Lo tremeto, para esta izquierda sectaria y atolondrada que nos gobierna desde hace siete años, es que 2026 ser-a peor… ¡mucho peor!
La imagen que deja este final de año político es clara: Pedro Sánchez se ha ausentado de la primera línea, limitándose a participar en eventos muy controlados.
El PSOE se encuentra atrapado en un laberinto de desgaste y desmovilización, mientras el electorado, sondeo tras sondeo, inclina el tablero hacia el centroderecha.
Este panorama es inédito desde la crisis de 2011: los socialistas asoman al borde de su tercer peor resultado histórico, carentes de Presupuestos, sin un relato coherente y sin la mística del “muro de contención” frente a la derecha que les salvó en 2019 y 2023.
Los datos no indican simplemente un tropiezo táctico; más bien reflejan un cambio de ciclo. Las principales encuestas muestran al PSOE por debajo de los 110 escaños y con un apoyo cercano al 27–28 % del voto, cifras que recuerdan al mínimo que José Luis Rodríguez Zapatero dejó a Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011, en medio de una recesión económica.
Sin embargo, esta vez no hay una crisis financiera global a la que echarle la culpa, sino un desgaste acumulado de un proyecto político que ha llegado a sus límites.
🔴TEMA ORTEGA SMITH
Santiago Abascal No ha ‘expulsado’ a nadie. La votación en el Comité Ejecutivo Nacional, no deja dudas:
19 votos a favor de la salida de Ortega y solo uno en contra.VOX está sano y más fuerte que nunca y centrado en los problemas reales de España. pic.twitter.com/XZdS3ZdnIy
— Bertrand Ndongo (@bertrandmyd) December 24, 2025
La media de encuestas: el fantasma de 2011 vuelve a Ferraz
Lo que más inquieta en Ferraz no es solo una cifra aislada, sino la coincidencia casi total entre las encuestas privadas en el mismo diagnóstico: caída sostenida del PSOE, estancamiento a la baja de Sumar y voto útil de castigo repartido entre PP y Vox.
Algunos hitos del año ayudan a entender este panorama:
- La agregación de las encuestas coloca al PSOE cerca del 27,6 % del voto y 109 escaños, por debajo de los 110 que Rubalcaba alcanzó tras el desplome de 2011.
- Investigaciones como la realizada por Sigma Dos estiman a los socialistas alrededor del 26,8 % y unos 111 escaños, marcando su peor expectativa legislativa hasta ahora.
- Barómetros televisivos como el de laSexta (Invymark) sitúan al PSOE en torno al 27,4 %, cuatro puntos menos que en las generales de 2023, mientras el PP supera el 33 %.
Cuando diversas instituciones con metodologías diferentes coinciden en rangos similares, suele ser señal claro en política española: no es ruido, es tendencia. Esta tendencia devuelve al PSOE al terreno del post-zapaterismo, pero sin bipartidismo y sin Ciudadanos como amortiguador. Además, con un Vox expansivo ocupando el espacio del descontento por la derecha.
Le vamos a pedir a los Reyes Magos que nos traigan una Giorgia Meloni para España 🙏🏻 https://t.co/mUCL11vJvL
— Los Meconios (@LosMeconios) December 25, 2025
El vuelco hacia el centroderecha: PP dominante y VOX en fase expansiva
Mientras el PSOE se reduce en las encuestas, el PP liderado por Alberto Núñez Feijóo ha convertido 2025 en un año propicio para acumular poder territorial y lograr victorias encadenadas. Varios análisis demoscópicos y mediáticos resumen esta situación con una frase contundente: el PP ha ganado 15 de las últimas 20 elecciones celebradas en España —generales, autonómicas y europeas— mejorando resultados en todas las citas relevantes comparadas con sus marcas anteriores.
Las proyecciones nacionales dibujan a un PP:
- En una horquilla del 33–34 % del voto, siendo la primera fuerza clara.
- Con estimaciones que oscilan entre 140 y 150 escaños según los sondeos más optimistas, ampliando su ventaja sobre el PSOE hasta alcanzar o superar los 40 diputados.
- Capaz incluso de superar por sí solo al bloque que actualmente sostiene a Sánchez, dependiendo únicamente de la abstención de Vox en ciertos escenarios.
La enseñanza aquí es sencilla: el PP se ha convertido en el ancla del nuevo ciclo centroderechista. Sin estridencias ni grandes aspavientos, con un discurso centrado en gestión y estabilidad, Feijóo ha logrado posicionarse como referente sociológico mientras por su derecha Vox capitaliza la impaciencia y el voto rupturista.
