El PSOE ratifica su condición de partido más corrupto y putero de Occidente.
Y el mérito en la renovación del titulo corresponde sin duda a Pedro Sánchez.
La reciente historia del sanchismo se asemeja cada vez más a un guion de serie de intriga que a un relato de avance social: saunas en Sabiniano, ‘sobrinas’ cachondas en el caso Ábalos y ahora la bragueta de Paco Salazar marcan un panorama político que choca con el lema de “gobierno feminista”.
La cuestión va más allá de lo moral; se convierte en un problema estructural y político: ¿cómo es posible que un partido que se presenta como baluarte frente a la derecha esté atrapado en su propio discurso sobre las mujeres?
Mientras se emiten juicios sobre “reaccionarios” y “machismo de la ultraderecha”, en la Moncloa y en el PSOE se acumulan denuncias de acoso, silencios prolongados y una cultura interna que ha dejado a varias mujeres desprotegidas ante el poder del aparato.
La llamada “estafa Sánchez” no es simplemente un grito opositor: es una sensación creciente, también entre algunos sectores del socialismo, de que el envoltorio feminista oculta prácticas muy antiguas.
«Parece que en el PSOE de Sánchez hay que ser corrupto, putero o acosador para ascender» pic.twitter.com/NQ0X3yQ9QS
— Eduardo Inda (@eduardoinda) December 5, 2025
Del ‘caso Ábalos’ al ‘caso Salazar’: un patrón que se repite
El antecedente es conocido. José Luis Ábalos, exministro y exsecretario de Organización, fue discretamente apartado en medio de un cóctel explosivo repleto de sospechas sobre corrupción, negocios oscuros y un entorno plagado de saunas, escorts y amistades peligrosas.
La entonces vicepresidenta Carmen Calvo admitió haber trasladado a Sánchez información sobre “desmanes” en la vida privada de Ábalos, tras lo cual el presidente decidió cesarlo como ministro y número dos del partido.
Sin embargo, Calvo sostiene que no tenían conocimiento alguno sobre la corrupción cuando fue apartado, lo que refuerza la percepción de que Moncloa conocía al menos parte del deterioro ético en el círculo cercano al presidente pero reaccionó tarde, moviéndose solo tras filtraciones periodísticas.
Esa misma lógica se ha repetido con Santos Cerdán, otro secretario de Organización caído en desgracia a quien Sánchez también aseguró haber “descubierto” por los medios, pese a su cercanía e influencia interna.
En este contexto surge Francisco “Paco” Salazar, exalcalde de Jun y uno de los hombres más cercanos a Sánchez tanto en Moncloa como en el PSOE. Salazar no ocupaba un cargo menor: fue secretario general de Coordinación Territorial en Moncloa y estaba destinado a convertirse en el “secretario de Organización en la sombra”, una pieza clave dentro del engranaje interno del partido. Su influencia abarcaba federaciones, Ferraz e incluso el propio complejo presidencial.
Las denuncias por parte de mujeres que trabajaron bajo su mando describen comportamientos que difícilmente concuerdan con los principios feministas del PSOE:
- Salir del despacho con la cremallera bajada y “subirse la bragueta frente a ti”.
- Representar felaciones y hacer comentarios despectivos sobre los cuerpos de sus subordinadas.
- Enviar mensajes y WhatsApp insinuantes a las trabajadoras bajo su mando.
Las mujeres denunciantes relatan conductas “humillantes, vejatorias y misóginas”, acompañadas por represalias contra quienes intentaban establecer límites. Todo esto sucedía dentro de la oficina del presidente del Gobierno y en un partido que se reivindica como referente en la lucha contra la violencia machista.
Cinco meses de silencio y un “error en la velocidad”
Lo más devastador del caso Salazar no son solo los hechos denunciados, sino cómo fueron gestionados políticamente. Dos trabajadoras de La Moncloa, afiliadas al PSOE, presentaron sus denuncias en julio a través del canal interno antiacoso del PSOE.
