Por José María Arévalo

(“Reliquias y Relicarios” en la iglesia de San Miguel y San Julián)
Recuerdo que hace un par de años vimos en La iglesia de San Miguel y San Julián seis bustos de los padres de la Iglesia, obra de Gregorio Fernández, expuestos en la sacristía de la Iglesia, bustos que están normalmente en los dos retablos laterales más próximos al central, donde pasan desapercibidos y se ven mal por estar en la parte más alta de los retablos. Fue una exposición muy interesante que visitamos miles de vallisoletanos por tratarse de la “Gubia del barroco”, el gran Gregorio Fernández. Ahora, además de estos, se exponen 25 bustos de santos, vírgenes y mártires en la muestra ‘Reliquias y Relicarios’ en la misma Iglesia de San Miguel y San Julián.
Efectivamente, estos días recoge la prensa local que la iglesia parroquial de San Miguel y San Julián de Valladolid ofrece al público hasta marzo en su sacristía la exposición ‘Reliquias y Relicarios’ que reúne un total de 25 bustos, aparte de los seis de los padres de la Iglesia, obra de Gregorio Fernández, con el objetivo de dar a conocer estas piezas, porque «cuando se conoce algo se valora y cuando se valora se hacen esfuerzos por cuidarlo y conservarlo».
El comisario -recogía el Diario de Valladolid- de la exposición, Jesús Manuel Losa Hernández, y el párroco de la iglesia de San Miguel y San Julián, Javier Carlos Gómez Gómez, han remarcado, durante su presentación, que se pretende dar a conocer los bustos relicarios para que sean contemplados de cerca, por ello se han bajado de los estantes de la capilla relicario donde están normalmente almacenados.
Se trata de un espacio barroco que ha llegado hasta la actualidad tal cual fue concebido en el siglo XVII, mandado hacer por la Compañía de Jesús, ha destacado Gómez Gómez, quien ha detallado que entre los bustos hay representaciones de pontífices, santos, vírgenes y mártires, entre ellos Santo Toribio de Astorga, Santa Lucía, Santa Caterina o San Heliodoro.
Es la tercera exposición que se organiza en la sacristía de la antigua Casa Profesa de los Jesuitas para dar a conocer el patrimonio que custodia la iglesia de San Miguel y de San Julián tras «muchos años cuidando el arte».
Precisamente, el comisario de la muestra ha resaltado que se ha elegido noviembre para abrir al público esta exposición ya que según la tradición cristiana es el mes que se dedica a los difuntos y a los santos, todo ello con el propósito de poder contemplar desde el punto de vista artístico estas obras de arte, que son una «maravilla» y fruto de la fe de los antepasados, informa Europa Press.
«A lo largo de los años, la comunidad parroquial ha conservado el patrimonio artístico y el espacio donde se encuentran en la actualidad, por lo que ahora hay que ponerlo en la actualidad en valor y dar a conocer», ha destacado.
El relicario más importante que se puede contemplar en esta exposición es el de San Heliodoro, obra de Giovan Battista Gallone realizada en torno al año 1600, una representación de una «calidad extraordinaria» de los denominados napotilanos. Este busto tiene la cara y las manos de color negro puesto que el pan de plata se ha oxidado y oscurecido.
En este sentido, el párroco ha animado a todos los que puedan a acercarse a contemplar estas obras artísticas durante los meses que van a estar expuestas hasta antes de la Semana Santa.
Durante la presentación de esta exposición también se ha concretado el contexto histórico del que procede esta colección, que tiene su origen a finales del siglo XVI, época en la que se fortalecieron las órdenes religiosas orientadas a la evangelización, como es el caso de la Compañía de Jesús.
Durante ese periodo histórico también se impuso el estilo artístico denominado barroco, muestra de ello son las obras de arte que decoran las salas de la céntrica iglesia vallisoletana. En este contexto histórico, ha precisado el comisario de la exposición, se puso de «moda» coleccionar reliquias como muestra de devoción tanto en los palacios pertenecientes a las clases nobles como en las casas de religiosos.
Esta costumbre la popularizó el rey Felipe II, quien logró reunir el mayor número de reliquias de la cristiandad, alrededor de 7.000 que se encuentran en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.