Sin embargo, lo que realmente cambia las reglas del juego no es solo la fortaleza del PP; también lo es el crecimiento particular de Vox. Varias encuestas le sitúan:
- Entre el 17 y el 20 % del voto, notablemente por encima del 12,4 % logrado en las generales de 2023.
- Con proyecciones que superan los 60 escaños o más, lo que representaría su mayor representación histórica hasta ahora.
- En ascenso especialmente entre los jóvenes y trabajadores, alimentándose tanto por fugas desde el PP como por antiguos abstencionistas. Además, atrae a un electorado obrero desencantado tanto con el sanchismo como con el sindicalismo tradicional.
El dato sociológico resulta clave: varios estudios indican que Vox ha ganado terreno entre grupos de edad entre los 30 a 44 años y entre asalariados que ya no ven al PSOE como garante suficiente para su nivel de vida ni a Sumar como una alternativa creíble. Su discurso sobre seguridad, fronteras o coste de vida está logrando penetrar nichos que hace años parecían reservados casi exclusivamente para la izquierda.
Un PSOE sin apoyos, sin Presupuestos y sin horizonte
Mientras las gráficas electorales presentan un panorama sombrío para los socialistas, la situación parlamentaria pinta aún más oscura. El Gobierno de Sánchez llega a final de año:
- Sin Presupuestos para el nuevo ejercicio fiscal; obligado a prorrogar cuentas previas e incapaz así de presentar iniciativa política alguna.
- Con su bloque parlamentario fracturado debido a tensiones generadas por la ley de amnistía y una creciente sensación entre sus miembros sobre lo efímero del ciclo “frente anti-derecha”.
- En medio de escándalos cercanos —investigaciones afectando tanto a su esposa como a su hermano; condenas relacionadas con ex altos cargos— lo cual ha erosionado seriamente su discurso regeneracionista.
Esta combinación resulta letal ante la opinión pública: un Gobierno que no aprueba cuentas ni lidera agendas mientras está rodeado por casos judiciales frente a una oposición dispuesta a ofrecer alternativas claras (PP) o válvulas de protesta directas (VOX).
En este contexto complicado, el PSOE enfrenta tres problemas estructurales:
- Desgaste institucional
La marca “sanchismo” ha terminado afectando negativamente todo lo relacionado con el partido. Los votantes tienden cada vez más a distinguir poco entre un proyecto socialista histórico y la mera supervivencia personal de Sánchez en La Moncloa. Los sondeos revelan que cientos de miles votantes socialistas del pasado año están mirando hoy hacia el PP o se declaran indecisos. - Colapso del espacio político a la izquierda
La caída libre de Sumar junto con la incapacidad manifiesta para capitalizar malestar social deja al presidente sin aliados sólidos ni opciones para repartir costos políticos.- Sumar se encuentra hundido bajo varias encuestas alrededor del 5–7 % y poco más allá de 10–12 escaños, un desplome significativo comparado con los 31 obtenidos en 2023.
- Podemos ronda cifras cercanas al 3–4 %, logrando apenas entrar o quedándose muy cerca del umbral mínimo necesario para estar representado en Congreso.
- Aislamiento parlamentario
Más allá del bloque inicial apoyador durante su investidura, ahora se ve privado también incluso puentes hacia posiciones moderadas. La estrategia basada en demonizar al PP junto con blindarse frente a Vox funcionó mientras sus bloques sumaban mayorías; cuando ese equilibrio se rompe queda atrapado entre su incapacidad para pactar con Feijóo e ir agotando opciones acordadas previamente con nacionalistas o separatistas.
Feijóo: Estrategia y Táctica
El PP), liderado por un moderado como Feijóo, ha configurado 2025 como un año de oposición frontal al Gobierno Sánchez, combinada con la construcción de una alternativa programática clara.
Esta doble vía —ataque duro al PSOE por escándalos y propuestas propias— busca capitalizar el desgaste del Ejecutivo y posicionar al PP como opción de gobierno estable, especialmente de cara al ciclo electoral que arranca con victorias autonómicas y podría derivar en generales anticipadas.
La Erosión del PSOE
La estrategia central del PP ha sido intensificar el discurso anticorrupción, elevando el tono a medida que emergían nuevos casos afectando al PSOE y al entorno de Sánchez. Feijóo ha mantenido una línea constante: presentar al Gobierno como acorralado por tramas corruptas y un «Me Too» interno (denuncias de acoso sexual), lo que erosiona su legitimidad.
