Sistach ha llamado a cambiar la mirada y el estilo de vida, ya que "el ritmo de malbaratamiento ha superado las posibilidades del mundo y solo puede terminar en catástrofe"
El cardenal Lluís Martínez Sistach ha pedido que la Cumbre del Clima de París a finales de noviembre sirva para «superar los intereses nacionales» que los países sitúan por encima del bien común.
Lo ha dicho este lunes en una conferencia sobre la última carta encíclica del Papa Francisco, que habla del cuidado de la tierra, y ha hecho un llamamiento a que las personas tomen conciencia y superen el individualismo.
En la charla, celebrada en el Ateneu Barcelonès, el arzobispo saliente de Barcelona ha reconocido que la situación de globalización actual tiene muchos intereses inmediatos que son «una inversión suicida» a largo plazo, con la que el entorno natural y el entorno humano se degradan juntos, ha recalcado.
La encíclica del Papa propone una ecología integral, que Sistach ha vinculado con la antropología y el humanismo, que deberían regir un cambio en la forma de vida humana «sin el que todas las conversiones económicas o geopolíticas serían insuficientes», ha observado.
Sistach ha llamado a cambiar la mirada y el estilo de vida, ya que «el ritmo de malbaratamiento ha superado las posibilidades del mundo y solo puede terminar en catástrofe», ante lo que hace falta convertir en sufrimiento personal lo que ocurre al mundo e ir a un estilo de vida más sobrio.
Cuando sus padres se casaron, el cardenal ha confesado que fueron a vivir a una torre del barrio barcelonés del Guinardó, donde le inculcaron el hábito de racionar el agua que sacaban de un pozo, lo que lo lleva ahora a cerrar el grifo mientras se lava los dientes; ha hecho una llamada a hacer buen uso del agua sin abusar, algo que «depende de la formación».
Ha puesto en relieve la preocupación social del Papa Francisco, que «se hace portavoz de los pobres y la naturaleza» en la encíclica, dos elementos relacionados por ejemplo con el problema del agua contaminada, que enferma a niños pobres, o la degradación de la biodiversidad, con la extinción de especies naturales debido a intereses privados.
También ha contemplado las reacciones contrarias al Papa, como las preguntas de una prestigiosa revista internacional que se preguntaba si el Papa es católico: «Tocar temas vivos tiene estos riesgos», ha observado, y lo ha calificado de valiente y conocedor de la ciencia.
El cardenal ha hecho también un llamamiento a la esperanza y ha relatado que el texto, a pesar de todos los problemas que plantea, reconoce que los seres humanos, «capaces de degenerarse hasta el extremo, son también capaces de recuperarse y abrirse al bien», y ha asegurado que la humanidad tiene capacidad de colaborar.
El responsable de la sección de Ecología y Recursos naturales del Ateneu Barcelonès, Santiago Vilanova, ha descrito la encíclica del Papa como una lúcida radiografía de la situación que han generado economías basadas en las energías fósiles, bajo el título de ‘Laudato si’ e inspirada en el Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís.
(Rd/Ep)