TENSIÓN EN EL MUNDO DE LOS CERTÁMENES DE BELLEZA

Miss Universo patas arriba: concursantes abandonan el evento tras la humillación a Miss México

La organización de Miss Universo enfrenta una crisis tras la reprimenda pública a Miss México que provocó la marcha de varias concursantes

Fatima Bosch
Fatima Bosch. PD

Lo que se presentaba como una celebración global de la diversidad y el empoderamiento femenino ha derivado en un auténtico torbellino mediático para Miss Universo.

Todo comenzó cuando Nawat Itsaragrisil, director del certamen en Tailandia, reprendió públicamente a Fátima Bosch, representante de México.

Este incidente, que se propagó rápidamente en las redes sociales, provocó un efecto dominó: varias concursantes abandonaron la sala en un acto de solidaridad.

Este gesto no es simplemente un hecho aislado; ha marcado un antes y un después en la historia reciente de los concursos de belleza.

El certamen este año será recordado no solo por lo sucedido sino como ese momento donde la voz colectiva femenina desafió las normas tradicionales del espectáculo.

Miss Universo tiene ahora ante sí el reto crucial: decidir si quiere seguir siendo meramente un escaparate o convertirse realmente en un espacio donde reine el respeto y se promueva el cambio.

El incidente desató reacciones casi al instante. Sheynnis Palacios, Miss Universo 2023, se sumó al rechazo, al igual que otras figuras destacadas como Ximena Navarrete (Miss Universo 2010) y la actual Miss Dinamarca, Victoria Kjær Theilvig. A través de sus redes sociales y declaraciones públicas, todas ellas han expresado su firme postura ante lo sucedido. Palacios fue especialmente contundente al afirmar: “No es aceptable que una mujer sea insultada o menospreciada públicamente en un certamen internacional que dice promover la dignidad y el talento femenino”.

En su mensaje, la nicaragüense subrayó que valores como el respeto, la dignidad, la igualdad de género y la transparencia están en entredicho, instando a la organización a actuar. “Una corona nunca debe costar la dignidad de una mujer”, enfatizó, recordando que estos certámenes deberían servir como plataformas de inspiración y liderazgo.

La respuesta de la organización y la presión social

La crisis alcanzó las altas esferas del certamen. Raul Rocha, presidente de Miss Universo, se vio obligado a hacer una declaración pública. En un vídeo difundido a través de las redes oficiales, Rocha manifestó su “solidaridad y apoyo” a las delegadas de los 122 países presentes, destacando que “no permitirá que se violen los valores de respeto y dignidad hacia las mujeres”. No escatimó en lanzar una crítica directa a Itsaragrisil: “Un verdadero anfitrión debe servir, asistir y garantizar una experiencia única y amable a todas las participantes”.

Itsaragrisil intentó calmar los ánimos. En una transmisión en vivo, pidió disculpas a todas las afectadas y, especialmente, a las concursantes presentes durante el altercado. “Si alguien se ha sentido mal, incómodo o afectado, pido perdón a todas, especialmente a las chicas que estaban allí”, comentó.

Las concursantes toman protagonismo en la protesta

La reacción por parte de las concursantes fue inmediata y notoria. Varias decidieron abandonar el recinto tras la humillación sufrida por Bosch, llevando a cabo una protesta silenciosa pero contundente. Este gesto inusual en un certamen conocido por su rigidez protocolaria ha dado mucho que hablar y ha abierto un debate sobre el papel de las mujeres en estos espacios.

Fátima Bosch, quien se encontró en el centro del escándalo sin quererlo, se mostró serena y decidida. En declaraciones durante una cena con sus compañeras participantes, Bosch aseguró: “Estoy aquí más fuerte que nunca. Tengo un propósito, cosas que decir y espacios que ocupar. No soy una muñeca a la que maquillar o vestir: he venido a alzar la voz por todas las mujeres y niñas que luchan por sus causas”.

Escándalos, polémicas y el poder de la imagen pública

Este episodio se suma a una larga lista de controversias que han sacudido el mundo de los certámenes de belleza en años recientes. La presión mediática constante y las expectativas sobre el comportamiento de las participantes convierten a Miss Universo en algo más que un simple concurso; es un escaparate donde fama e imagen pública se entrelazan con reivindicaciones sobre igualdad, derechos humanos y respeto.

En esta ocasión particular, la respuesta colectiva tanto de concursantes como de figuras influyentes ha marcado un antes y un después. No es solo cuestión de celebridades o titulares llamativos; lo ocurrido ha propiciado una conversación social más amplia sobre cómo son tratadas las mujeres en espacios públicos y sobre la necesidad urgente de replantear los valores promovidos desde estas plataformas.

El incidente ha tenido repercusiones inmediatas en redes sociales así como en medios informativos alrededor del planeta. La presión sobre la organización no podría ser mayor: hay exigencias claras por transparencia, responsabilidad y cambios reales ante este tipo de crisis. Además, este episodio ha generado momentos reflexivos entre muchas concursantes quienes han aprovechado su visibilidad para reivindicar diversas causas sociales.

La marcha conjunta tras lo ocurrido con Miss México envía un mensaje claro sobre cómo sororidad y respeto deben prevalecer sobre cualquier competición. El respaldo recibido por figuras como Palacios o Navarrete refuerza el mensaje poderoso: las reinas de belleza no son solo rostros bonitos; también son líderes con voz.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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