En La Retaguardia de este lunes 07 de Julio, Eurico Campano analiza todos los detalles del Congreso del PP de este fin de semana con el director de El Catalan.es, Sergi Fidalgo y Vicente Gil.
En los pasillos de Génova se respira una mezcla de expectación y cierta impaciencia. Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez lidia con alianzas frágiles y un Parlamento cada vez más indócil, Alberto Núñez Feijóo y su equipo han dado un paso al frente, afinando su discurso y preparándose para lo que muchos ya llaman el “desalojo” del actual inquilino de La Moncloa. La política española entra así en una fase de dulce espera, con el Partido Popular listo para asaltar el poder si la ocasión lo permite.
La estrategia no es precisamente un secreto: Feijóo y los suyos han elevado el tono, acusando al Ejecutivo socialista de bloquear sistemáticamente cualquier iniciativa parlamentaria que no lleve su sello. El líder popular ha recalcado en varias intervenciones recientes que el Gobierno «solo sirve a Sánchez y al Partido Socialista», criticando la falta de Presupuestos Generales del Estado en los dos últimos años y la ausencia de debates clave como el del estado de la nación. Este bloqueo, lejos de desesperar a la oposición, alimenta su relato: se presenta como garante de la democracia frente a un Ejecutivo que, según ellos, actúa al margen de las instituciones.
El factor Vox: socios necesarios
En este escenario, la aritmética parlamentaria sigue marcando la pauta. Las encuestas más recientes muestran que, aunque el PP se mantiene como primera fuerza, sigue necesitando a Vox para alcanzar una mayoría suficiente. La relación entre ambas formaciones es todo menos idílica: si bien comparten parte del electorado y algunos postulados —especialmente en materia territorial e inmigración—, las desavenencias estratégicas y programáticas son frecuentes.
- Según los sondeos publicados por varios medios nacionales, el PP oscila entre 144 y 152 diputados; Vox se consolida como tercera fuerza con entre 42 y 46 escaños.
- El PSOE resiste pero lejos ya del umbral necesario para reeditar alianzas estables con Sumar y otras fuerzas minoritarias.
- Sumar, por su parte, sigue en caída libre electoral.
La ruptura en varios gobiernos autonómicos tras las últimas elecciones generales ha evidenciado la fragilidad del bloque alternativo a Sánchez. Vox acusa al PP de contemporizar demasiado con cuestiones como la inmigración o el modelo territorial, mientras que los populares desconfían del maximalismo retórico de sus potenciales socios. No obstante, nadie descarta pactos puntuales —la llamada geometría variable— si se presenta una oportunidad real para desalojar al PSOE.
El desgaste del Gobierno: ¿preludio del cambio?
El Gobierno de Sánchez sobrevive a base de equilibrios cada vez más precarios. La reciente negociación del llamado “decreto ómnibus” con Junts —que incluye revalorización de pensiones y ayudas sociales— ha puesto negro sobre blanco las dificultades para sostener una mayoría estable. El Ejecutivo ha tenido que ceder en cuestiones sensibles como la moratoria de desahucios o las garantías para propietarios afectados por ocupaciones ilegales; temas todos ellos explotados hábilmente por la oposición.
Por si fuera poco, las denuncias sobre incumplimientos derivados de la ley de amnistía han llevado a Junts a exigir una moción de confianza. Aunque no es lo mismo que una moción de censura (que solo puede presentar la oposición), sí obliga al Gobierno a demostrar que aún tiene el respaldo suficiente para seguir adelante.
Feijóo ha capitalizado este desgaste subrayando los retrasos presupuestarios y la parálisis legislativa. En su último discurso ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP señaló:
“Llevamos 17 proposiciones de ley del Senado y 6 del Congreso a la espera de ser tramitadas… Han paralizado iniciativas que benefician a la mayoría… ¿A quién sirve este Gobierno?”
El mensaje cala especialmente entre un electorado cansado de incertidumbre institucional y crispación permanente.
Retos internos y errores propios
No todo es viento a favor para Feijóo. En círculos críticos —y alguna columna mordaz publicada en los últimos días— se advierte sobre los peligros del exceso de tacticismo. Una reciente ponencia política del PP ha sido tachada por algunos analistas como “correcta pero insuficiente”, especialmente en cuestiones como la defensa del español frente a las lenguas cooficiales o la claridad ideológica respecto al modelo territorial. El riesgo: parecer más preocupado por no molestar que por ilusionar.
- Hay quien acusa al PP de limitarse a esperar el desgaste natural del adversario sin arriesgar propuestas ambiciosas.
- El debate interno sobre cómo gestionar pactos con Vox —sin perder voto moderado ni regalar protagonismo a Abascal— sigue abierto.
- Parte del electorado conservador demanda mayor contundencia frente al nacionalismo periférico y las cesiones del Gobierno central.
Curiosidades y datos llamativos
- En los siete años largos como presidente, Pedro Sánchez solo ha presentado tres presupuestos generales del Estado; ningún otro presidente democrático había dejado pasar tanto tiempo sin actualizar las cuentas públicas.
- Vox utiliza recurrentemente términos como «España viva» frente a «la anti-España», reivindicando una visión esencialista —y no exenta de polémica— sobre identidad nacional.
- En algunos ayuntamientos donde PP y Vox gobiernan juntos, han surgido propuestas tan peculiares como oficinas municipales dedicadas exclusivamente a combatir ocupaciones ilegales o eliminar partidas presupuestarias para promoción de igualdad… decisiones que han generado titulares inesperados justo en plena semana del 8M.