Lo sucedido después ha abierto una profunda grieta interna:
- La Oficina Antiacoso no contactó con ellas durante cinco meses.
- Los escritos denunciando las situaciones “desaparecieron del sistema”, sin ser tramitados hasta que la prensa reveló el bloqueo.
- El órgano antiacoso, supuestamente independiente, quedó inactivo mientras Salazar continuaba influyendo dentro del partido.
Solo cuando el escándalo llegó a los medios, el PSOE decidió suspender a Salazar como militante y abrir expediente. Fue entonces cuando Pedro Sánchez se vio obligado a intervenir: durante una conversación con periodistas, asumió “en primera persona” que hubo un “error en la velocidad” y en la comunicación con las víctimas, aunque negó cualquier tipo de “connivencia” o protección deliberada.
Este enfoque ha generado indignación entre referentes feministas dentro del propio PSOE. Dirigentes como Adriana Lastra y responsables del área de Igualdad en diversas federaciones han solicitado explicaciones públicas e insisten en que si se confirman las acusaciones debería llevarse el caso ante la Fiscalía. Sin embargo, Sánchez ha cerrado esa puerta: sostiene que “legalmente no es posible” que el partido presente una denuncia y que deben ser las víctimas quienes acudan a los tribunales.
Mientras tanto, Ferraz ha reconocido internamente no haber estado a la altura y admite que las acusaciones son “detalladas e intolerables”, asumiendo también que no se ofreció apoyo adecuado a las víctimas. Esta autocrítica contrasta con la negativa a activar una vía judicial, alimentando así una sensación generalizada de doble moral.
Torremolinos y el eco desde Moncloa: cuando los problemas se multiplican
El fuego no solo estalla desde Madrid. En Torremolinos, el PSOE ha tenido que suspender al secretario general local, Antonio Navarro, después de recibir una denuncia por acoso sexual presentada por una concejala socialista. La edil había acudido durante meses al partido sin obtener respuesta alguna antes de verse obligada a recurrir a los juzgados porque su situación era insostenible.
A su vez, el partido admitía fallos graves en la gestión relacionada con las denuncias contra Salazar. Varios miembros socialistas reconocen que esta coincidencia temporal entre ambos casos ha socavado gravemente la credibilidad del discurso feminista promovido por el PSOE. Un dirigente del Ejecutivo reconoce: “si ya tuvimos un incendio por acoso en julio, estate atento; está claro que esto es un punto crítico”.
En ambos episodios se repite un mismo patrón:
- Mujeres militantes acudiendo primero a los mecanismos internos disponibles.
- Inacción o demora por parte de los órganos competentes.
- Respuesta únicamente tras la presión mediática o judicial.
Es ante este espejo donde cobran sentido afirmaciones contundentes circulando ya entre opositores y sectores críticos: que nadie ha puesto más en riesgo a las mujeres que Sánchez o que su discurso feminista resulta ser un simple fraude. No es solo retórica parlamentaria; es una interpretación respaldada por una secuencia clara de decisiones (o inacciones) provenientes del entorno presidencial.
El mapa de poder de Salazar y la dependencia demoscópica de Sánchez
Para entender por qué este caso ha impactado tanto al PSOE hay que analizar el complejo mapa de poder alrededor de Paco Salazar. El exalcalde de Jun se convirtió en una pieza clave dentro del engranaje sanchista: asesor demoscópico, estratega electoral y hombre absolutamente confiable para Sánchez.
Según testimonios internos, Sánchez está “enganchado” a los datos estadísticos, tablas evaluativas e informes demoscópicos; Salazar le proporcionaba esa “metadona” demandada constantemente por el presidente. Así fue como después caídas como las de Ábalos y Cerdán, precisamente él fue quien recibió la responsabilidad sobre el diseño para una nueva Secretaría de Organización –el corazón operativo del partido–.