- Táctica clave: Amplificar escándalos en instituciones (comisiones en el Senado, interpelaciones en Congreso) y en la calle (movilizaciones). Ejemplos:
- Caso Koldo: Explotado en la comisión senatorial, con citación a Sánchez.
- Investigaciones al entorno familiar de Sánchez (mujer, hermano) y dudas sobre financiación de primarias (negocio del suegro).
- Condena al exfiscal general Álvaro García Ortiz: Usada para denunciar «lawfare» desde Moncloa contra Ayuso y el PP.
- Trama SEPI («trama Montero»): Último golpe, vinculando a la vicepresidenta María Jesús Montero con el exvicepresidente Vicente Rodríguez, bautizada así para personalizar el ataque.
Esta táctica es reactiva y oportunista, pero efectiva para mantener la agenda mediática. Sube «decibelios» progresivamente, evitando desgaste prematuro. El objetivo: forzar un adelanto electoral o debilitar al PSOE en autonómicas (Extremadura ya ganada; pendientes Aragón, Castilla y León, Andalucía en 2026). Riesgo: si los casos no avanzan judicialmente, podría percibirse como «ruido» sin sustancia.
Estrategia Complementaria: Construir Alternativa de Gobierno
Paralelamente, Feijóo ha perfilado un proyecto propio centrado en clases medias y problemas cotidianos, diferenciándose de Vox (criticado por «hablar sin soluciones») y atrayendo voto útil.
- Tres planes pilares presentados en 2025:
- Vivienda: Respuesta a la crisis (precios +12,8% interanual). Medidas: aumentar oferta liberando suelo, reducir burocracia/fiscalidad, avales jóvenes hasta 40 años, bajada IVA rehabilitación.
- Inmigración: «Ordenada, legal y humana». Contrapuesta al «silencio» del Gobierno y populismo de Vox. Incluye: autoridad única estatal, visado por puntos (estilo canadiense, primando integración cultural/idiomática), expulsión delincuentes, cuotas por países.
- Autónomos: Contra «infierno fiscal» sanchista. Propuestas: bajada impuestos, menos burocracia, formación para relevo generacional (3 millones de trabajadores).
Táctica propositiva y moderada, para ensanchar base electoral (clases medias «olvidadas»). Presentados en actos con barones (ej. Murcia para inmigración), refuerzan imagen de «partido de gobierno». Diferenciación con Vox: soluciones reales vs. retórica. Fortalece narrativa de Feijóo como líder estable.
Gestión Interna y Desafíos
El PP ha afrontado una crisis valenciana por la dimisión de Carlos Mazón (tras mala gestión DANA 2024 y abucheos en funeral 2025). Resuelta rápidamente con investidura de Juanfran Pérez Llorca (apoyado por Vox), manteniendo coalición.
Análisis: Táctica de contención rápida para evitar contagio. Dependencia de Vox en autonómicas plantea dilema: victorias amplias permiten gobiernos en solitario o con abstención; derrotas forzaran pactos explícitos, arriesgando imagen centrista.
Perspectivas para 2026
El PP afronta un ciclo electoral favorable (victorias previstas en Aragón, Castilla y León, Andalucía), con ojos en generales. Estrategia: maximizar erosión PSOE vía corrupción, mientras proyecta moderación y soluciones.
En resumen, Feijóo combina ataque frontal táctico (corrupción como ariete) con estrategia constructiva (planes sectoriales), buscando hegemonía en la derecha y atractivo transversal. Éxito depende de avances judiciales y gestión de Vox: si capitaliza bien, 2026 podría ser punto de inflexión hacia Moncloa.
ABASCAL: ESTRATEGIA Y TÁCTICA
VOX consolida un crecimiento imparable, especialmente entre los jóvenes —donde se ha convertido en la primera fuerza en franjas de 18-29 y 30-39 años— y empieza a captar voto obrero, atrayendo más de 300.000 votos procedentes del PSOE en el último año, según sondeos recientes. Este ascenso se encaramó en su discurso firme contra la inmigración ilegal y en la defensa de España, priorizando la seguridad, el empleo nacional y la identidad.
