Trump ha prometido resolver la guerra en Ucrania en "un día", un planteamiento que ha despertado tanto curiosidad como escepticismo

Qué supone para Ucrania, Oriente Medio y China el regreso de Trump a la Casa Blanca

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no solo es un evento electoral; es un potencial punto de inflexión en la política exterior de Estados Unidos y, por ende, en el orden global.

El presidente de EEUU, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping
El presidente de EEUU, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping

Las promesas de Trump, caracterizadas por una retórica ambigua y slogans de “Estados Unidos Primero”, nos indican una visión de política exterior que podría redefinir el papel de Washington en el mundo, especialmente en un escenario ya marcado por múltiples conflictos y una creciente tensión entre superpotencias.

Trump ha prometido resolver la guerra en Ucrania en «un día», un planteamiento que ha despertado tanto curiosidad como escepticismo. El hecho de que se niegue a ofrecer detalles sobre cómo lograría la paz, limitándose a enunciar su capacidad para negociar un acuerdo, parece más un truco publicitario que una estrategia diplomática seria.

¿Es realista pensar que una guerra de tales proporciones, con implicaciones para la seguridad de Europa y con miles de vidas en juego, pueda solucionarse en veinticuatro horas? O más bien, ¿es una promesa vacía para movilizar votos y reactivar la narrativa de Trump como el único capaz de «poner orden»?

Otro aspecto que inquieta es su enfoque hacia la OTAN. Si bien es cierto que Trump cuestiona desde hace años la utilidad de esta alianza, considerándola una carga para Estados Unidos, una retirada efectiva marcaría una ruptura radical con casi un siglo de relaciones transatlánticas. Los aliados europeos estarían en una posición de incertidumbre: ¿cómo confiar en una promesa de seguridad colectiva si la misma puede desvanecerse bajo un enfoque de «negociación agresiva»? Su amenaza podría ser una simple táctica de presión, pero una eventual retirada dejaría a Europa desprovista de su principal garantía de seguridad ante Rusia y otras potencias.

En Medio Oriente, la política de Trump promete «paz», pero su historial sugiere lo contrario.

Los llamados Acuerdos de Abraham, aclamados por algunos como un avance histórico, fueron interpretados por otros como un paso en falso que marginó las demandas palestinas en favor de una «normalización» que no soluciona el conflicto de raíz.

Trump ha dicho que, de haber estado en la Casa Blanca, Hamás nunca habría atacado a Israel. Pero este tipo de afirmaciones, sin fundamentos ni explicaciones, parecen más una simplificación que una solución. La política de “máxima presión” sobre Irán tuvo un impacto indudable, pero también amplió la inestabilidad en la región, algo que, paradójicamente, el propio Trump afirma querer resolver.

China representa el desafío estratégico más complejo. En su mandato anterior, Trump definió a China como un «competidor estratégico», pero su enfoque de imponer aranceles como única medida de disuasión fue cuestionado por muchos economistas y estrategas. Ahora, amenaza con aplicar tarifas «paralizantes» y afirma que no necesitaría una intervención militar para disuadir a China de actuar contra Taiwán. Este tipo de declaraciones, aunque pueden resonar entre su base, representan una peligrosa simplificación de una relación extremadamente compleja, en la que cada acción y reacción tiene repercusiones globales.

El regreso de Trump presenta una pregunta fundamental: ¿quiere Estados Unidos una política exterior impulsada por la imprevisibilidad, el aislacionismo y la falta de consenso internacional? O, por el contrario, ¿es preferible una estrategia diplomática basada en la cooperación, la estabilidad y la defensa de los derechos humanos?

En un mundo que enfrenta retos profundos y múltiples crisis, la política exterior no debería ser un espectáculo ni un eslogan: requiere de visión, planificación y, sobre todo, un compromiso con los principios que han permitido a Estados Unidos construir alianzas sólidas y mantener su influencia global.

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Autor

Paul Monzón

Redactor de viajes de Periodista Digital desde sus orígenes. Actual editor del suplemento Travellers.

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