DESPILFARRO FRANQUISTA EN MONCLOA

Cierra el Año de Franco sanchista: el esposo de Begoña ha dedicado 28 millones a pagar a los pesebreros

El Gobierno de Pedro Sánchez concluye 2025 con un gasto de 28 millones en conmemorar la muerte de Franco, mientras la corrupción acecha a su entorno y los pesebreros se reparten el dinero público

Cierra el Año de Franco sanchista: el esposo de Begoña ha dedicado 28 millones a pagar a los pesebreros
Sánchez (PSOE) y el general Franco. PD

Ha sido el año de la corrupción desbocada, los escándalos sexuales, las mordidas ilegales y la entrada en prisión de los máximos prebostes del «sanchismo».

Y el de las mangancias sin control.

El Consejo de Ministros ha dejado caer, casi sin querer, que su patético Año de Franco ha consumido 28 millones de euros de los presupuestos de 2025.

Esta cantidad, aprobada a través de una modificación presupuestaria poco visible, financia en teoría más de 400 actividades, entre las que hay exposiciones, conciertos, talleres educativos y campañas digitales, pero en la práctica se ha ido casi entera a ‘premiar‘ a los pesebreros que han ido a recordar que hace 50 años Francisco Franco se murió en la cama.

Han chupado del bote bastantes progres, incluido, por supuesto, Máximo Pradera, quien tocó la guitarra y cantó como un pato afónico en al menos tres eventos.

Cobró alrededor de 4.500 euros por actuación.

Lo que el Gobierno del marido de Begoña presenta como un homenaje a la transición democrática, era una cortina de humo para intentar tapar los escándalos de corrupción que han marcado el año del PSOE y al Gobierno Frankenstein.

Mientras Moncloa presume de un extenso catálogo de logros en Memoria Democrática, la realidad revela un engranaje burocrático que consume recursos sin control.

El programa incluye la creación de un comisionado específico, instalaciones artísticas y mesas redondas que, según sus críticos, parecen más diseñadas para desviar la atención sobre las miserias del sanchismo que para educar en democracia. En un año donde la corrupción ha sido la verdadera protagonista —con casos que salpican al círculo cercano a Sánchez—, estos 28 millones pagados por los contribuyentes resuenan como un despilfarro innecesario.

Imaginen esto: mientras el país debate sobre subidas impositivas, el Ejecutivo destina enormes sumas a podcasts y eventos en torno a un dictador que, curiosamente, divide más a los españoles hoy que hace medio siglo.

Franco, Memoria viva de España

Para contrarrestar estas sinvergonzonerías del Gobierno en lo que al año de la 50 efeméride de la muerte de Franco, Alfonso Rojo puso en marcha en Periodista Digital una docu serie que ha resultado ser todo un éxito. De la mano del periodista Eduardo García Serrano y del historiador Fernando Paz, son cientos de miles los espectadores que a lo largo de los 17 capítulos emitidos este 2025 han podido disfrutar de la verdad de Francisco Franco. Aquí les dejamos la web con todos los programas y el primer capítulo:

El despilfarro en altos cargos y pesebreros: un récord histórico

El Gobierno de Pedro Sánchez no se queda solo con los 28 millones del Año Franco. Ha alcanzado su propio récord en gasto destinado a altos cargos y asesores, alcanzando los 144,86 millones de euros hasta octubre de 2025, lo que supone un aumento de 11,8 millones respecto a 2023. Tanto Pedro Sánchez como Félix Bolaños concentran un total de 477 asesores solo en sus despachos, parte del total de 948 que viven del erario público sin apenas transparencia. Estos pesebreros, como les llaman sus detractores, constituyen un ejército de personal eventual cuyo coste ha pasado de 45 millones en 2020 a unos impresionantes 65,75 millones este año.

Los beneficiarios del programa España en Libertad tampoco se quedan atrás. Asociaciones y proyectos afines han recibido subvenciones por valor adicional de cinco millones, sumándose a exhumaciones, homenajes y oficinas especializadas que elevan el gasto total en Memoria Democrática por encima de los 40 millones desde la aprobación inicial de la ley. Según ha destapado Periodista Digital, el Gobierno ha entregado diplomas a ex terroristas de ETA pidiendo perdón a Franco, lo cual resulta ser una mezcla grotesca entre memoria histórica y propaganda. El esposo de Begoña Gómez, implicado en fundaciones poco claras, es un claro ejemplo del clientelismo: su red ha recibido millones en contratos públicos mientras las conmemoraciones sobre Franco distraen con actos que no logran ocultar ni por asomo los cientos de escándalos ocurridos durante 2025.

