Donald Trump lo ha vuelto a hacer. En un nuevo movimiento que deja claro quién manda en la Casa Blanca, el presidente de Estados Unidos ha anunciado la revocación del acceso de Joe Biden a información clasificada.
La decisión de Trump no es un simple capricho; es una respuesta calculada a lo que ocurrió hace cuatro años, cuando Biden hizo exactamente lo mismo con él. En una publicación en Truth Social, su plataforma predilecta, Trump no se contuvo y sentenció con su famosa frase: “Joe, estás despedido”.
Este episodio no es solo una revancha política, sino una declaración de guerra a la administración anterior.
Más de 40 exfuncionarios de inteligencia ya han perdido sus autorizaciones de seguridad bajo la nueva presidencia. Y según Trump, Biden no es alguien en quien se pueda confiar con información delicada.
El republicano ha justificado su decisión con un informe del Departamento de Justicia que cuestiona la capacidad cognitiva del exmandatario. Si bien la investigación no halló motivos para presentar cargos contra Biden, sí destacó sus fallas de memoria, un argumento que Trump y sus aliados no han dudado en explotar.
Más allá de la polémica, este movimiento confirma una cosa: Trump gobierna sin miramientos y con una determinación feroz. La cortesía entre presidentes ha muerto y la era del fuego cruzado está en su punto más álgido. Biden, despojado de su acceso a la inteligencia nacional, no puede hacer más que observar mientras Trump sigue escribiendo las reglas del juego.
¿Estamos ante el fin de la tradición presidencial o solo viendo el primer capítulo de una batalla política sin precedentes? Lo que es seguro es que el ring ya está montado, y nadie piensa dar un paso atrás.

