La televisión pública vuelve a ser escenario de un choque frontal entre discursos oficiales y la percepción social de la delincuencia en España.
En un reciente programa de TVE, Javier Ruiz defendió la tesis de que «la delincuencia está menguando», una afirmación que no tardó en recibir la réplica contundente de Samuel Vázquez, representante de VOX y exagente de policía. Vázquez desmontó el argumento con un dato demoledor: “Un año antes de la llegada de este Gobierno, 1.300 violaciones; el año pasado, 5.000”. La cifra, lejos de ser anecdótica, está respaldada por datos oficiales y ha desatado una oleada de reacciones tanto en el plató como fuera de él.
El cruce entre Ruiz y Vázquez no es solo un rifirrafe televisivo, sino el reflejo de una batalla más amplia entre el relato gubernamental sobre seguridad y una realidad estadística que resulta incómoda para algunos. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, insiste en que «España es un país seguro… lo que ocurre es que los españoles no lo saben». Sin embargo, las cifras no siempre acompañan ese optimismo institucional. Según distintos análisis recientes, los delitos sexuales en España han experimentado un aumento significativo desde 2018, especialmente los relacionados con agresiones sexuales y violaciones múltiples.
Algunos expertos subrayan que este incremento no puede explicarse únicamente por una mayor propensión a denunciar. Si bien es cierto que las campañas institucionales han animado a las víctimas a dar el paso, el salto cuantitativo es tan elevado que invita a preguntarse por otros factores subyacentes: desde cambios legales en la tipificación del delito hasta alteraciones en los patrones demográficos y sociales del país.
Samuel Vázquez representa una línea dura en materia de seguridad ciudadana y delincuencia. No solo pone el foco en el crecimiento de los delitos sexuales, sino que también vincula este repunte con “las políticas migratorias descontroladas” del actual Ejecutivo. Este argumento es compartido por otros líderes del partido como Santiago Abascal, quien recientemente, tras un grave suceso en Alcalá de Henares (Madrid), afirmó: “Las violaciones se han triplicado en estos años, y los culpables no son sólo los agresores, sino quienes les abren la puerta”.
Para VOX, el problema tiene nombres y apellidos: Pedro Sánchez y sus políticas de fronteras abiertas. El partido insiste en relacionar inmigración ilegal con inseguridad ciudadana, aunque numerosos estudios matizan esa relación e invitan a distinguir entre correlación estadística y causalidad directa.

El papel de los medios públicos
El episodio protagonizado por Javier Ruiz expone una cuestión clave: ¿cuál debe ser el papel de los periodistas en las cadenas públicas ante datos incómodos? Para muchos ciudadanos, la sensación es que existe cierta desconexión entre el mensaje institucional —que tiende a suavizar los problemas— y lo que muestran tanto las estadísticas como las experiencias cotidianas. En palabras irónicas recogidas estos días: «España es un país segurísimo… lo que ocurre es que los españoles no lo saben».
Mientras tanto, voces críticas acusan a algunos presentadores y tertulianos de actuar como “correa de transmisión” del Gobierno. Esta percepción aumenta cuando se constata que temas como la inseguridad o los delitos sexuales apenas ocupan espacio en ciertos informativos públicos salvo cuando resultan imposibles de ocultar.
El enfrentamiento mediático entre Ruiz y Vázquez ilustra hasta qué punto la delincuencia se ha convertido en un campo minado para el Gobierno. El aumento sostenido de delitos sexuales impacta directamente en la confianza ciudadana hacia las instituciones responsables de la seguridad pública. Y aunque desde Moncloa se apela al contexto internacional para relativizar las cifras españolas, lo cierto es que cada nuevo caso reaviva debates sobre inmigración, integración social e incluso sobre la propia configuración legal del delito sexual.
Por otra parte, esta controversia sirve a partidos como VOX para alimentar su discurso electoral basado en la recuperación del control fronterizo y la mano dura contra el crimen. No parece casualidad que estas polémicas surjan siempre cerca de periodos electorales o tras sucesos especialmente mediáticos.
