Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

Huelga, ¿de qué?

(o “Definid y no discutiréis”).

Mi señoría no sabe si el ´acarajotamiento senil´ que puede padecer es una de esas enfermedades que los médicos dicen que “hacen picos”, es decir, que tienen momentos, días o etapas de mucha pupa y, sin embargo, en otras ocasiones, ni notas síntoma alguno y te sientes lozano y fresco como una lechuga. Si mi dolencia es de esas, está claro que mi situación actual es la que corresponde a una de esas fases malas, porque ya no es que me olvide de las cosas y que no comprenda el funcionamiento de cualquier artilugio digital de última hornada; no. Es que hay eventos acerca de los cuales escucha unas explicaciones que no sabe uno a qué vienen, como son las que, a la sazón, se están dando acerca de la huelga que, desde hace una semana, estamos padeciendo los madrileños y que mi señoría sinceramente no sabe de qué es y, por ende, cómo llamarla. ¿Es una huelga de recogida de basuras? ¿Es un paro o huelga de limpieza de las calles de la ciudad? ¿De qué demonios es esta huelga? Con toda razón, los escolásticos decían “definid y no discutiréis”. Porque si es un intervalo de ocio (huelga) de limpieza de las vías urbanas, es decir, de barrenderos, ¿por qué hay bolsas de basura desperdigadas por todas partes? “In stricto sensu”, que decimos la gente culta, si el protagonismo del cese de actividad que padecemos los vecinos de esta gran urbe pertenece a los virtuosos de la escoba en exclusiva, ¿por qué, inquiere mi señoría, no están las bolsas de basura en los contenedores que existen ´ad hoc´, es decir, para ´contenellas´ (a las bolsas, claro)? Es cierto que el pavimento vial sustentaría cierta suciedad, pero más liviana y tolerable; nunca considerables montones de desperdicios, de residuos, de despojos y aun de bolsas, que no proceden, pues su lugar, en el hipotético caso, insisto, de que el voluntario cese laboral sea de los barrenderos; su lugar, reitero, sería en interior de los contenedores. Es decir, las bosas estarían insaculadas en las bateas, como debe ser.

Otra hipótesis de trabajo acerca del origen o etiología del evento de cese de eficacia laboral del que mi señoría ocupándose está –y aun más que ocupándose, preocupándose y en grado sumo– es la de que el centro de gravedad o meollo de la cuestión se halle sito o pertenezca a quienes son responsables de la retirada del núcleo grueso de las basuras. La llamada huelga de retirada de basuras. Ah, entonces, todas esas bolsas que desperdigadas están por el asfalto solo justifican su impropia ubicación si, rebasada la capacidad de los contenedores, los sufridos vecinos de la metrópoli hubieran tenido que colocar el exceso ´bursátil´ en derredor de las correspondientes bateas, azafates o contenedores, pero en derredor, y nunca invadiendo aceras y/o calzadas.
¿Por qué entonces, en el primer caso, si solo se trataba de una huelga de barrenderos, había tantas bolsas por doquier (y hasta por no doquier), si a ellas debían habérselas llevado puntualmente los agentes encargados de la retirada de basuras? ¿Por qué? ¿Acaso la situación real da pié a pensar en la existencia de ´presuntos´ indicios de piquetes que, para acrecentar el efecto perturbador de los virtuosos de la escoba, y joder más a los honestos vecinos capitalinos, se hayan dedicado a extraer los residuos, la porquería, el sedimento, todo en fin el material insaculado en las bateas o contenedores y a desparramarlo con aviesa intención acá y allá, a la entrada de colegios, por ejemplo, para así forzar a que pasen por el aro los empresarios de las correspondientes contratas y no reduzcan plantillas ni disminuyan sueldos, que la cosa está muy achuchada con la crisis que no quiso ver a tiempo el ex Presidente, señor Rodríguez, a la sazón miembro del Consejo de Estado, que está en él sudando la camiseta, «¡por España!, ¡siempre por España!” y por un sueldo miserable de 82.000 €/año, propio de un voluntariado, sin ánimo de lucro. Y, ¿saben vuesarcedes? Mi señoría cree, ¡ojo al parche!, que son 82.000 €, pero nada de netos, brutos. Sí, sí, brutos. Los euros, por supuesto. Un baranda de su categoría Menos mal que tiene como compañera de trabajo -al igual que la tuvo durante casi todo el tiempo que estuvo al frente del Gobierno– a la señora Fernández de la Vega, que también es ´miembra´ -con perdón de la RAE– del Consejo citado ´ut supra´. Y eso es un alivio. ¿O no?

13-11-2013.

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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