La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell no es solo un movimiento financiero: es un pulso directo al poder político, económico y autonómico. Y lo que está en juego no es solo el control de un banco, sino la libertad del mercado frente al chantaje político del nacionalismo catalán.
El Gobierno, sometido a los intereses del PSC, Junts y ERC, ha «paralizado» la operación con un uso descarado de los resortes institucionales. Y ante esto, solo hay una salida digna para el BBVA:
👉 Amenazar con trasladar su sede social a Ámsterdam, Frankfurt o París si el Gobierno no permite actuar con libertad en el mercado.
👉 Presionar directamente al Lehendakari Pradales, señalando que el precio político de bloquear esta OPA será la pérdida del corazón financiero de Euskadi.
👉 Forzar una moción de censura en el Parlamento que haga caer al Gobierno de la nación, provoque elecciones anticipadas y abra la puerta a un nuevo escenario de libertad económica.
Pero para hacer esto hay que tener valor, liderazgo real y entender que los mercados no pueden estar supeditados a chantajes políticos. ¿Está dispuesto el presidente del BBVA a asumir ese papel? ¿O seguirá esperando que las cosas se resuelvan solas mientras el nacionalismo maneja el tablero? Hoy lo analizamos sin filtros.