Una etarra con 28 muertos en su haber que le afea a su confesor su afición a los toros.
En las páginas de El Mundo de este 26 de febrero de 2018 encontramos la entrevista de Pedro Simón al jesuita José María Fernández-Martos.
José María visita los domingos la cárcel y acompaña y confiesa a reclusas comunes o que han pertenecido a ETA o al Grapo.
Una etarra le llegó a afear su afición taurina «porque ella era animalista y no soportaba la sangre».
La paradoja. Así se define en el reportaje. Una muestra de lo turbulento que puede llegar a ser exponerse ante ciertas psicologías humanas.
El diálogo fue así:
– «Me has decepcionado, José María»
– «¿Y eso?»
– «No sabía que te gustan los toros, ¿cómo te puede gustar ese espectáculo sangriento?»
«Me costó ir a reconciliarme con las internas de ETA. Si os digo la verdad, con alguna todavía se me tensa el estómago si sigue albergando propósitos de muerte», es la confesión del confesor, que aún así, sigue yendo a prisión a su encuentro y a cumplir con su obligación.
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