Es irónico pensar que el mismo Ejecutivo que pretende derribar el Valle de los Caídos, medio siglo después del fallecimiento del dictador, gasta fortunas recordándolo. Como relata Periodista Digital, parece que Sánchez recurre a la figura del dictador para desviar la atención sobre las miserias relacionadas con figuras como Santos Cerdán, dejando al descubierto su estrategia[web:3]. Los cientos de actos —más de 400— no han servido para nada: la corrupción ha sido la gran protagonista del año, con investigaciones que rodean al círculo íntimo del presidente.

Antecedentes: desde la Ley de Memoria hasta la ofensiva presupuestaria

Todo comienza con la llegada de la Ley de Memoria Democrática, que ha blindado políticas estatales ante comunidades autónomas críticas y declarado ilegítimos los tribunales franquistas. El Gobierno ha trabajado en exhumaciones, retiradas simbólicas —como los restos de figuras como Queipo de Llano y Primo de Rivera— y acciones legales contra la Fundación Nacional Francisco Franco. Pero es en 2025 donde el salto cualitativo se hace evidente: el programa España en Libertad se convierte en eje central, con esos mismos reordenados 28 millones provenientes del presupuesto prorrogado desde 2023.

En este contexto, Pedro Sánchez utiliza estas conmemoraciones para contrarrestar una narrativa nostálgica hacia el franquismo que divide a los españoles y parece quitarle el sueño al presidente según señala Periodista Digital. Sin embargo, resulta revelador observar cómo este enfoque llega justo en un año marcado por prórrogas presupuestarias y techos históricos —con unos impresionantes 216.177 millones destinados para 2026—; parece más bien una estrategia para desviar miradas hacia la corrupción. Los beneficiarios incluyen asociaciones subvencionadas —más de 600 proyectos por cinco millones— junto a un nuevo aparato burocrático: fiscales especializados, comisiones técnicas y bancos dedicados al ADN.

El gasto destinado a publicidad institucional agrava aún más esta situación: se han establecido cifras sorprendentes como los 158 millones destinados para 2024; esto es siete veces más comparado con lo gastado durante el mandato anterior bajo Rajoy. Mientras tanto, se prevén campañas ya aprobadas hasta para 2026. A pesar del discurso gubernamental sobre recortes, las cifras reflejan una multiplicación tanto del número asesores como eventos organizados. La corrupción continúa siendo omnipresente: desde el caso conocido como Koldo hasta imputaciones cercanas a Begoña Gómez; todos estos actos conmemorativos parecen haber fracasado rotundamente al intentar eclipsar esta podredumbre.

Descrédito y derroche en tiempos difíciles

Con España inmersa en prórrogas presupuestarias y una presión fiscal disparada hacia arriba, esos 28 millones destinados a pesebreros son una burla hacia los contribuyentes.

El Gobierno Frankenstein contamina las instituciones públicas con clientelismo y cada día más cutre. Son varios los medios que apuntan a esta cifra y destacan algunas de las burdas cosas en las que han gastado el dinero relativo a esto. Por ejemplo VozPópuli detalla cómo el Francomodín ha supuesto un gasto sin freno…

No hay datos claros sobre identidades ni sueldos asignados a los pesebreras, ni detalles sobre cómo se reparten las subvenciones.

Termina como empezó el intento fallido por reescribir la historia: Franco sigue dividiendo opiniones, pero ahora lo hace cargando nuestros impuestos, con cientos de actos que han tenido un impacto nulo y no han servido para nada más allá de incrementar beneficios económicos entre allegados.

¿Sirven realmente esos cientos de actos para algo más que clientelismo?

El Año Franco ha sido un ridículo despilfarro: este programa incluye incluso podcasts relacionados con la muerte del dictador—quien falleció tranquilamente en la cama de un hospital público que él mismo mandó construir—, financiados también mediante fondos públicos.

En resumen: durante este Año Franco se convierte en uno de los mejores negocios del Gobierno… pero solo para sus pesebreros.

El despilfarro sanchista no entiende de fechas límites.

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