En ese ámbito mantenía:
- Contactos directos con la nueva secretaria orgánica, Rebeca Torró, quien habría sido impulsada por él mismo para ocupar ese puesto clave.
- A su “número dos” en Moncloa, Antonio Hernández, dirigiendo un equipo donde varias mujeres denunciaron tratos degradantes.
- Reuniones con la ministra portavoz Pilar Alegría, incluso cuando ya existían denuncias registradas; encuentros calificados por ella como “estrictamente personales”.
A esto se añaden investigaciones llevadas a cabo por la Guardia Civil sobre supuestas irregularidades relacionadas con el Ayuntamiento de Dos Hermanas, donde Salazar habría cobrado como técnico sin presentarse al trabajo; podría enfrentar acusaciones por malversación, prevaricación o tráfico de influencias. Mientras el PSOE proyectaba su imagen como baluarte contra corrupción ajena, uno de sus hombres fuertes acumulaba sospechas tanto por acoso como por privilegios económicos.
El resultado es realmente explosivo: poder orgánico consolidado, blindaje político e impunidad cultural han dejado desprotegidas a las denunciantes.
La «estafa» del relato feminista y cómo erosiona al sanchismo
En términos políticos, lo ocurrido con Salazar le ha permitido a la oposición construir un relato claro para captar la atención pública: mientras predica un feminismo superficial desde las pancartas externas, protege activamente –por acción u omisión– a hombres acusados dentro suyo relacionados con casos graves como el acoso sexual.
El líder popular، Alberto Núñez Feijóo، llegó incluso afirmar que si todo se confirma sería obvio considerar al señor Salazar como «un guarro», argumentando además que alguien así no puede ser asesor principal del presidente. Feijóo acusa al PSOE además de mantener una «doble moral» y califica al partido como «peligroso para las mujeres». Por su parte، Vox denuncia también esta «pérdida» de denuncias internas y abandono hacia las víctimas involucradas .
Dentro mismo del socialismo hay malestar palpable. Dirigentes feministas recuerdan cómo han exigido numerosas veces dimisiones inmediatas ante meras sospechas relacionadas con machismo o violencia hacia género entre otros partidos; mientras tanto han tardado cinco meses para atender denuncias muy explícitas provenientes dos trabajadoras frente al comportamiento inaceptable mostrado por uno alto cargo desde Moncloa .
El discurso oficializado por Sánchez –“error en la velocidad”, “lo asumo personalmente”, “me enteré gracias prensa”– sigue reproduciendo patrones ya vistos previamente con casos anteriores relacionados ábalos o cerdán : siempre parece llegar tarde respecto lo acontecido entorno suyo más cercano , proclamándose adalid regenerativo . Esta distancia entre lo dicho versus real alimenta sensaciones vinculadas directa mente hacia idea popularizada denominada “estafa Sánchez”.
Curiosidades reveladoras sobre este clima
Más alládel núcleo central escandaloso , caso salazar deja colección detalles sorprendentes :
- Una frase recurrente pronunciada exasesor según testimonio era : “Yo siempre gano ,por civil o criminal.” .
- A pesar renunciar cargos , rápidamente estableció consultora privada para seguir asesorando dirigentes socialistas tanto España países Costa Rica ,Uruguay Colombia utilizando contactos gestionados desde mismo PSOE . .
- Varias mujeres pertenecientes partido afirman necesitarían tres vidas para comprender enamoramiento político existente entre Sánchez hacia salazar . .
- En tan solo semana ,PSOE debió lidiar simultáneamente denuncias acoso registradas Moncloa expediente líder local Torremolinos presión ejercida propias referentes feministas pidiendo llevar caso Fiscalía . .
En formación política donde hizo «no es no» uno pilares identidad ,que víctimas hayan tenido esperar meses ser escuchadas así cómo denuncias desaparecieron sistema interno habla mucho estado actual sanchismo más cualquier lema campaña . A estas alturas , ni mejor demoscopia Paco salazar parece capaz ocultar tal realidad.
