El cardenal de México, Rivera Carrera, le agradece a Monroy "su amor por la virgen de Guadalupe"
El sacerdote Enrique Glennie Graue fue nombrado nuevo rector de la Basílica de Guadalupe, el templo mariano más importante del mundo y uno de los que más limosnas recauda, pues lo visitan más de 20 millones de peregrinos al año.
Glennie Graue sustituirá a monseñor Diego Monroy Ponce, quien fue rector del influyente santuario durante diez años, en los que hizo jugosos negocios con el culto guadalupano e inició la construcción de la llamada Plaza Mariana, el más ambicioso complejo religioso-comercial del país. Lo cuenta Proceso.
Considerado como hombre de todas las confianzas del cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México, Glennie tomará posesión de su nuevo cargo el próximo 1 de enero, y lo concluirá en enero de 2015.
Glennie no pertenecía al cabildo de la Basílica de Guadalupe. Fue hasta el pasado 12 de diciembre cuando el cardenal Rivera Carrera lo designó miembro de dicho cabildo.
El nuevo rector se venía desempeñando como vicario general de Pastoral de la arquidiócesis de México. Entre las encomiendas más importantes que Glennie encabezó fue organizar el VI Encuentro Mundial de las Familias, celebrado en la ciudad de México en 2008.
Su nombramiento fue dado a conocer hoy mediante un comunicado de Rivera Carrera. En él se dice también que el cardenal «aceptó la renuncia que presentó monseñor Diego Monroy como rector de la insigne y nacional Basílica de Guadalupe, luego de que se cumplieran dos quinquenios seguidos en los que ejerció dicho cargo«.
En su comunicado, Rivera Carrera le agradece a Monroy «su amor por la virgen de Guadalupe», que «quedó de manifiesto en distintas y continuas acciones, así como por su preocupación por los millones de fieles que han acudido al santuario».
Sin embargo, desde hace días en los círculos eclesiales ya se mencionaba el nombramiento de Glennie y la renuncia de Monroy. Sólo se esperaba que la decisión se hiciera pública.
Con la venia del cardenal Rivera, el periodo de Monroy al frente de la Basílica de Guadalupe -de 2000 a 2010– estuvo marcado por los multimillonarios negocios que realizó con el culto guadalupano, según varios reportajes publicados por la revista Proceso.
Por ejemplo, en un contrato efectuado el 31 de marzo de 2002, Monroy vendió el copyright de la imagen guadalupana en 12.5 millones de dólares a la empresa estadunidense Viotran. Esta venta fue calificada de «ilegal», ya que la imagen es considerada un símbolo nacional de «dominio público» -como la bandera–, por lo cual no debió venderse en exclusividad (Proceso 1321).
Aparte, desde hace varios años, Monroy estuvo recolectando donativos entre los fieles guadalupanos -sobre todo de México y Estados Unidos-para construir la Plaza Mariana. Para ello abrió cuentas bancarias ex profeso, cuyas sumas no han sido dadas a conocer.
Monroy también empezó a vender por anticipado los 115 mil nichos que tendrá la Plaza Mariana, que generarán ingresos por 5 mil millones de pesos.
Siempre argumentó Monroy que todo este dinero se destinaría a la construcción de la Plaza Mariana, cuyo costo está calculado en 900 millones de pesos. Esta plaza ya empezó a levantarse sobre un predio de 30 mil metros cuadrados que le donó a la Iglesia Andrés Manuel López Obrador, en 2003, cuando era jefe del Gobierno capitalino.
Pero realmente la Iglesia no invertirá ni un centavo en dicha construcción, que corre por cuenta del empresario Carlos Slim. El pasado 31 de agosto, el hombre más rico del mundo dijo que su Fundación Carlos Slim donará la Plaza Mariana.
«Va a ser una plaza y la vamos a donar; vamos a construirla a cuenta de la Fundación», dijo el empresario.
De esta manera, gracias al cardenal y a Monroy, la llamada Plaza Mariana se convirtió en una verdadera mina de oro, pues sus terrenos y su construcción fueron donados. Saldrá gratis. Pero pese a ello se están recaudando multimillonarios donativos de los fieles, a quienes se les engaña diciéndoles que serán para levantar dicha plaza.
Un canónigo de la misma Basílica de Guadalupe, monseñor Jesús Guízar Villanueva -sobrino de San Rafael Guízar y Valencia– denunció estas irregularidades ante el Papa Benedicto XVI, mediante informes confidenciales en los cuales le decía que Monroy había convertido a la Basílica en una jugosa «empresa» alejada de sus fines pastorales.
Asimismo, Guízar señalaba que Monroy había logrado acumular «riquezas inexplicables». Y que había puesto como tesorero del santuario a su «querido», el laico Héctor Bustamante, con quien solía hacer viajes de placer por todo el mundo. Guízar le pedía al Papa que ordenara de inmediato una «auditoría» a la Basílica.
Pero en enero de este año, Guízar fue al parecer asesinado -se le encontró golpeado e inconsciente en su domicilio, luego murió en el hospital–, debido a esta información confidencial que estuvo enviando al pontífice y que fue dada a conocer en el semanario Proceso (número 1769).
Por su parte, Diego Monroy acaba de anunciar que ahora se dedicará a montar un museo en su pueblo natal, Quiroga, Michoacán. Será un museo de «nacimientos» navideños, uno de sus excéntricos hobbies. Colocará de entrada en el museo los 1,600 «nacimientos» de su colección privada, que datan del siglo XIII a la fecha, según informó al Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (Siame).
