Bokabulario

Muere Ray Bradbury, poeta de las estrellas y de la esperanza

Ha fallecido uno de mis autores favoritos: Ray Bradbury.

La literatura de ciencia-ficción no consiste en extraterrestres verdes que invaden la Tierra, como la literatura de fantasía no se limita a contar batallas de elfos contra orcos. El genio de las escritores de estos dos géneros consiste en aprovecharlos para despojar a los hombres de todo lo accesorio, como la política, los títulos y el dinero, y describirlos en sus esencias: sentimientos, pecados, deseos, miedos… Por eso, las novelas y películas de ciencia-ficción que se limitan a sacar pistolas de rayos y efectos especiales se quedan viejas en unos pocos años.

En mi opinión, los principales autores de ciencia-ficción son Ray Bradbury y Robert Heinlein, en cuyas novelas Marte, Venus y el futuro son lugares donde sus protagonistas se enfrentan los atributos básicos del ser humano, y donde escasean las naves espaciales. Bradbury fue uno de los escritores de ciencia-ficción más espirituales que ha habido, sino el que más. Jorge Luis Borges escribió en su prólogo a Crónicas marcianas:

Otros autores estampan una fecha venidera y no les creemos, porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 (¡cómo pasa el tiempo, añado yo!) y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado

Una de sus novelas menos conocidas, pero que a mí me encanta es Algo maligno se acerca, traducido en España como La feria de las tinieblas. Unos feriantes inmortales y malditos ofrecen la tentación suprema: llevan un tiovivo que rejuvenece a los viejos y hace crecer a los niños. Son gentes del otoño.

Para algunos el otoño llega temprano y se queda mucho tiempo en la vida; octubre entonces sigue a septiembre y noviembre sique a octubre, y luego, en vez de diciembre y el nacimiento de Cristo, no hay estrella de Belén, no hay regocijo, y septiembre vuelve otra vez y el viejo octubre, y así durante años, sin invierno ni primavera, ni verano vivificante. Para estas gentes el otoño es la estación normal, el clima único sin alternativa. ¿De dónde vienen? Del polvo. ¿Adónde van? A la tumba. ¿Es sangre lo que corre por sus venas? No, el viento de la noche. ¿Qué se les mueve en las cabezas? El gusano. ¿Quién habla por las bocas de estas gentes? El sapo. ¿Quién ve por esos ojos? La serpiente. ¿Quién oye por esos oídos? El abismo entre dos astros. Pasan la tormenta humana por el cedazo en busca de almas, devoran la carne de la razón, llenan las tumbas de pecadores. Les impulsa un frenesí. Invaden todo como escarabajos en ráfagas, reptan, se arrastran, se filtran, oscurecen lunas y enturbian las aguas claras. La tela de araña los oye, tiembla… y se rompe. Son gentes del otoño. Cuídate de ellos.

Y en la misma novela:

¿Comprar un alma cuando pueden obtenerla gratis? La mayoría de los hombres está siempre dispuesta a darlo todo por nada. No hay cosa que respetemos menos que nuestra alma inmortal.

Os dejo dos de sus cuentos más hermosos: El sonido del trueno. ¿Qué provocaría en nuestro mundo la muerte de un insecto en la época de los dinosaurios?

Y El hombre, con un argumento fascinante: un piloto que persigue a Jesucristo de planeta en planeta.

CODA: Por favor, que Minotauro corrija los libros de Bradbury antes de editarlos. Tengo una edición de Crónicas marcianas de 1993 a la que le falta uno de los cuentos.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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