En muchas ocasiones, dos partes tienen un conflicto basado en no poder compartir. Sin embargo, las circunstancias obligan a ello. ¿Cuál es el mejor camino para buscar una solución?
Imaginemos, por ejemplo, los vecinos de un inmueble en propiedad horizontal (pisos), que comparten la copropiedad, administración y uso de los elementos comunes (escalera, ascensor, tejados, paredes, etc.). Se llevan relativamente bien cuando cada uno vive en su casa. El problema surge cuando los elementos comunes están sucios o al menos no tan limpios como nos gustaría, hay ruidos molestos, a veces basados en los decibelios y otras en la subjetividad del que escucha, etc. Lo primero que se hace es quejarse al presidente de la Comunidad porque es el responsable de que aquello funcione como si de un buen padre de familia se tratase, con potestad para reñir y castigar al infractor.
El presidente de Comunidad, con toda su autoridad, -que por supuesto es escasa o inexistente-, se acaba dirigiendo al presunto infractor de las normas de convivencia y se acaba convirtiendo en el correveidile del enfrentamiento.
El ruido es una de las principales disputas en las comunidades de vecinos.
Las soluciones que acaban imponiéndose son denuncias recíprocas y procedimientos judiciales donde el objeto suelen ser los insultos entre vecinos, desaparición de la correspondencia, lejía en la ropa por efecto de la lluvia extraña, etc. Y todo ello termina con las consabidas sentencias condenatorias de multas para todo el mundo, a veces, hasta para el que pasaba por allí.
Pero el procedimiento judicial que conoce de estos enfrentamientos no resuelve el problema de convivencia entre los vecinos que tienen que compartir un espacio. Para buscar una solución que intente mejorar ese espacio de convivencia, La mediación se presenta como una alternativa eficaz. En ella, el presidente de la Comunidad no es parte, porque quienes se sientan en el proceso son aquellas personas que tienen el enfrentamiento, y no el mensajero.
A partir de ese momento, esos vecinos mal avenidos comienzan a exponer cuáles son las razones que les incomodan del otro, y con los recursos que el mediador conoce, va progresivamente ayudando a esas personas a establecer acuerdos para respetar ese espacio de convivencia que comparten.
El presidente de la Comunidad de Propietarios y Vecinos, tiene el enorme interés, durante su mandato, de que las cosas funcionen, por lo que sería conveniente que entre sus documentos contara con la referencia de un buen mediador.