Quizás solo sea cuestión de nombres, pero por lo que sabemos y sospechamos con toda razón, el plan de “cum fraude” denominado “regeneración democrática”, debería llamarse censura democrática, porque creemos que en verdad va a ser eso. Un plan que montará legalmente, pero con los suficientes cabos sueltos como para poder hacer siempre lo que le venga en gana, como es su costumbre.
Por de pronto parece ser que para su materialización y funcionamiento contará con un comité de expertos, que desconfiamos que sea como el que teóricamente hubo durante la pandemia, que ¡oh sorpresa!, resulta que nunca existió.
Ahora a nuestro no querido jefe de gobierno le ha entrado la preocupación, ¡ya era hora!, por el empleo de los fondos públicos y mantiene que “no es aceptable que con recursos públicos se esté financiando la desinformación y los bulos”. Pretende poner un límite al empleo del dinero de todos para financiar medios digitales que en su opinión no tienen lectores, y les echa en cara que únicamente tienen recursos públicos.
Efectivamente, no nos parece correcto, si es que es así, que se destine parte de nuestro dinero a quienes traten de engañarnos, mentirnos e inventarse historias para su propia conveniencia. Los ciudadanos no solo merecemos, sino que también exigimos un respeto ante los que quieran hacernos “comulgar con ruedas de molino”
El problema es que tal como actúa “cum fraude”, ¿a quién meterá en ese comité de la verdad que suponemos creará? Nos preguntamos esto porque no dudamos de que lo creará. Nos dirá que obrarán con total independencia, aunque eso no se lo crea ni él. Desde luego, como hace de costumbre, sus componentes serán amiguetes y gentes que tiene bien amarradas.
¿Cuál será el resultado? Muy sencillo, que mis afines siempre dicen verdades, y mis contrarios manipulan las noticias, las distorsionan, cuando no mienten abiertamente.
En definitiva, va a crear otro chiringuito que solo servirá para originar más confusión, además, claro está, de que unos cuantos privilegiados, tengan una fuente de ingresos.
Nosotros opinamos que como decimos los gallegos todo eso no es más que una nueva carallada sin pies ni cabeza.
Es cierto que estamos inundados de noticias falsas, pero por todos los lados. Nuestra opinión es que un posible remedio que se nos ocurre, es elaborar una ley clara, sin recovecos, ni posibles distintas interpretaciones que aborde seriamente el tema, y si acaso crear juzgados específicos para que las posibles demandas no se eternicen en los mismos.
En cuanto en base a esa ley se diese un palo bien fuerte, el segundo en mentir se lo pensaría muy seriamente antes de hacerlo, y el tercero ya no lo haría.
Desde luego que las informaciones falsas es un grave problema de nuestros dais, pero hay que buscar soluciones reales, no montar tingladillos, que solo son eso y que solo benefician a unos cuantos.
¿Quiénes vamos a ser los grandes perjudicados de todo ello? Como de costumbre los ciudadanos de a pie, pues si les sale bien la jugada, nos enteraremos únicamente de lo que quieran que sepamos, pero no nos quejemos, solo desean que vivamos felices, pero bien entendido, ellos nos dirán cual es la felicidad y nosotros no tendremos más que obedecer
Sentimos no estar de acuerdo. Mantenemos que toda persona, con tal de no dañar ni perjudicar a nadie, tiene perfecto derecho a vivir como crea conveniente. Su vida debe vivirla él, no que se la vivan.