La Marea de Pérez Henares

Yo con quien iba era con Hilary Clinton

Desde una reconocida, aunque un tanto vaga, difusa y nada pasional, simpatía hacia el bando demócrata he de confesar que la reelección de Obama no me quitó el sueño. O sea, que no sentía la necesidad de saber ansiosamente el resultado y me fui a dormir tan ricamente, que me daba igual enterarme luego por la mañana y porque tampoco me parecía una cuestión de vida o muerte saberlo al instante. En realidad tampoco es que me importaba demasiado quien ganara, que uno lo cierto y verdad es que con quien iba era con Hillary Clinton y ya saben que no se presentaba.

Obama me parece un presidente menor, que va a ser aún más pequeño en este segundo mandato, que pasara a la historia por ser el primero “de color”, lo que está muy bien pero que si solo se pasa por eso es pasar por nada. Ya me vale de este e jalear las discriminaciones “positivas”, aunque aquí se lo haya ganado el “man” voto a voto y nada hay que objetar sino al contrario, y ya es hora de que importe un bledo en un sentido o en otro el genero, la condición y la raza, mujer, gay o negrazo en vez de hombre, heterosexual muy machote y blanco albino.
El gran cambio de Obama para EE-UU era lo de la sanidad universal y accesible a todos, algo que difícilmente podemos entender en Europa que en aquel poderosísimo país no exista. Se ha quedado la cosa en balbuceo . Porque no le han dejado en buena medida. Pero el saldo ha sido un semifracaso. Un avance mínimo. Lo otro aquellos discursos vaporosos se fueron quedando en mero vaho y en ir girando al personaje hacia un aire cantamañanas de los que por aquí estamos un algo escaldados.

Por lo demás, pues un presidente USA al uso. Con sus cosas. Hasta las buenas. En esa corriente envidiable que los americanos tienen de unirse ante las catástrofes, ese impulso y esa honradez, y ese apoyar en el momento de tribulación a quien en ese momento está al mano aunque sea un rival político, como ha sido el caso del gobernador de Nueva Jersey, furibundo republicano, o el alcalde Nueva York, Bloomberg. Algo tristemente impensable en España. Aunque también hay que merecérselo, sea por impulso cardíaco o hasta por cálculo político, y no irse de puente-spa como la alcaldesa madrileña. En esta aguas brevas y en estas navegaciones procelosas, o reflotas, como Barak o te puedes hundir, aunque seas Botella.

Pero en fin, que estas elecciones, muy entretenidas , eso no se discute, de los americanos que quieren que les diga, pues que me importaban menos de lo que me van a importar las catalanas. Su resultado en esta tesitura y vistos los contrincantes venía a ser más o menos lo mismo para nosotros y para España. Ninguno de los dos iba a hacernos demasiado caso, aunque el reelegido al menos nos conoce de antes y de ahora y de cuando Zapatero le presento a sus niñas. Y lo de Cataluña si que nos va a afectar. Tanto que puede marcar nuestro futuro como Nación y como sociedad. Puede abocarnos a convulsiones que creíamos tener para siempre superadas. Los delirios de Mister Más pueden convertirse en las peores pesadillas y esa caja de Pandora, que insensatamente abre y aventa, traernos una tempestad que quite usted al tal Sandy. Así que me fui a dormir, y ya me entere de que había ganado Obama, más raspado en votos que en compromisarios y con la Cámara de Representantes en contra, porque además y como digo, yo con quien iba era con Hillary y la apearon en las primarias del 2004.

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Autor

Antonio Pérez Henares

Ejerce el periodismo desde los 18 años, cuando se incorporó al diario Pueblo. Ha trabajado después en publicaciones como Mundo Obrero, Tiempo, El Globo o medios radiofónicos como la cadena SER. En 1989 entró al equipo directivo del semanario Tribuna, del que fue director entre 1996 y 1999. De 2000 a 2007 coordinó las ediciones especiales del diario La Razón, de donde pasó al grupo Negocio, que dirigió hasta enero de 2012. Tras ello pasó a ocupar el puesto de director de publicaciones de PROMECAL, editora de más de una docena de periódicos autonómicos de Castilla y León y Castilla-La Mancha.

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