Yo, hace años, no me atrevía a opinar sobre temas en los que no me sentía medianamente preparado, pero como vengo observando que entre los considerados expertos, unos dicen una cosa y otros la contraria, he llegado a la conclusión de que es muy conveniente que hable la gente de a pie.
Yo, que en casi todo, y especialmente en economía, me considero de este último grupo, pienso, emulando a los sorianos Isidro y Moisés, que las cosas, en lo económico, no pueden seguir siendo como han sido hasta que llegó la crisis.
Y digo esto, porque, entre otras percepciones, desde hace tiempo vengo observando que el «made in China», el «made in Korea», o el «made in India» han ido sustituyendo al «made in Germany», al «made in Italy», o al «made in England».
Siendo esto así, ¿qué podemos esperar?. Y pienso que decir esto no es practicar el pesimismo; es tratar de ver la realidad como realmente es, para que los ciudadanos, políticos o no, tomemos las medidas adecuadas, vivamos de acuerdo con la realidad, nos hagamos a la idea, y, así, no nos llevemos grandes chascos desagradables.
Decir lo contrario, sería contribuir a que continúe la llamada cultura del maná, que, entre cosas, ha hecho que proliferen los «ni-ni» españoles, mientras que vemos a muchos inmigrantes de su misma edad trabajar (algunos ya son jefes) en bares, restaurantes o comercios.
¿Se han preguntado por qué? Espero que Wert saque adelante una reforma educativa exigente que acabe con la indisciplina y la blandenguería reinante.
Y animo a Llamazares, Cayo Lara o a Toxo a que presionen al gobierno comunista chino para que ponga en práctica una legislación laboral que haga que los obreros chinos trabajen en condiciones no peores que las de países capitalistas, y, así, no tengan que emigrar a naciones como España. Por otra parte, sería la forma de que unos países y otros pudiesen competir en condiciones similares.
