Cualquier huida que signifique lejanía, desentendimiento, superioridad o condena del mundo sin distingos, va directamente contra la identidad cristiana de la Iglesia.
(Jesús Espeja).- Los documentos conciliares, que a veces recogen visiones dispares,quedan expuestos a la manipulación de una u otra tendencia. Lo estamos viendo en el postconcilio.
Cuando una persona o una orientación cuestionan nuestras posiciones, frecuentemente reaccionamos a la defensiva; las colgamos en la percha de lo «manido» – según el Diccionario, significa «pasado de sazón»- y se acabó el conflicto.
Puede ser una estrategia sutil para que el mensaje conciliar y sus orientaciones más novedosas queden «maniatados» -atados con nuestras manos- evitando así el cambio incómodo que nos saca de nuestra instalación. Las dos expresiones antes transcritas se refieren a una preocupación nuclear del Concilio y aunque sea brevemente, conviene apuntar su contenido.
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