Desde que comenzamos a tener uso de razón, la muerte comienza a aparecer en nuestras vidas; primero lentamente, como una tímida amiga que parece no querer importunarnos. Las visitas son distanciadas. Pero pronto, con el paso de unos años cada vez más cortos, se irá aproximando a nosotros, mientras se va quitando el velo. Una sensación interna nos impedirá temerla, o por lo menos contrarrestará la evidencia física de sus huellas cercanas…
Como a veces unas pocas imágenes son capaces de transmitir más que mil malas palabras, había pensado traer en este señalado día la escena final de la película “Les Misérables” (2012), que recoge la muerte y renacimiento del protagonista de la novela de Victor Hugo.
Sin embargo he preferido decantarme por otro final menos romántico y más canalla. Se trata del “Bye, bye life” [Adiós, adiós vida] perteneciente al musical «ALL THAT JAZZ» [«Empieza el espectáculo» – «El Show debe continuar»], guión autobiográfico y premonitorio, construido por el bailarín, coreógrafo y director, Bob Fosse, sobre su bohemia, desenfrenada y amortizada existencia.
En el “Bye, bye life” vemos la visión que tiene el autor sobre su propia muerte; o, mejor dicho, sobre el inicio de una nueva vida a mitad camino entre el Infierno y el Cielo, ya que según parece, no sirven copas en ninguno de los dos, amén de que no dejan fumar. En cualquier caso, el saldado corazón de Fosse, cumplió honestamente su guión, y dejó de bombear. ¡Empieza el espectáculo!: