LA GUERRA EN UCRANIA ADOPTA NUEVAS TÁCTICAS DE MOVILIDAD

Motocicletas en el frente: la respuesta rusa a los drones ucranianos

El uso de motocicletas por parte del ejército ruso revela la adaptación táctica ante la presión constante de los drones ucranianos en los frentes de guerra

Soldados rusos en motocicleta en el frente ucraniano
Soldados rusos en motocicleta en el frente ucraniano. PD

Este 28 de abril de 2025, la guerra en Ucrania sigue evolucionando en un escenario marcado por la innovación táctica y las limitaciones logísticas.

En las últimas semanas, las fuerzas rusas han intensificado el uso de motocicletas y vehículos civiles para enfrentar una amenaza que redefine el campo de batalla: los drones ucranianos.

La adopción de motocicletas por parte del ejército ruso no es fruto de la casualidad.

Se trata de una reacción directa ante la saturación del espacio aéreo por parte de los drones ucranianos, que han convertido el frente en una trampa mortal para vehículos blindados y convoyes convencionales. Las motocicletas, junto a vehículos civiles y transportes improvisados, permiten a las tropas rusas moverse con mayor rapidez y discreción, esquivando la detección y el ataque de los drones enemigos.

  • El objetivo es claro: “acercarse rápidamente a las posiciones defensivas ucranianas y reducir el riesgo de ser alcanzados por munición guiada desde el aire”.
  • Los asaltos rusos tras la tregua de Pascua muestran un patrón repetido: infantería motorizada cruzando “tierra de nadie” a toda velocidad, abandonando luego las motos para combatir a pie.
  • El uso masivo de motocicletas ha sido documentado en asaltos recientes con decenas e incluso cientos de soldados desplazándose en estos vehículos ligeros.

Escasez logística e improvisación

La decisión rusa no responde solo a cuestiones tácticas, sino también al desgaste extremo sufrido tras más de dos años de conflicto. La destrucción masiva de blindados —más de 16.000 según estimaciones independientes— ha dejado al ejército ruso con un parque móvil cada vez más reducido. En respuesta, Moscú ha recurrido a todo tipo de alternativas:

  • Motocicletas chinas y bielorrusas distribuidas en primera línea.
  • Vehículos civiles adaptados, carritos de golf y todoterrenos históricos rescatados incluso de museos militares.
  • Cursos acelerados para formar “fusileros motorizados”, una nueva especialidad militar surgida al calor del conflicto.

Sin embargo, esta estrategia también tiene costes evidentes. Las motocicletas ofrecen poca protección frente a minas, artillería o los propios drones. Los analistas señalan que su supervivencia depende casi exclusivamente del factor sorpresa y la velocidad:

“En teoría, las motos permiten atravesar zonas minadas y batidas por drones antes de ser detectados. En la práctica, los pilotos no siempre logran evitar las trampas del terreno ni el fuego enemigo.”

Las cifras lo confirman: solo entre abril y junio del año pasado se documentaron decenas de motocicletas destruidas en distintos sectores del frente. Las bajas entre los soldados motorizados son altas.

El pulso tecnológico: innovación y desgaste

La proliferación de drones ucranianos ha sido determinante para forzar este cambio táctico. Ucrania produce millones de drones cada año en talleres descentralizados, adaptando sus modelos casi en tiempo real según la respuesta rusa. Esta capacidad industrial permite saturar el frente con munición guiada barata pero devastadora.

  • La estrategia ucraniana se basa en “cantidad sobre calidad”, manteniendo así una presión constante sobre las líneas rusas.
  • La rápida destrucción o inutilización de vehículos pesados obliga al adversario a recurrir a soluciones improvisadas y menos protegidas.
  • Rusia intenta contrarrestar con contramedidas electrónicas y dispersión táctica, pero la ventaja sigue siendo ucraniana en este ámbito.

Situación actual en los frentes

El uso creciente de motocicletas coincide con un momento delicado para Moscú. Tras una breve tregua durante la Pascua ortodoxa, Rusia ha intensificado sus ataques sobre regiones clave como Donetsk y Dnipropetrovsk, utilizando estos nuevos métodos para intentar romper las líneas defensivas ucranianas.

  • En Donetsk, Rusia prepara una ofensiva mayor mientras multiplica vuelos de reconocimiento y ataques artilleros.
  • Dnipropetrovsk se consolida como nuevo foco del avance ruso; varias localidades sufren ataques regulares.
  • En Toretsk, el desorden logístico ruso permitió a Ucrania lanzar contraataques decisivos contra unidades aisladas que usaban medios improvisados para moverse o evacuar heridos.
  • Járkov y Zaporiyia continúan bajo presión rusa, aunque Ucrania mantiene cierta capacidad para realizar contraataques localizados.

Las imágenes recientes muestran escenas insólitas: columnas mixtas donde conviven tanques antiguos, camionetas sin blindaje y grupos enteros desplazándose en motocicletas o incluso caballos robados.

¿Hacia dónde evoluciona el conflicto?

El recurso a motocicletas refleja tanto adaptación como vulnerabilidad. Por un lado, permite a Rusia mantener cierta capacidad ofensiva pese al desgaste material; por otro, evidencia los límites logísticos del Kremlin ante un adversario que domina el espacio aéreo táctico con medios ligeros pero letales.

El futuro inmediato apunta a una intensificación del uso combinado de medios ligeros —motocicletas incluidas— junto con intentos rusos por mejorar su defensa antidrón. Sin embargo, mientras Ucrania mantenga su capacidad para producir e innovar en materia de drones, cada avance ruso estará expuesto a pérdidas rápidas y costosas.

En este contexto incierto, lo único constante es el ritmo vertiginoso al que ambas partes se ven obligadas a improvisar soluciones ante un entorno bélico tan cambiante como letal. El frente sigue abierto; sobre él, las motos zumban bajo el zumbido incesante de los drones.

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