No tiene escapatoria.
Ni siquiera con lo de Montoro, que en un par de días se derretirá como un helado al sol y que ni tapará sus vergüenzas.
En pleno verano político, Pedro Sánchez se encuentra en el ojo del huracán por un asunto tan incómodo como persistente: el origen del patrimonio inmobiliario que ha disfrutado junto a su esposa, Begoña Gómez.
No hablamos de herencias lejanas ni de fortunas abstractas; la polémica tiene nombres, direcciones y hasta portero automático.
Son cuatro inmuebles de alto valor en Madrid y Mojácar, adquiridos a lo largo de dos décadas por la familia Gómez gracias a los beneficios generados por la gestión de saunas y prostíbulos en la capital.
Este episodio, que podría formar parte de una serie titulada “Casas, saunas y Moncloa”, ha reabierto el eterno debate entre vida privada y responsabilidad pública.
¿Debe importarnos si el presidente duerme en un piso financiado por negocios que hoy serían impensables en su partido? ¿Dónde acaba la intimidad y empieza la exigencia ética al máximo dirigente?
Estas son las cuatro casas pagadas con el dinero de las saunas de las que Sánchez se ha beneficiado durante los últimos años https://t.co/P462gVQ1YF vía @eldebate_com
— JAVIER (@JAVIER27264974) July 19, 2025
Las cuatro casas: lujo, discreción y mucho debate
Vamos a los hechos concretos. Las viviendas que han generado la controversia son las siguientes:
- Piso en Somosaguas Park (Pozuelo de Alarcón): Primer domicilio conyugal de Sánchez y Begoña Gómez. Adquirido en 1997, cuando ella tenía apenas 22 años, gracias al respaldo económico familiar vinculado a los negocios de saunas.
- Apartamento en Mojácar: Segunda residencia donde veraneaba la pareja. También comprada por Begoña Gómez utilizando fondos procedentes de la sociedad familiar San Bernardo 36 SL.
- Vivienda en Pozuelo: Tras abandonar Somosaguas Park, el matrimonio se trasladó a otro inmueble cercano, igualmente sufragado con los mismos fondos.
- Apartamento en la calle Prado (barrio de Las Letras, Madrid): Propiedad adquirida en 2004, cuando Gómez tenía 28 años. Actualmente alquilado a terceros; según consta en el Registro de la Propiedad, fue un regalo directo del padre de Begoña, Sabiniano Gómez.
Estas casas no son simples refugios familiares: representan un símbolo tangible de cómo los ingresos procedentes del negocio sexual han servido para cimentar el entorno privado del presidente del Gobierno.
El negocio familiar: saunas, prostíbulos y estrategias de ocultación
El origen del dinero es tan relevante como las propias viviendas. La familia Gómez gestionó durante años una red de saunas gais y prostíbulos en Madrid bajo el paraguas de la sociedad San Bernardo 36 SL. La figura clave es Sabiniano Gómez, suegro del presidente, quien lideró junto a sus hermanos este negocio desde los años ochenta hasta bien entrados los dos mil.
La actividad no solo se limitó a ofrecer servicios sexuales; según investigaciones periodísticas recientes y documentos filtrados, estos locales habrían servido también para captar imágenes y audios comprometidos de clientes influyentes –jueces, empresarios e incluso periodistas– con posibles fines extorsivos o como moneda política. Aunque nunca se ha probado judicialmente esta vertiente más turbia, el rumor ha sido suficiente para alimentar titulares.
En paralelo al ascenso político de Sánchez dentro del PSOE, la familia Gómez habría maniobrado para ocultar parte del patrimonio inmobiliario y desviar el foco sobre el origen de los fondos. Las operaciones inmobiliarias se realizaron siempre a nombre de Begoña Gómez o sociedades interpuestas; incluso hay constancia documentada de coordinación entre varios miembros familiares para mantener estas adquisiciones fuera del radar mediático mientras Sánchez escalaba posiciones políticas.
La protección institucional: cámaras ocultas y archivo exprés
Uno de los episodios más llamativos es el archivo exprés por parte de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) –cuando estaba presidida por un allegado al entorno socialista– de dos denuncias relativas a cámaras ocultas instaladas en las saunas gestionadas por Sabiniano Gómez. Estas cámaras habrían grabado sin consentimiento a clientes durante años. A pesar de las evidencias presentadas por antiguos empleados y usuarios, ambas denuncias fueron archivadas sin mayor investigación ni repercusión pública significativa.
Este movimiento ha sido interpretado por sectores críticos como una muestra más del blindaje institucional que rodea al presidente y su familia política ante cualquier atisbo de escándalo susceptible de erosionar su imagen pública.
“Sabiniano era el quinto del Peugeot”: anécdotas familiares y viejas glorias
Entre las muchas historias que circulan sobre el pasado empresarial familiar destaca la figura casi legendaria de Sabiniano Gómez, apodado entre allegados como “el quinto del Peugeot”. El mote proviene tanto del modelo clásico que conducía como de su habilidad para moverse discretamente entre negocios poco convencionales. Este apodo ha cobrado nueva vida tras las filtraciones periodísticas que vinculan sus actividades empresariales con estrategias políticas sutiles pero efectivas: mientras Sabiniano gestionaba “el negocio” desde las sombras, su hija consolidaba una posición social que acabaría llevándola hasta La Moncloa.
El debate público: ¿vida privada o cuestión política?
El Partido Popular no ha dudado en explotar esta cuestión políticamente. En palabras recientes del líder popular Alberto Núñez Feijóo ante el Congreso: “Sánchez se ha beneficiado directa e indirectamente del abominable negocio familiar”. El propio Feijóo ha insistido en que no se trata solo del pasado privado sino de posibles incompatibilidades éticas entre la vida personal y las responsabilidades públicas más altas.
La respuesta socialista ha oscilado entre acusaciones de “guerra sucia” mediática y silencios estratégicos. Sin embargo, la pregunta sigue vigente: ¿puede un presidente permitirse ignorar el origen turbio del patrimonio que disfruta su familia? O dicho con humor castizo: ¿Puede alguien dormir tranquilo en un colchón pagado con sábanas ajenas?
Curiosidades sobre el caso
- El apartamento en Las Letras estuvo alquilado durante años a un ciudadano dominicano dedicado al negocio inmobiliario.
- La sociedad San Bernardo 36 SL fue liquidada discretamente poco antes del salto definitivo político de Sánchez.
- Según testimonios recogidos por varios periodistas, existía una lista negra interna con nombres ilustres que habrían frecuentado las saunas bajo pseudónimo.
- El apodo “el quinto del Peugeot” es ya tendencia irónica entre círculos políticos madrileños cuando surge cualquier noticia sobre patrimonios familiares opacos.
La historia sigue abierta. A veces, lo más interesante no está solo en los grandes discursos ni en los mítines multitudinarios… sino tras las puertas cerradas –y perfectamente insonorizadas– de alguna vivienda exclusiva comprada al calor discreto pero constante del dinero fácil.
