Una vergüenza.
Y no solo ajena.
Y la culpa de todo la tiene Marlaska.
La llegada del verano en Mallorca suele marcar el inicio de un importante dispositivo de seguridad alrededor del Palacio de Marivent, residencia habitual de la Casa Real durante sus vacaciones.
Este año, sin embargo, el operativo ha estado empañado por un suceso insólito y preocupante: diez policías nacionales desplazados desde Valencia para reforzar la seguridad del entorno han sido expulsados del hotel donde se alojaban tras agotar el anticipo de dietas facilitado por el Ministerio del Interior, que resultó ser claramente insuficiente para cubrir los elevados costes de estancia en la isla.
La Asociación Hotelera de Paguera y Cala Fornells acordó alojar a los agentes y que éstos abonen su estancia una vez que el Ministerio les haya embolsado el dinero.
El sindicato JUPOL ha denunciado públicamente la situación, calificándola como “intolerable” y alertando sobre el “abandono institucional sistemático” que sufren los agentes destinados a servicios tan sensibles como la protección de la Jefatura del Estado.
La falta de previsión ha dejado a estos profesionales literalmente en la calle, sin instrucciones claras sobre su alojamiento para los siete días restantes de servicio.
Diez policías del dispositivo de Casa Real, sin alojamiento en Palma de Mallorca por no poder pagar el hotel, vía @voz_populi
JUPOL denuncia que los afectados recibieron un anticipo de sus dietas por el desplazamiento que ha resultado "insuficiente".
Desde JUPOL queremos enviar… pic.twitter.com/Hqr4KXhGs8
— JUPOL (@JupolNacional) July 7, 2025
Un problema estructural: colapso de las cajas pagadoras y dietas desactualizadas
El caso no es un hecho aislado. JUPOL y otras organizaciones sindicales apuntan a un colapso estructural del sistema de cajas pagadoras que afecta a comisarías y unidades policiales en todo el país. El sistema lleva tiempo paralizado y, según denuncian, también se encuentra obsoleto el Real Decreto 46/2002 que regula las dietas estatales: los importes están completamente desfasados respecto al coste real de vida en destinos especialmente caros como las Islas Baleares.
En palabras del portavoz nacional sindical, “los policías nacionales no deberían verse obligados a financiar con su propio bolsillo el cumplimiento de sus funciones”. La situación ha provocado una oleada de críticas al Ministerio dirigido por Fernando Grande-Marlaska, así como exigencias urgentes para actualizar tanto las dietas como el sistema general de anticipos y pagos.
Carencias crónicas: falta de medios y precariedad laboral
La polémica pone sobre la mesa una realidad conocida pero pocas veces visibilizada: la crónica falta de medios materiales y económicos con la que trabajan tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil. Las asociaciones profesionales llevan años alertando sobre:
- Escasez de recursos materiales (vehículos obsoletos, comisarías sin climatización ni mantenimiento adecuado).
- Plantillas insuficientes para cubrir todas las necesidades operativas, lo que se traduce en jornadas interminables y servicios saturados.
- Presión creciente por cumplir con todas las responsabilidades en contextos cada vez más exigentes.
Esta situación no solo compromete la seguridad ciudadana, sino también las propias condiciones laborales y personales de los agentes. Según la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), “el incremento puntual de plazas para 2025 es insuficiente ante el colapso operativo real” y reclaman una política sostenida que refuerce el cuerpo a todos los niveles.
Sueldos “miserables”: una brecha salarial cada vez más evidente
El malestar entre los agentes se agrava ante la enorme brecha salarial respecto a otros cuerpos autonómicos o incluso locales. Los datos son contundentes:
- Un policía nacional o un guardia civil puede llegar a cobrar hasta 8.251 euros menos al año que un mosso d’esquadra.
- A nivel mensual, las diferencias oscilan entre 550 y casi 690 euros.
- Solo en pagas extra, los Mossos perciben hasta 3.500 euros más anualmente.
- En jubilaciones anticipadas, los Mossos acceden a pensiones máximas desde los 59 años (más de 3.100 euros/mes), mientras que un policía nacional pasa a reserva cobrando apenas 1.700 euros mensuales; tras los 65 años, la diferencia es aún mayor.
En una tabla comparativa básica (2025):
| Cuerpo policial | Sueldo base + complementos | Total mensual aprox. |
|---|---|---|
| Policía Nacional | 791 + 450 + 550 | 1.800 € |
| Guardia Civil | 791 + 410 + 520 | 1.720 € |
| Mossos d’Esquadra | 791 + 700 + 750 | 2.240 € |
| Ertzaintza | 791 + 680 + 720 | 2.190 € |
Estas diferencias derivan en gran parte del régimen autonómico que permite a cuerpos como Mossos o Ertzaintza asignar complementos adicionales no sujetos a topes nacionales.
Testimonios e impacto psicológico
Entre los agentes afectados prima una mezcla de indignación y resignación. Algunos reconocen sentirse “trabajadores de segunda” frente a compañeros autonómicos o incluso locales con mejores condiciones económicas y laborales.
“Nos exigen proteger a la Jefatura del Estado pero no nos garantizan ni un lugar digno donde dormir”, lamenta uno de los policías desplazados.
La incertidumbre sobre su futuro inmediato —tras ser desalojados del hotel— añade ansiedad e impotencia, especialmente cuando deben afrontar gastos imprevistos lejos del domicilio habitual.
Anécdotas y curiosidades del colectivo policial
- No es la primera vez que agentes desplazados deben buscar alojamiento alternativo o recurrir a familiares ante impagos o retrasos administrativos.
- En otras ocasiones han tenido que dormir en vehículos oficiales o instalaciones improvisadas cuando no había disponibilidad hotelera.
- El Real Decreto que regula las dietas lleva más de veinte años sin actualizarse pese al aumento evidente del coste vital.
- A pesar del malestar interno, muchos agentes siguen mostrando alta profesionalidad y compromiso con su labor, aunque reconocen que “la paciencia tiene un límite”.
El conflicto en Mallorca es solo un síntoma más del desgaste acumulado en las fuerzas estatales. La exigencia social hacia Policía Nacional y Guardia Civil contrasta con unos recursos económicos cada vez más limitados y unas condiciones laborales difícilesmente equiparables con otros cuerpos policiales españoles.
