Un tratamiento contra las adicciones digitales: ¿qué tal un poco de détox digital?

Es importante tomar conciencia del tiempo que invertimos en las redes sociales y nuevas tecnologías y cómo estas afectan a nuestro estado de ánimo, porque con la inercia del día a día vamos generando hábitos que poco a poco nos hacen más dependientes del mundo tecnológico. Por ello y continuando con lo que avanzabamos ayer en este blog, hoy la psicóloga del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) María González nos ofrece algunos consejos para disfrutar de un bienestar digital sin caer en la trampa de la dependencia emocional u otros trastornos psicológicos y comportamentales. Veamos los comportamientos para frenar la adicción que nos recomiendan desde el IMEO y lograr un bien dètox digital:

* Revisa y da de baja aquellos emails de newsletters que no leas
* Desactiva los avisos del móvil para la bandeja de entrada del correo electrónico, proponte dos horarios específicos al día para realizar una revisión de tus emails
* Silencia los grupos de chat y elimina aquellos que ya no utilices
* Desactiva las notificaciones y sonidos de WhatsApp, ya que sin darnos cuenta dedicamos mucho tiempo del día a consultar la pantalla bloqueada de nuestros dispositivos para comprobar si hay mensajes nuevos
* Haz una reflexión sobre el uso que realizas de las redes sociales, elimina aquellas que no utilices o que te generen negatividad
* Revisa tu privacidad en las redes sociales que selecciones mantener
* Controla las horas al día que dedicas a las redes sociales, puedes fijarte un máximo de tiempo y agotado este tiempo dirige tu atención a otras actividades o hobbies no digitales.
* En tu tiempo de descanso, fines de semana o vacaciones desconecta de las redes sociales durante la mayor parte del tiempo.
* Retoma lecturas atrasadas y actividades al aire libre.

Y una de las razones de dejarse aconsejar con estas pautas que al IMEO agradecemos, es el riesgo de patologías de orden alimenticio, porque “el uso precoz de las redes sociales en niños y adolescentes es lo que más preocupa, ya que un uso abusivo puede resultar perjudicial no solo para las relaciones personales y afectivas, sino también respecto al comportamiento con la comida”, advierte la nutricionista del IMEO Andrea Marqués. Consultar sistemáticamente páginas relacionadas con la pérdida de peso, la quema de grasa, alimentación deportiva, ejercicios para aumento o reducción de volumen, dietas desaconsejadas, sitios de venta de esteroides o sustancias dopantes, alimentará cualquier conducta obsesiva o compulsiva en pacientes que muestran predisposición a trastornos del comportamiento alimentario, como anorexia, ortorexia o vigorexia.

“Por ello, el límite está en el uso responsable y razonable de las redes sociales, para que no pasen de ser un instrumento útil a convertirse en nuestro peor aliado a la hora de acrecentar cualquier problema u obsesión”, recalca Andrea Marqués. Además, siempre es recomendable consultar cualquier duda o inquietud que encontremos en la red con los profesionales que nos tratan habitualmente antes de tomar decisiones equivocadas.

Y es importante especialmente mantener los buenos hábitos y una nutrición adecuada, ya que las nuevas tecnologías pueden poner en “peligro” el estado nutricional de aquellas personas que no saben marcar límites de tiempo a lo largo del día con el uso de Internet. Se puede desviar la atención de los buenos hábitos y caer en serios problemas de sobrepeso o, incluso llegar al extremo contrario de desnutrición.

Muchas personas compaginan la actividad en las redes sociales con el picoteo de fast food, básicamente porque no requiere preparación previa, es fácil de ingerir sin dejar de utilizar el móvil, la tableta o el ordenador. No se controla la cantidad, debido a que se está mirando fijamente la pantalla, se come muy deprisa y se consumen muchas calorías extra.

“Si se come muy rápido o de forma compulsiva, al cerebro no le va a dar tiempo a procesar la señal de saciedad que le manda el estómago y que tarda en llegar unos 20 minutos, de modo que la persona seguirá engullendo sin necesidad”, argumenta la nutricionista Estefanía Ramo López. En estos casos suelen consumirse también grandes cantidades de cafeína y azúcar, “para intentar mantenerse despierto” independientemente si es de día o de noche. Una ingesta excesiva de estas sustancias puede producir alteraciones como hiperinsulinemia, resistencia a la insulina, desarrollo del síndrome metabólico, obesidad o diabetes tipo 2.

Por otro lado, cuando se pasan muchas horas en la red, sin ingerir ningún alimento, nos podemos encontrar con casos de desnutrición. Se trataría de personas que están totalmente distraídas y que utilizan sus dispositivos como forma de calmar su ansiedad. Este caso llevado a un extremo es igual de peligroso que el caso de la sobre ingesta: puede acarrear déficit nutricional o conducir a anorexia.

Desde IMEO nos recomiendan distribuir de forma saludable el tiempo libre desde la edad infantil, dando prioridad siempre a la actividad física y dosificando a tiempos muy limitados el uso de dispositivos electrónicos. Mantener la atención en los buenos hábitos es clave para prevenir el efecto negativo de las nuevas tecnologías en la edad adulta y posibles desviaciones a nivel nutricional.

A continuación, nos dejan algunas pautas a seguir para lograr un buen détox digital:

* Realizar las cinco comidas diarias en sus correspondientes horarios, evitando a comer frente a la pantalla.
* Procurar de ir a la cama siempre en la misma hora, desconectando los aparatos electrónicos o dejarlos en otra habitación, para que no interrumpen nuestro descanso.
* Realizar ingestas cada 2 o 3 horas con el fin de evitar aumento de apetito o la ansiedad.
* Dedicar a cada comida un mínimo de 20 a 30 minutos.
* Masticar lentamente y saborear los alimentos, disfrutando la comida.
* Beber mucha agua entre horas para estar bien hidratado a lo largo del día.
* Optar por alimentos con poder saciante, que ayudan a calmar antes el apetito (fruta entera con piel, verduras, frutos secos, legumbres o cereales).
* Consumir alimentos ricos en magnesio que ayuda a regular los niveles de glucosa en la sangre y en la producción de energía y proteína. Podemos obtener este mineral de frutos secos (almendras y nueces), legumbres, chocolate negro con pureza superior al 70%, pan integral, espinacas cocidas y caballa al vapor
* Los alimentos ricos en triptófano (un aminoácido esencial precursor de la serotonina) nos ayudarán a evitar episodios de ansiedad, bulimia o desnutrición. Lo podemos obtener del chocolate negro, pescado azul, carne, huevos, legumbres, lácteos, frutos secos o cereales integrales
* El ejercicio físico aeróbico, otro gran canalizador de la ansiedad, eleva los niveles de serotonina. Se recomienda realizar varios días a la semana, entre 30 y 60 minutos la sesión, y mejor en grupo que sólo, ya que favorece las relaciones sociales fuera de la red.

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Autor

Juan Luis Recio

Blogger gastronómico y de tendencias, crítico de vinos (XL Semanal), letrista, sociólogo, mensista, poeta

Juan Luis Recio

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