La formación de Santiago Abascal ha optado por marcar distancias con la gestión directa del poder autonómico, priorizando crecer sin desgastarse. Tras experiencias en coaliciones con el PP —que diluyeron su discurso y penalizaron electoralmente—, Vox concluye que es mejor influir desde fuera que cogobernar. Esta estrategia permite mantener un perfil nítido y fiscalizador, sin las renuncias de la gestión diaria, y ha coincidido con mejoras sostenidas en sondeos y mayor capacidad para marcar agenda.
VOX busca condicionar presupuestos, leyes clave e investiduras sin entrar en consejerías o vicepresidencias, evitando que el PP o la izquierda les responsabilicen de fricciones. A nivel nacional, aspira a presentarse como alternativa firme sin «hipotecas» compartidas, aunque internamente debaten entre exigir ministerios o condicionar externamente.
Esta táctica se prueba en Extremadura, donde Vox ha duplicado su respaldo y es decisivo. Exige medidas concretas —como abandonar políticas «socialdemócratas»— para facilitar la investidura, sin reclamar entrada en el Ejecutivo, demostrando que puede influir determinantemente sin desgaste. Lo que ocurra allí anticipará la estrategia rumbo a las generales.
El tablero futuro: ¿hacia qué tipo alternancia avanza España?
Si hoy tuviésemos elecciones anticipadas, todos los escenarios apuntan hacia un panorama claro:
El PP se consolidaría como la primera fuerza política, pudiendo gobernar mediante acuerdos puntuales con Vox o incluso solo con su abstención.
El bloque de centroderecha superaría ampliamente cualquier suma posible entre PSOE, Sumar y Podemos.
El PSOE quedaría reducido a una oposición debilitada, con un grupo parlamentario que rondaría apenas los 105-110 escaños, además de sufrir una merma considerable en su implantación territorial.
La única voz discordante en este clima sería la del CIS, que en algunos momentos de este año llegó a situar al PSOE hasta nueve puntos por encima del PP, proyectando incluso más del 32 % de estimación de voto. Sin embargo, la distancia creciente entre el CIS y el resto de encuestadoras privadas se ha convertido ya en un tema de debate público, y ni siquiera en la dirección socialista se ignora que la credibilidad de sus informes está seriamente cuestionada.
El cambio perceptible en el electorado hacia opciones de centroderecha puede interpretarse desde múltiples ángulos:
- Existe un cierto grado de saturación ante la polarización actual: el mensaje del “fascismo acechante” pierde efectividad cuando se repite en exceso, mientras que la inflación, la vivienda y los servicios públicos preocupan más a la mayoría de los ciudadanos que los relatos épicos antifascistas.
- Parte del electorado de centroizquierda empieza a ver en la figura de Feijóo una salida de “coste asumible” frente a la parálisis institucional asociada a los últimos meses de gobierno.
- La normalización de Vox: su participación en gobiernos regionales y locales, junto a un crecimiento sostenido, ha disminuido el efecto “miedo” entre los votantes, especialmente entre los más jóvenes, que comienzan a percibirlo como un actor estable del sistema.
Curiosidades e indicadores clave de cara al nuevo ciclo
Más allá de las grandes cifras, los barómetros dejan detalles significativos que ayudan a entender la magnitud del problema al que se enfrenta el Partido Socialista y la profundidad del giro político actual:
- Las estimaciones privadas sugieren que Vox podría doblar su representación respecto a las últimas elecciones generales, un fenómeno inédito para una formación a la derecha del PP desde la Transición.
- Algunos estudios apuntan a que ya compite seriamente con el PSOE en segmentos de la clase trabajadora joven, un territorio donde la izquierda se consideraba históricamente hegemónica.
- El Partido Popular ha conquistado comunidades donde los socialistas dominaban desde hace décadas, convirtiendo plazas tradicionalmente progresistas en escenarios abiertos a la batalla.
- Nunca antes un presidente del Gobierno había cerrado un ejercicio enfrentándose a un cúmulo tan inédito de problemas judiciales, políticos y demoscópicos, con la sensación generalizada de estar “en retirada”, aunque aún no haya elecciones anticipadas convocadas.
El mapa que dibujan actualmente los barómetros no solo advierte directamente a Pedro Sánchez, sino que representa una advertencia histórica para el socialismo español: cuando las encuestas comienzan a parecerse demasiado a las de 2011, el electorado gira de nuevo a la derecha y la izquierda se fragmenta, las prórrogas pueden convertirse en súbitos cambios de régimen. Y, como suele suceder en política, ese día casi siempre sorprende a alguien que todavía se siente seguro en el despacho oficial.
