TENSIÓN EN PLATÓ POR EL APOYO AL EJECUTIVO

La activista Afra Blanco se pone de uñas en directo defendiendo el bochornoso manifiesto sanchista

La activista sindical Afra Blanco protagoniza un tenso enfrentamiento al respaldar el manifiesto de apoyo a Pedro Sánchez, generando debate sobre la polarización política y la libertad de expresión

La activista Afra Blanco se pone de uñas en directo defendiendo el bochornoso manifiesto sanchista

La política española ha vuelto a encontrar en los platós de televisión un escenario para sus más crudos enfrentamientos. Esta vez, el epicentro lo protagoniza Afra Blanco, reconocida activista sindical y habitual tertuliana televisiva, al defender sin ambages el controvertido manifiesto de apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez. El documento, firmado por cerca de un centenar de personalidades —desde cineastas como Pedro Almodóvar hasta músicos emblemáticos como Ana Belén, Víctor Manuel o Miguel Ríos, pasando por exministros socialistas— ha generado un terremoto mediático. No solo por su tono excluyente, sino por cargar frontalmente contra quienes no respaldan al Ejecutivo.

En una acalorada discusión en el programa Espejo Público, Afra Blanco no dudó en recomendar a “la otra puñetera parte” que presente una moción si no están conformes con el rumbo del país. Su defensa del manifiesto fue tan vehemente como habitual en su estilo, algo que desató la respuesta inmediata de la periodista Carmen Morodo, quien le pidió moderación y menos aspavientos. La tensión en plató fue palpable y ejemplificó el clima de división que atraviesa tanto los medios como la sociedad española.

Manifiestos “bochornosos” y la guerra cultural televisada

El texto respaldado por Blanco no se queda corto en su tono: dos folios y medio en los que se acusa a toda voz crítica con el Gobierno de alinearse con intereses reaccionarios. El documento busca blindar la continuidad de las políticas progresistas y frenar, según sus firmantes, el avance de la “extrema derecha”. Sin embargo, para buena parte del espectro mediático y político —y también para no pocos ciudadanos— este tipo de iniciativas se perciben como una muestra más del sectarismo reinante.

El propio debate televisivo sirve como radiografía social. Mientras Blanco insistía en su derecho a expresar con vehemencia su apoyo al Ejecutivo (“Yo me expreso como me expreso”, zanjó ante las críticas), Morodo recordaba que lo preocupante es “un país paralizado” por los escándalos de corrupción, sin presupuestos y con un Gobierno “acechado por todos lados”. La periodista subrayó que mantendría esa postura crítica ante cualquier color político, exigiendo objetividad frente a las cegueras ideológicas.

Antecedentes: crispación política y maniobras mediáticas

El contexto no puede entenderse sin repasar los últimos meses: escándalos como el caso Koldo —con Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE, en prisión preventiva— han minado la credibilidad del Ejecutivo. Las medidas anticorrupción anunciadas por Sánchez buscan contener la hemorragia política e intentar prolongar una legislatura ya agotada para muchos analistas. No obstante, ni los socios parlamentarios parecen convencidos ni la opinión pública muestra señales claras de confianza.

En este caldo de cultivo surgen iniciativas como el citado manifiesto, percibido desde sectores críticos como un intento desesperado de cerrar filas e insuflar oxígeno político al sanchismo más ortodoxo. Y es aquí donde figuras mediáticas como Afra Blanco encuentran su espacio: defensora del sindicalismo combativo y curtida en polémicas desde sus inicios en TV3 o La Sexta, nunca ha rehuido la controversia ni dentro ni fuera del plató.

Consecuencias: polarización creciente y nuevas trincheras

La reacción ante este tipo de manifestaciones públicas es casi instantánea. Por un lado, refuerza las posiciones del electorado más fiel al PSOE; por otro, sirve como combustible para la oposición política y mediática, que denuncia una operación propagandística digna de tiempos menos democráticos. El debate sobre los límites entre libertad de expresión y crispación política vuelve así al primer plano.

En paralelo, episodios como el vivido en Espejo Público alimentan la percepción —no siempre infundada— de que los grandes debates nacionales se dirimen más en los medios que en las instituciones. La figura de Afra Blanco ilustra a la perfección esta tendencia: activista incansable, capaz de desnudarse frente a organismos públicos para reclamar derechos laborales o emocionar a la audiencia recordando incendios en Lugo, pero también blanco habitual de quienes rechazan sus métodos directos y su discurso intransigente.

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Autor

Cristina López Mantas

Cristina López Mantas (1994) es graduada en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, redactora de política en Periodista Digital.

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