Nadie se va enfrentar de manera directa al Santo Padre como ocurrió en el Concilio Vaticano I cuando un grupo de "padres" del Concilio se marcharon para fundar una iglesia de "viejos católicos" que hoy aún perduran
Xabier Pikaza es de Orozko, próximo a la Teología de la Liberación y erudito de las religiones, ha sido hermano de la Orden de la Merced y presbítero de la Iglesia católica. Pikaza considera que los problemas actuales de la familia (homosexualidad, divorcio, celibato ministerial…) han de ser objeto de una profunda revisión en el Sínodo si es que quiere tratar de verdad de la familia cristiana, en sus diversas dimensiones. «Estos temas no se deben abordar desde una ley superior a las personas, sino desde la experiencia radical de las personas, todas distintas y todas dignas, según el Evangelio«, mantiene. Lo entrevista Concha Lago en Deia.
¿Es tan significativo este Sínodo como se dice?
-Esta asamblea es muy importante porque se enfoca con dos perspectivas. Creo que el Papa intentará llevar su óptica más liberal, más evangélica y más en una línea de conciencia que de ley. Pero seguro que le cuesta llevar adelante su visión, y tiene que pactar. Aunque tengo la sensación de que, en parte, se va a salir con la suya porque es un hombre muy inteligente.
¿Cómo va a conseguir que triunfen sus postulados y lograr salirse con la suya?
-No olvidemos que la Iglesia Católica tiene una estructura muy jerárquica y bastante papal. Es muy difícil que la gente se oponga frontalmente a lo que dice un pontífice. Pero ojo, que eso no significa que vaya a ser un Sínodo tan avanzado como algunos vaticinan. Por otra parte, nos hallamos, sin duda, ante un riesgo de enroque, ante el peligro de que se ratifique una iglesia tipo monótono, que puede acabar quedándose por desgracia sin tono ni voz de Evangelio, sin significatividad cristiana, en un mundo más sediento que nunca de él.
Se presume que aquellos lobos de la curia vaticana, de los que habló en su día Benedicto XVI, vayan a maniobrar de manera soterrada en su contra.
-No sé si aquellos lobos o aquellos pájaros son los mismos cuervos que los de ahora. Pero es evidente que hay gente que va a intentar mantener un tipo de Iglesia sacral y eterna, planeando sobre las conciencias de todos, con una serie de leyes inmutables. Aunque no creo que logren cumplir su objetivo. Nadie se va enfrentar de manera directa al Santo Padre como ocurrió en el Concilio Vaticano I cuando un grupo de «padres» del Concilio se marcharon para fundar una iglesia de «viejos católicos» que hoy aún perduran (que no son tradicionalistas…). Desde luego hay filas de espadas elevadas en lo alto dispuestas a atacar, pero no se va a escenificar ningún cisma como sucedió en aquel tiempo con Pío IX, el del absolutismo papal, hoy beatificado.
¿Quiénes son los representantes de esas espadas elevadas que usted menciona?
– No es momento de nombrarlos, aunque están en todos los periódicos… Algunos cardenales han escrito incluso al papa en un tono incluso desafiante, eso está en los periódicos. Sea como fuera, lo cierto es que hay miembros de la Iglesia que no quieren al Papa. Pero eso es normal. ¿En qué grupo social no se producen estas cosas?
La Iglesia apela al Evangelio, al perdón, a la gratuidad, porque así lo dice el Nuevo Testamento,… pero como institución, una vez que se sistematiza, hay gente que quiere defender unas estructuras firmes. Muchos piensan que si se les cae un tipo de sistema sagrado se les cae todo. Pero el Papa es listo, no ha optado por el ordeno y mando aunque tiene poder para eso según el Código de Derecho Canónico. Él tiene entre sus colaboradores más cercanos, gente que no piensa como él. Posee la suficiente astucia y bondad para dejar opinar a todos.
Sin embargo, el Papa ha abierto las puertas de la iglesia solo un poco aunque a algunos les parezca una gran revolución.
-El Papa no es una persona avanzadísima. Es bastante tradicional y sólo ha llevado a cabo unos pequeños signos de apertura. Pero ha empezado, y muchos creemos que seguirá adelante. Ha empezado a realizar cambios, que responden a dos ideas básicas. (a) Por una parte quiere volver a la iglesia antigua, la del silo I d.C., con sus sínodos, sin centralización jerárquico, más centrada en el evangelio. (b) Por otra parte quiere conectar con la calle, con la realidad de la gente, que se está separando cada vez más de la institución eclesial.
Él sabe que el evangelio es para la gente, no para la iglesia institución. És sabe que lo verdaderamente importante es lo que dice el Evangelio y lo que de verdad quiera el pueblo cristiano… y en ese sentido ha preguntado a todas las iglesias cristianas…
Lo que pasa es que estábamos acostumbrados a una Iglesia muy impositiva. Los integristas, las personas aferradas a un tipo de ley, quieren mantener las cosas atadas y bien atadas en el cumplimento sagrado de ciertas prácticas sacramentales. Pero lo que importa es que hay un intento de vuelta al Evangelio original. Tanto en este Sínodo como en los próximos años la puerta que se está abriendo es imparable porque si se mete un poco el pie ya no habrá vuelta atrás.
En la Iglesia del siglo XXI, la aceptación de la homosexualidad, la comunión de los divorciados, el celibato… parecen temas insuperables.
-No todos estos temas son iguales. El celibato es poco importante en el sentido de que es pura disposición eclesial y habrá que ver cómo la Iglesia, y estoy seguro de la pura ley del celibato va a cambiar pronto, en pocos años… Por otra parte, tema es que la Iglesia no puede mantener su presencia con el clero que hoy tiene. Es problema de evangelio (la misión cristiana es mucho más importante que el celibato de algunos…) y de necesidad cristiana. En unos años pocos años eso puede y va a cambiar.
La cuestión de los homosexuales también está más o menos resuelta. Algunos pueden protestar porque las leyes de los estados admitan el matrimonio homosexual… Pero nadie va a volverse atrás. La iglesia puede decir que ese matrimonio homosexual no es de tipo «a», sino «b»… diciendo que hay tipos diversos de matrimonios. No sé si un día la iglesia «bendecirá» también los matrimonios homosexuales, creo que sí, pero pasará un tiempo. Lo que de verdad debe querer la iglesia es que a los matrimonios homosexuales les vaya bien, que sean lo más felices que puedan, que se amen y respeten como mejor puedan… Repito, este tema, en el fondo, ya está resuelto. A la mayoría de los cristianos les parece bien que dos personas del mismo sexo hagan un compromiso afectivo de fidelidad y permanencia. Que se le denomine o no matrimonio eclesiástico es marginal.
¿Cuál es el asunto más espinoso?
-El divorcio. Algunos cardenales creen que eso cuestiona la ley divina de la indisolubilidad del matrimonio. Pero se debe aceptar que hay rupturas, que hay problemas que imposibilitan la convivencia y debemos admitir que el matrimonio está roto y que ya no hay ninguna salida. Y lo que ha propuesto recientemente el Papa, una agilización de la nulidad matrimonial, en el fondo, es un divorcio encubierto. En lo que hay que insistir no es tanto en la ruptura matrimonial sino en la posibilidad de la libertad para reemprender una vida, una vez que la situación es insostenible. Yo creo que eso irá adelante.