derechos sociales y políticos fundamentales, como el derecho de reunión y manifestación, o a recibir una educación y una sanidad justas e iguales para todos o a controlar rigurosamente el funcionamiento de las instituciones democráticas, como el Parlamento, las comunidades autónomas, el Gobierno o el Poder Judicial. En unos meses se ha desencadenado un in crescendo en la tendencia a caminar por esa senda que sólo conduce a la nada o a la desolación democrática. Cada día vemos nuevas pruebas de cuanto digo. Una de las últimas es el ataque a la libertad de manifestación, en este caso por fortuna parado momentáneamente desde el propio Gobierno y la fiscalía general del Estado, quizá porque hayan considerado que era una línea roja que no se podía transgredir sin antes madurar bien la operación. Otras pruebas tienen que ver con las zancadas hacia atrás y con las desvirtuaciones escandalosos en el terreno de la educación o de la sanidad y los servicios sociales.
Me cuesta mucho pensar que Mariano Rajoy sea capaz de capitanear o consentir todo eso. Si no fuese así, él tendría que tomar medidas claramente en contra de las evidentes tempestades antidemocráticas que se desencadenan dentro de su partido, en el que, como se sabe, conviven tendencias dispares, algunas extremas, que han acrecido su poder en lo político y en lo mediático. El recuerdo que yo conservo de los buenos tiempos sobre Rajoy no tiene mucho que ver con lo que ahora sucede. Y me cuesta mucho admitir la tesis de que están utilizando la crisis económica como cobertura para esta marcha atrás cada día más evidente. Desde aquí me dirijo al presidente del Gobierno para instarle a que ponga o haga poner fin a esta locura y que el Gobierno se dedique con todas sus fuerzas a luchar democrática y socialmente contra la crisis económica y deje de lado todas esas tentaciones y realidades a las que me he referido y a todas las demás.
