Créanme cuando digo que difícilmente me he topado con una película tan difícil de ubicar como esta, y un servidor tiene cierta experiencia ya escribiendo columnas de cine… Denominada como “el fenómeno del año”, la premisa de la historia, “la sustancia” en concreto, es un supuesto producto que promete una mejor versión de ti mismo/a; una versión más joven, más hermosa, más perfecta. Y solo hay una regla: compartes el tiempo. Una semana la vives tú y otra semana la vive la “nueva tú”. Un sencillo equilibrio perfecto. ¿Qué puede salir mal?
El poso de la película, sutil como un ladrillazo en la espinilla, viene de plantear con evidente sucesión de metáforas el hecho de vivir en una sociedad injusta y terrible con las mujeres cuando éstas tienen cierta edad, especialmente en el mundo del espectáculo y el cine. Esa es la circunstancia de la protagonista, una portentosa Demi Moore, otrora la actriz mejor pagada del Hollywood, que sale de la oscuridad profesional en la que estaba sumida desde hace años para demostrar que no se le ha olvidado su oficio (nominada al Oscar a mejor actriz, y ganadora del Globo de Oro por este papel). La actriz comparte dicho protagonismo con una también convincente Margaret Qualley, el alter ego joven y lozano de la misma persona. Completa el reparto un caricaturesco y septuagenario Dennis Quaid, que paradójicamente, ironías de ser el alto ejecutivo y un hombre, es quien decide que el personaje de Moore es demasiado mayor para ser la estrella de la cadena en la que trabaja. Y, por bien que una esté físicamente a los 62 años, que lo está, y por bien que una se sienta ejerciendo su trabajo, llega un momento en el que te das cuenta o te convencen de que eres mayor, y te conviertes en una señora mayor. Con todo lo que conlleva.
Todo esto ya está inventado, y con una narrativa más elegante e inteligente, ahí hay ejemplos como El crepúsculo de los dioses que nos regaló Billy Wilder nada menos que en 1950, pero, y ahí lo transgresor, no del corte gore (no lo llamaría yo terror) del que presume esta cinta que ha sido gestada con ínfulas de cine de culto.
Heredera del estilo grotesco, hiriente y provocador de David Cronenberg, con evidente virtuosismo visual y técnico que no pretendemos menospreciar, la cinta se recrea en lo desagradable hasta el punto de resultar, superados unos primeros 45 minutos magnéticos, un verdadero desenfreno demencial que traspasa lo humorístico y que, sin dar mayores detalles, justifica sobradamente la nominación al oscar a Mejor maquillaje y peluquería (Pierre Olivier Persin, Stéphanie Guillon, Marilyne Scarselli). Pero si esta oda al despiporre, con todos los respetos a los amantes del despiporre (y del despelote, curiosa forma de denunciar la cosificación recreándose en los primerísimos planos de los desnudos de las protagonistas), a las citadas nominaciones, suma las candidaturas de Mejor dirección (Coralie Fargeat), Mejor guion original (Coralie Fargeat) y, sobre todo, la de Mejor película, con serias opciones de ganar y para un total de 5, es sin sombra alguna de duda, porque el cine hoy es otra cosa, seguramente indicio, qué quieren que les diga, de que el mundo se nos está yendo a hacer puñetas…
Dirección: Coralie Fargeat. Año: 2024. País: USA. Reino Unido. Francia. Duración: 140 min. Título original: The Substance. Género: Ciencia ficción. Thriller. Terror. Body Horror. Thriller psicológico. Intérpretes: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid, Hugo Diego García, Oscar Lesage, Gore Abrams, Edward Hamilton-Clark, Robin Greer, Christian Erickson, Daniel Knight, Tom Morton, Vincent Colombe, Olivier Raynal, Joseph Balderrama. Guion: Coralie Fargeat. Fotografía: Benjamin Kracun. Música: Raffertie. Productora: Coproducción Reino Unido-Estados Unidos-Francia; Working Title Films, 21st Century Film France, Blacksmith. Distribuidora formato doméstico: Movistar+. Filmin. Estreno en España: 11 octubre de 2024.