La familia es un valor público que tenemos que manifestar con claridad y decisión
Mucho frío, aunque el sol comenzaba a calentar desde primeras horas de la mañana. Miles de familias, muchas menos que en ocasiones anteriores, se dieron cita desde primeras horas de la mañana en la plaza de Lima, para participar en la Misa de las Famiias convocada por el cardenal Rouco Varela. Desde las diez de la mañana, el presentador, Javi Nieves, junto a su familia, dio la bienvenida a las familias llegadas de toda Europa (una treintena de países), y a los obispos y cardenales que les han acompañado.
Abrió el «fuego» el cardenal de Lyon, Philippe Barbarin, quien reclamó que las leyes en toda Europa «respeten a la familia y a los más pobres«. Justo después, Kiko Argüello comenzó su particular animación del acto, con el canto «Yo vengo a reunir a todas las naciones», aderezado con un florido discurso sobre la resurrección de Lázaro y de Cristo. «Solamente la familia cristiana podrá salvar Europa: tanta gente que se divorcia, que se separa. ¿Es que no tienen vida eterna? ¡Hay que evangelizar!», reclamó.
Tras Argüello, habló el cardenal polaco Stanislao Rylko, presidente del Pontificio Consejo de los Laicos, quien incidió en que «vale la pena dar hoy testimonio público de la belleza de la familia. Testimoniar que es posible el amor verdadero entre un chico y una chica, que es posible que marido y mujer se amen, superando todas las dificultades. Que es posible transmitir y dar la vida a los hijos que Dios quiera dar».
Paul Josef Cordes, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, y el arzobispo de Berlín, cardenal Sterzinsky, hablaron en representación de Alemania. El arzobispo de Berlín recalcó que «el matrimonio y la familia son el futuro de la sociedad, que sólo se puede desarrollar si se da la vida en familia. Son decisivos para el bienestar de la sociedad, es el lugar natural donde se cubren las necesidades diarias de la persona». En su opinión, «no es fácil encontrar algo que sustituya al matrimonio y la familia en el desarrollo de la sociedad y de la persona. Por esto se debe valorar y cuidar al matrimonio y la familia».
«Exijo que el Estado y la sociedad creen las condiciones necesarias para que las familias lleven adelante sus deberes. No queremos sólo exigir, sino actuar, por eso os hago un llamamiento: manteneos fieles a las promesas que os habéis hecho», añadió el cardenal Sterzinsky .
Kiko Argüello retornó al escenario para volver a presidir los cantos, mientras todos los obispos (41 españoles, y 14 europeos) se acercaban al altar, presidida por una inmensa cruz, de 20 metros de altura. A la derecha del altar, como en anteriores ocasiones, la talla de la Virgen de la Almudena. Una inmensa alfombra roja llevaba hasta el centro del presbiterio.
Con todos los prelados en el altar, tocó el turno a las familias venidas de Italia. El cardenal Agostino Vallini, vicario general del Papa para la diócesis de Roma, se dirigió a los presentes, portando la bendición de Benedicto XVI. Vallini arrancó los primeros aplausos de la concurrencia. Vallini, en italiano, pidió a los peregrinos italianos un agradecimiento al don de la fe, que «nos hace comprender y entender la vida, de dónde venimos, adónde vamos. Qué será de nosotros, por qué se sufre y sobre todo, por qué se muere«. «Sólo la fe nos hace entender que somos fruto de un acto de amor», añadió Vallini, que dio gracias «por el don de la familia, cuna de la vida y del amor. No lo olvidemos nunca: Dios es familia«.
«Tenemos que dar testimonio del amor fiel entre el marido y la mujer, el amor de los padres a los hijos». «El futuro de Europa pasa por la familia», dijo, recordando la frase de Juan Pablo II en la plaza de Lima. «La familia es un valor público que tenemos que manifestar con claridad y decisión«, culminó el cardenal italiano. Frente a «tantos presuntos modelos de familias, frente a la crisis de tantas familias, queremos manifestar el amor de Cristo que no nos deja nunca solos».
Tras él, habló el presidente del Pontificio Consejo para la Familia, Ennio Antonnelli, quien destacó que «somos una gran familia, una sola Iglesia a los ojos de Dios». «La familia es necesaria para la cohesión y el desarrollo de la sociedad», añadió Antonnelli, que reclamó que «las familias tienen derecho a recibir de la sociedad un adecuado apoyo cultural, jurídico, económico». «El futuro de los pueblos y de la civilización europeo pasa a través de las familas».
En representación de España, Javi Nieves nombró a los cardenales Rouco, Sistach, Amigo, Gasco y los obispos de la Conferencia Episcopal, que quedaron a la espera de las palabras de Benedicto XVI, que se producirán a las doce, durante el Angelus.